La llegada de los padres y la fiesta de navidad.

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Durante el desayuno, Daniela ya no aguanto y le pregunto a sus padres (tíos), que solución o más bien que excusa le iban a decir a sus padres, sobre los pañales.

Mamá. De hecho Dani querida, esta es tu última semana con nosotros, ya que apenas lleguen tus papás te vas a pasar con ellos.

Papá. Así es, ellos me comentaron durante la llamada que ese acuerdo habías quedado con ellos y lo tienes que respetar.

-Por tanto, disfruta al máximo esta última semana, ya que a partir del viernes a las 10 pm, regresas a tu vida ordinaria-Dijo su tía con un tono de calma y a la vez de asombro.

Daniela. ¡Pero yo no quiero, me quiero quedar así con ustedes!

Remilgó Daniela.

Mamá. No tienes opción.

Daniela. ¡No!.

Papá. Obedecerás o te vamos castigar.

Daniela. ¡No!

Mamá. Ok, suficiente jovencita.

Papá. Estas castigada, ya no serás más una bebita, a partir de este momento regresas a ser una adulta y no solo eso. Te voy a castigar como a una.

La levantaron de la mesa, la llevaron a la sala y le quitaron el pañal y le dieron una buena cantidad de azotes en las nalgas, posterior le pusieron un par de calzones y la dejaron solo con su blusa.

Y nada de hacer berrinches como niña chiquita, que te saco al jardín como esta vestida a que te vean los vecinos-dijo con tono autoritario su tía en ese momento.

Tía Cristina. Y hasta que se me pase el mal humor, voy a decidir si te regreso a bebé o no. Y otra cosa, no porque regresaste a ser adulta quiere decir que te voy a devolver el celular. Es castigo, no premio.

Paso el resto del sábado y el domingo, como tenían que ir a misa le devolvieron su ropa para que se preparara para asistir, eso sí sin el celular.

Ya en la noche.

Daniela. Tía hasta cuando vas a seguir molesta, ya por favor perdón. No lo vuelvo a hacer.

Durante la cena, todo transcurrió con normalidad, ya cerca de las 10 de la noche. Carolina y ella entraron en la recámara de la primera, debido a que está tenía que levantarse temprano para ir a trabajar.

Cerca de la 1 am, sus padres entraron al cuarto, cargaron a Daniela y la llevaron a la cuna. Como de por sí tiene el sueño, muy pesado ni se percató de todo el movimiento.

A la mañana siguiente, cuando Daniela despertó, se percató que ya estaba de nuevo como quería y pudo disfrutar de su última semana como bebé.

Al llegar el viernes, con mucha tristeza entrego todo lo que tenía de bebé a su tía y a sus primas para que en la mañana se fuera con sus papás que llegaban en el vuelvo de las 10 am.

Tía Cristina. Tienes todo, verdad?

Daniela. Sí tía, aquí te entrego todo las cosas de bebé que compre. Todo excepto tres mudas de pull ups que oculto en un compartimiento secreto de su equipaje.

Tío Felipe. Bueno vamos, que tus papás ya deben de estar por aterrizar.

Cuando llegaron al aeropuerto, no tardaron mucho cuando sus padres de Daniela aterrizaron.

Jorge. A que bien se siente ya estar en tierra firme, después de dos extenuantes horas de vuelo.

Adriana. Sí tienes, razón. Ya quiero ver a nuestra hija.

Adriana. Mira allá esta tu hermana, con su esposo y los chicos.

Daniela. Mamá, papá. Los extrañe.

Papá. Y nosotros a ti, no dejan de preguntar tus tíos por ti.

Adriana. Hola, Cristina, Felipe, ¿Cómo han estado?

Felipe. Muy bien, todo tranquilo.

Cristina. Así es, solo tuvimos unos pequeños inconvenientes que tuvimos que solucionar.

Jorge. Todo bien, hermanita.

Cristina. Sí todo bien, no te preocupes.

Felipe. ¿Y bien que desean hacer primero?

Adriana. Creo que por lo pronto, vamos todos a la casa que apartamos, quiero descansar un poco para después vernos para comer.

Jorge. Después quiero pasar a casa, de mi madre para ver como están.

Cristina. Bueno pues partamos.

Y así fue, ese día Daniela extraño por un momento ser bebé, pero al pasar el resto del día todo se le fue olvidando o eso creía.

Los días pasaron, Daniela junto con sus verdaderos padres, estuvo girando de un lado para otro. Era tal su rutina durante esa semana que ni tiempo tuvo para preocuparse por usar pañales.

Llegó el viernes de la celebración de la cena de navidad en casa de sus abuelos, papás de su papá. Cuando Daniela al buscar entre sus cosas, encontró los pañales.

No creo que nadie los note o sí- Dijo con un tono de suspicacia.

Entonces, optó por hacer lo impensable en lugar de ponerse su ropa interior normal, se puso un calzón entrenador.

Durante la noche todo fue risas y cotorreo, Daniela estuvo tomando pero con más control y medida, por lo que fue consciente cuando dejaba salir chorritos de orina sobre el calzoncito.

Ya a la hora de partir, fue una última vez al baño, donde se lo quito definitivamente y donde ella supo que ella nadie notaría que había estado usando pañales, bueno eso creía ella.

Carolina. Mamá, puedo hablar contigo un momento.

Mamá. ¿Qué paso, sucedió algo malo?

Carolina. Malo no creo, pero mira bien el trasero de Daniela.

Mamá. ¿Qué le vea el trasero, que me quieres decir? O ya veo, con que esas tenemos jovencita.

Carolina. Y que hacemos, les digo a mis tios.

Mamá. No es necesario, ya todo caerá por su propio peso.

Antes de partir esa noche, Jorge y Adriana le dieron un aviso a la familia.

Y es que, el sábado a primera hora, partirían a un hotel todo incluido a la Riviera Maya y que estarían allá tres días y dos noches. Daniela pensó que estaría otra vez con sus tíos, pero o sorpresa a ella también la incluyeron, no es que le molestara, sino que esperaba ser una bebé otra vez por lo menos unos días más.

Los acontecimientos de lo que le ocurrirá a nuestra protagonista durante su viaje, serán cuento para el siguiente capítulo.

ABDL TOGETHER, OTAKU FOREVER.

Mi primaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora