Luego de que Kogami deja Japón, la depresión en Akane aumenta.
Aunque ella trata de ocultarlo, Ginoza se percata de ello e intenta levantar el estado de animo de Tsunemori ... conforme lo hace, distintos sentimientos lo embargan, haciendo que desee...
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Luego de que de Kogami desertara dejando un desastre a sus espaldas, Akane tomó el mando del escuadrón 103 del Departamento de Seguridad Pública, ya que debido al estrés provocado por los acontecimientos anteriores, Ginoza fue degradado a ejecutor. Pese a que ya habían pasado varios meses desde tal incidente, Akane seguía recordándolo ávidamente.
En ocasiones los pensamientos la consumían incluso durante su trabajo, sin mencionar que en ocasiones había un familiar aroma a humo de tabaco emanando de su ropa, pequeños detalles que Ginoza notaba en seguida y que le hacían preocuparse cada vez más por que el tono de la inspectora pudiera tornarse oscuro repentinamente como sucedió con el suyo. Sin embargo él prefería no ser tan directo respecto a ello, puesto que no sabía como reaccionaría la chica si le preguntaba de forma imprevista, ¿y si se enojaba con él porque se entrometía demasiado en su vida privada?. Kogami era el mejor amigo de Ginoza desde hace varios años atrás, y por ello sabía que tipo de relación mantuvo con Akane y entendía perfectamente los sentimientos de ella, cosa que aumentaba el enojo del ejecutor.
Puesto que él no sabia que hacer al respecto; decidió que era mejor preguntarle a alguien mas, probablemente a una mujer, aunque sus opciones eran demasiado limitadas ya que las únicas mujeres que conocía eran Shimotsuki (a quien no valía la pena preguntarle porque era nueva y desconocía las circunstancias, ademas de que evitaba todo lo que estuviera relacionado con Akane) y Yayoi (que era bastante callada y a pesar de haber trabajado con ella durante años, él no estaba completamente seguro de lo apropiado que sería su consejo). Ginoza lanzó un suspiro frustrado que llamo la atención de Akane.
- ¿Ocurre algo malo, Ginoza-san? - pregunto la chica colocando una mano sobre el hombro del ex-inspector.
- No es nada inspectora - respondió él, preguntándose como ella podía ver a través suyo sin dificultad. Akane no parecía estar satisfecha con esa respuesta y ladeo la cabeza para mirar mejor las expresiones del pelinegro.
- Me pregunto que tan cierto será eso.
- No estoy mintiendo - bufó el ejecutor a modo de respuesta, a lo que Akane frunció el entrecejo intentando hacer un puchero como una niña a la que le arrebataron un dulce.
- Mentiroso.
- Que no es mentira.
La respuesta de él había sido cubierta por su mano al intentar contener una carcajada, causada por las expresiones infantiles de su inspectora.
- ¿Lo ves?, ¡estas burlándote de mi! - musitó Akane mientras exageraba aún más su expresión, provocando que el ejecutor riera a carcajadas.
- ¡Ginoza-san! - gritó la inspectora un tanto molesta por la actitud de su subordinado.
- Lo lamento inspectora, no pude contenerlo - respondió él aún riendo.
- No le veo la gracia, Ginoza-san - la chica cruzó los brazos en señal de molestia mientras lo miraba con seriedad - no cambies de tema, a ti te ocurre algo.
