Me encontraba acostada en el sillón leyendo un libro cuando derepente veo a Cinco con una taza de café en la puerta.
- ¿Quieres una foto?- Pregunté sin apartar la vista de las páginas.
- Si, de echo no tenemos fotos juntos.- Me respondió.
- De echo en ningún momento me la has pedido.- Lo miré.- Debería de ponerte algo que no sea el uniforme de la academia. ¿Quieres comprar ropa?
- Tonterias (T/N), no necesito más ropa.
- Vale pero...- Me levanté y caminé hacia él poniendole una mano en su hombro.- Apestas.Después de eso continué caminando a mi habitación. Cuando iba a entrar por la puerta Cinco volvió a aparecer.
- Pues parece que mi olor te gusta mucho.- Dijo orgulloso.
- Que sepa disimular no significa que me guste.- Reí.- ahora aparta, tengo que ducharme, la gente normal solemos hacerlo.Entré a la habitación y volvió a aparecerse enfrente mia.
- Bien, me bañaré contigo, así me enseñas como se hace.- Me sugirió seductoramente apoyando un brazo en la pared.
- Vale bebe, ¿También necesitas que te cambie el pañal?- Levanté una ceja.
- No, pero puedes quitarme lo que hay en vez de un pañal.Negué con la cabeza rodando los ojos y lo aparté de mi camino.
- ¿Puedes dejar de hacerte la imposible?- me preguntó molesto.- Está bien que seas dificil, me gustan las cosas complicadas, pero llevo desde el entierro de papá intentando volver a estar como antes. Te recuerdo que eras la única con la que tenía contacto desde la comisión.
Mi expresión cambió.
- Perdón, simplemente ando perdida, siento que algo malo va a pasar.- Le dije calmada.
- Vamos a impedir el fin del mundo.- Afirmó.
- ¿Y si no lo conseguimos?
- Pues no podría estar más agradecido de la persona con la que pasaré mis últimos momentos.