Luego de que Kogami deja Japón, la depresión en Akane aumenta.
Aunque ella trata de ocultarlo, Ginoza se percata de ello e intenta levantar el estado de animo de Tsunemori ... conforme lo hace, distintos sentimientos lo embargan, haciendo que desee...
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Pasaron varios días después del "incidente" del ramen, y conforme estos pasaban, la relación entre Akane y Ginoza ahora parecía ser mas de amigos que de inspectora y ejecutor, la mayor parte del tiempo se les podía ver juntos; ya sea caminando por los pasillos del edificio, comiendo juntos e incluso durante las investigaciones discutían el caso juntos antes de presentarle un reporte detallado a la directora.
Shion incluso hacia bromas incomodas a menudo acerca de la "estrecha" relación que ahora mantenían el pelinegro y la castaña, obviamente las reacciones de ambos al escuchar aquello siempre causaban bastante gracia a la analista.
Sin embargo estas bromas no hacían mas que confundir a Ginoza, de alguna forma se sentía bien al escuchar de alguien más que él y su inspectora "hicieran tan buena pareja" o "tuvieran buena química". Sin mencionar que en las ocasiones que Akane lo tocase, aunque solo fuese un instante, él siempre quería que ella no dejase de hacerlo. La situación comenzaba a irse por completo de las manos del ejecutor, al grado que en ocasiones soñaba con poder abrazar a Tsunemori, lo cual lo estaba matando.
El día había terminado, y todos se encontraban fuera de servicio, así que Ginoza decidió bajar a la sala común para hacer su entrenamiento diario y luego tomar una ducha.
Al pelinegro le pareció buena idea beber un trago luego de su ducha, para relajarse un poco, así que se encamino hacia la barra.
Al tomar un vaso de la mesa le pareció sentir que alguien le observaba, cuando volteo, vio a Akane, quien se encontraba en la puerta sonriendo maliciosamente.
- ¿Qué ocurre Ginoza-san? - preguntó la chica en tono de burla.
- Hmph, nada inspectora, simplemente me disponía a tomar un poco de alcohol, ¿no le gustaría acompañarme?- respondió él sacando una de las botellas que había dejado su padre, ella dudó por un momento antes de responder.
- Hmm, de acuerdo - la inspectora se acomodo sobre un sillón mientras su subordinado se limitaba a servir.
- Se lo advierto, este vino es demasiado fuerte, no vaya a sobrepasarse.
- No te preocupes, no lo haré.
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Aunque ella toleraba bastante bien el alcohol, hora y media después ya había comenzado a hablar de más.
- No sé por qué creí que se controlaría, inspectora - le reprendió Ginoza, mirándola con los brazos cruzados para enfatizar su molestia.
- Ya te he dicho que estoy bi-een.
- No le creo, ¡se ha bebido la botella entera prácticamente sola!- dijo arrebatándole a Akane el vaso del que bebía - ¡No tomará ni una sola gota más! - gritó.
