Capítulo 3; parte 1

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Desperté con una sensación rara en el estómago, pienso yo que son los nervios, ya que desde hoy oficialmente comienza la misión, trabajo o como quieran llamarlo, más importante de mi vida y de mi carrera. Me levanté de la cama sin pereza alguna y entré al baño a darme una ducha, dejé que el agua se llevara todo rastro de nerviosismo y del alcohol que bebí ayer... Creo que se me pasaron un poco las copas, los nervios me jugaron en contra y espero no haberme comportado como una troglodita peleadora ni nada de eso. Gracias al cielo que no me duele la cabeza.

Cuando terminé de ducharme, me envolví en una toalla y fui hasta mi habitación, me acerqué a la cama y ahí tomé la ropa que había dejado preparada el día anterior. Me vestí con unos jeans y una camiseta holgada, color marrón, sequé mi cabello dejando que se formarán mis ondas naturales, y luego me maquillé de forma natural, rímel y labial... Me sentía rara, ya que no suelo maquillarme y desde que trabajo en el FBI ocupó el cabello atado, pues, allí he de demostrar que no soy como el común de las chicas. En fin, tomé mi teléfono y marqué él número de Harry, necesito saber si está listo.

- ¡Hey!, Scar. —dijo nada más al contestar el móvil, parecía entusiasmado. —

- Buen día —sonreí un momento. — ¿Ya saliste de tú casa Harry? —pregunté mientras tomaba mis cosas que utilizo al diario y las metía en mi mochila. —

- Noup, aún estoy en ello —dice en tono tranquilo y me lo imagino negando con la cabeza. — Pero ya estaba a punto de salir —dice casi de inmediato. —

- Perfecto, ¿Puedes pasar a buscarme?, por fis —le pido tratando de no sonar mandona y autoritaria como siempre lo hago. Aunque no sé si funcione. —

- Cuenta con ello linda, estoy en tú casa en 15 minutos más o menos —dice riendo bajo al notar mi esfuerzo, cosa que también me hace reír levemente. —

- Bien, gracias... te espero —dije con una amplia sonrisa y corté la llamada, estaba emocionada, ansiosa, y aterrada en partes iguales debido a lo que estaba a punto de hacer. He de ser muy cuidadosa. —

Tomé mi maleta con pesar, pues nunca es fácil para mí salir de mi casa, y bajé hasta la sala, dejé mis cosas cerca del sofá y entré a la cocina, para despedirme de mi madre y también de sus desayunos rápidos para llevar.

Ella me indica que no quiere que me vaya, que está asustada y lo entiendo, tengo un trabajo muy peligroso para mi vida. Trato de convencerla de que todo estará bien, que no me pasará nada y me hace prometer que no dejaré que ese tipo me haga daño. Y lo hago. Lo hago para que ella esté tranquila, aunque ambas sabemos que si ese tipo se entera de que soy agente del FBI podría matarme mientras duermo sin remordimiento alguno.

- ¿Ya te tienes que ir? —pregunta en un suspiro y con su gesto de preocupación tan frecuente. Sé que está tratando de no llorar. —

- No, aún no mamá, Harry pasará a buscarme dentro de diez minutos más menos —ella asiente y yo trato de sonreír. Me siento en una de las sillas que hay en la barra del desayuno. — Extrañaré tus desayunos exprés para llevar...

- Y yo extrañaré esa cabecita olvidadiza que tienes —sonríe y me abraza fuerte. No quiere que me vaya. —

- Ya verás que todo saldrá bien y pronto estaré en casa —susurro, confiada en que me crea y quite esa cara de tristeza que me parte el alma. —

- Te extrañare mucho, hija —dice entonces a punto de llorar. — ... ¿Cuánto tiempo dura la investigación? —pregunta tendiéndome una tostada que ya tenía preparada para mí. —

Enamorada De La Maldad (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora