¿RECUERDAS LA VEZ QUE TE DIJE TE AMO POR PRIMERA VEZ?
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sí, eso tampoco fue hace mucho. para ser exactos, fue hace semanas.
cuando todos pensamos que estabas bien y cuando en general, la vida se sentía bastante acomodada y normal, fue ahí; solo fueron tres días, no puede sonar a mal, ¿no? nos tenías preocupados, jiwoo. pero no fue tu culpa, y lo sé.
recordarlo trae el mismo sentimiento, es como un viaje en el tiempo, se siente tan real que la peor parte es que se siente de nuevo. el olor y las emociones siguen vivas en alguna parte de mi cuerpo.
todo empezando por el lunes, iba a ser un día normal en la escuela, pero por una emergencia no pudiste ir, y yo decidí acompañarte. después de unas horas, me pediste que te hablara, confesando que mi voz podría ser la única cosa que la distraiga por un rato. decidí contarte muchas cosas lo cual llegaba a ser difícil porque tú ya sabías prácticamente todo.
solo quedaba hacerte recordar momentos felices que teníamos juntas, ya sea solas o con nuestras amigas, eso podría ayudarte a ganar fuerza, porque si de algo no me queda duda, es que en esos tres días mostraste la chica fuerte que eres gracias a ello.
para ese entonces, no había chances de que yo dudara de mis sentimientos por ti. yo te amaba, y necesitaba decírtelo. a ti y al resto del mundo. como el horario se terminaba, no tenía opción más que dejarte por unas horas hasta el día siguiente.
― sooyoung ― llamaste débilmente ―, ¿me alcanzarías a olaf?
cumplir con tu pedido dolió más de lo que debería, me dejó extrañada. cuando te lo acerqué, me sonreíste y no evité el darte un beso.
― hasta mañana, ángel.
― hasta mañana, bombón.
me reí. ese era el apodo que usabas cuando querías mi atención o cuando buscabas levantarme el ánimo. supongo que tú ya lo sentías.
a la tarde siguiente, tu médico nos informó sobre tu estado. su voz siendo tan clara que todavía me produce escalofríos.
cuando fue mi turno de entrar, tus padres me dieron apoyo con la mirada. no estaba lista, y creo que tú tampoco. entré y te saludé tratando de estar alegre, muchas veces me dijiste que no te gustaba verme triste, y que si yo lloraba, tu lo harías también.
cómo si las horas no hubieran pasado, comencé a hablarte de todo, y te recordé todos mis momentos favoritos contigo.
― oh, todavía recuerdo la cara del profesor cuando escuchó a lip decir que era biología ― reíste y todos mis músculos se relajaron―, ¡fue tan vergonzoso luego!
yo también reí, extrañando cómo sonaba tu risita cuando te emocionabas.
― jiwoo, hay algo que quiero decirte.
lo siento, no pretendía asustarte cuando dije eso. tomé tu mano al terminar de hablar porque sabía lo nerviosa que te ponías cuando te llamaba por tu nombre.
― ¿recuerdas tu cumpleaños? ― asentiste―.
― lo recuerdo.
― desde ese momento he querido decírtelo ― tu cara cambió drásticamente―. te amo, jiwoo. y nada de lo que suceda a partir de hoy hará cambiar mi parecer.
en tus ojitos pude distinguir un brillo especial, y en compañía, una capa de lágrimas que se acumulaban allí.
― yo también te amo, sooyoung ― tu tono tembloroso, tu voz débil y tu confesión lograron que la angustia saliera de mis ojos―. ¿recuerdas esa vez que peleamos porque en vez de abrazarte a ti, abrazaba a olaf?
asentí. me sentía absurda por no poder si quiera contestarte con palabras.
― te dije que lo quería más a él, y te pusiste celosa ― antes de que dijera algo, con la mano que tenías libre, tomaste al peluche que todavía traías contigo y lo extendiste hacia mi dirección ― ahora lo vas a tener que querer, porque lo vas a cuidar por mí, ¿está bien?
unos golpes en la puerta nos interrumpieron. eso nos indicaba que era hora.
— tengo un último favor que pedirte.
― dime ― alcancé a articular―.
― quiero que seas feliz, sooyoung. no quiero otra cosa más que tu felicidad, incluso si encuentras a otra persona, todo está bien para mí mientras no olvides que ahora mismo te amo más que a nadie.
— ¿me amarás por siempre? ― pregunté, sin intentar en retener las lágrimas―.
― por siempre. y lo juro.
la máscara que te permitía entrar más aire a tus pulmones fue retirada por tu temblorosa mano. quise reprochar pero entendí a lo que ibas en el momento en que estiraste tus labios.
esa fue la última vez que te dije que te amaba. esa también la fue última vez dónde tuve el deleite de sentir tus labiecitos, que aunque no tenían su característico sabor de cereza, en mi memoria siempre lo tendrán.
supongo que fui un poco idiota. supongo no, lo fui. ahora que tengo un ramo entre manos y te miro con ojos ansiosos, me doy cuenta lo de absurda que soy por no habertelo dicho antes. tenía que haberte dicho que te amaba tantas veces, jiwoo. ahora solo lo anhelo, como también espero escucharte decir que me amas tanto como yo de nuevo.
recuerdo lo emocionada que estabas pensando en que se acercaba tu festividad favorita. te tenía en mis brazos para calmarte en esas ocasiones y en las noches me hacías cantar tu canción navideña favorita para que te durmieras.
ahora que la fecha llegó, puedo decir que tengo todo, excepto lo más importante: tú.
no me creerías si dijera cuánto te extraño.
— ¿recuerdas todos esos momentos que pasé contigo?
atreví a hablarte, después de semanas.
― nunca los olvidaré. y a tí menos.
me agaché para dejar las flores a tu lado y me quedé en la posición por un rato más, mi mano descansando en el material frío y gris donde estaba grabado tu nombre.
