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todos estaban sumergidos en la completa emoción de la excursión que había preparado nuestro colegio; incluso si ya había terminado y ya estábamos todos a punto de irnos a nuestros hogares, recordaban el día a pleno, todavía viviéndolo.
yo también estaba emocionada, pero no compartía tanto el sentimiento con los demás. si bien lo había disfrutado, lo que me generaba más felicidad era otra cosa. eras tú.
el paisaje era hermoso, y el tiempo se acomodaba a ello, puesto que al principio era soleado pero a medida que nos íbamos a explorar más, el cielo se nubló completamente. la flora había sido espléndida y la primavera solo lo mejoraba aún más. aunque ese detalle no me gustaba mucho, cada vez que estornudabas y sonreías inocentemente para que nadie se preocupara, me ponías en duda y no podía evitar la preocupación de que llegaras a enfermar.
de todas maneras, ninguna flor, ni hoja ni nube tiene la suficiente belleza como para compararse con los pequeños movimientos que hacías, jiwoo. realmente nada estaba al nivel de cuando le pedías a hyejoo que te tomara una foto entre los árboles, quienes te parecían hermosos, o cada vez que soltabas un grito tremendamente agudo, emocionada por haberte encontrado con mariposas o colibrís.
en ese día, lo que había resaltado no era la naturaleza o la caverna antigua que habíamos visitado. fue jungeun en cuánto preguntó por qué estábamos visitando ese sitio, pensando que era biología cuando en realidad la excursión era de historia. tu risa había contagiado a los demás a reír también, incluso si no habían escuchado a jungeun.
yo volvía a mi casa sola, pero como tus padres siempre iban a buscarte, yo me quedaba como tú compañía hasta que eso sucediera. esa fecha no fue excepción. te veía muy ansiosa, tu pierna subía y bajaba con nerviosismo, entonces pregunté si te sucedía algo. después de varias idas y vueltas y un enriedo de palabras de tu parte, finalmente hablaste.
recuerdo cada palabra con exactitud, dime que tú también.
― lo que quiero decir, es que... ― jugaste con tus manos, clavando tu mirada en ellas ―, hoy te veías hermosa, y... bueno, no solo hoy porque siempre estás hermosa, pero... ¿sabías que tienes una sonrisa de primer amor? mí primer amor ― remarcaste el “mí”―. me gustas mucho, sooyoung. es solo que hoy de verdad tenía que decírtelo, o probablemente explotaría ― a lo lejos observaste el vehículo de tus padres―.
al verte apurada y quien sabe pensando en qué, te tomé del brazo para frenarte.
― a mi también me gustas, jiwoo.
el auto se frenó en frente del edificio, quise saludar a tu madre quien venía en él, pero me interrumpiste con un abrazo de oso.
― ¿puedes venir más tarde a casa? ― preguntaste en un murmuro―.
— claro que sí — cuando nos separamos, hiciste contacto visual, mostrándome la sonrisa por la cuál me había enamorado―.
no creo vivir tranquila si me dijeras que lo olvidaste.
