INTRODUCCIÓN

55 7 14
                                    

Una nota en el refrigerador llamó la atención de Arya.

Fui de compras.

Dormiré con Joffrey, vuelvo mañana. 

XOXO, Sansa.

Apretó el papel y lo convirtió en una bola amarilla. Sacó un trozo de pizza y lo puso a calentar en el horno. Mientras buscaba especias se puso a pensar en la egoísta de su hermana. ¿Por qué la dejaba sola? Se suponía que esa era su noche de películas, pero otra vez se quedaría más sola que un calcetín huérfano viendo la televisión y arreglando los muebles de su cuarto. Todo por culpa de Joffrey, quien juraba a Sansa que no podía vivir sin ella. Maldito mentiroso.

Aunque tal vez era verdad. Tal vez no podía vivir sin sexo.

La universidad había cambiado a su hermana. Sansa solía ser exageradamente dulce y protectora, pero lejos de la vigilancia de sus padres sucumbía por completo a su novio de toda la vida. Joffrey. Todo el amor que entregaba a su familia iba a parar a ese desgraciado, dejando apenas un poco para los demás. Arya no tenía idea por qué le gustaba tanto ese maldito engendro.

"No puedo ir a tu cumpleaños, tengo exámenes." "Saldré a comprar mis libros, prefiero ir sola." "Necesito descansar, estoy cansadísima." Mientras terminaba la escuela, Arya pensaba que la universidad era muy absorbente y que Sansa necesitaba dedicarle todo su tiempo, pero se enteró muy pronto de la cruda verdad. A su hermana sólo le importaba estar con Joffrey. Vivían juntas en el departamento que sus padres les habían regalado, pero era como si viviesen en dos puntos opuestos del globo. Apenas se veían.

El olor a quemado llamó su atención. La pizza estaba hecha una masa negra imposible de comer y el techo de la cocina estaba lleno de humo. Demonios. No importaba que supiera artes marciales, hacer cálculos matemáticos o arreglar muebles, era incapaz de calentar un miserable trozo de pizza. Para no complicarse sacó una rebanada del pastel de chocolate que había cocinado Sansa el día anterior y se sentó a ver una película. En la mejor parte recibió una llamada.

- ¿Cómo está mi hermana favorita?

- Tu favorito es Rickon, idiota - rió casi atragantándose con el chocolate -. ¿Cómo has estado?

- Sufriendo tu ausencia - respondió Robb -.  ¿Cómo está Sansa?

Justo en la herida.

- Salió de compras. Ya sabes cómo es cuando ve cosas bonitas - la risa de su hermano sonó por varios minutos sin dejar de hablar -. Le diré que dijiste hola.

- Apuesto que después irá con Joffrey. Ese idiota - la voz alegre se puso seria por un minuto -. No me gusta nada, no me importa que sea hijo del viejo Robert. Oye, mamá te echa de menos.

- Yo también.

- Lo que quiero decir es que quiere que vengan a casa este fin de semana. Hará una fiesta de primavera por lo alto, con comida y todo. Jon y yo tomaremos unos días libres para visitarles.

- ¿También irá Jon? - sonrió, consciente de que su sonrisa se reflejaba en su voz -. Yo he terminado casi todos mis exámenes, pero no sé si Sansa quiera ir.

- Convéncela. También invitaremos al pelmazo de su novio para que sea feliz. Y a su familia. Sansa adora a Myrcella.

- Myrcella es un encanto, pero no sé si pueda convencerla.

- Si eso no funciona, dile que mamá ya compró un par de vestidos para que estrenen en la fiesta - dijo al cabo de un rato -. Y que hará el pastel de limón que tanto le gusta.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 25, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

ᴢ ᴏ ᴍ ʙ ɪ ᴇ  -   ɢ ᴀ ᴍ ᴇ   ᴏ  ꜰ   ᴛ ʜ ʀ ᴏ ɴ ᴇ ꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora