Capítulo 3 : Un misterioso Poder.

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   "No esperaba encontrar a una
descendiente de la tierra pérdida".

En los últimos dos años no hubo cambios significativos en ninguno

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En los últimos dos años no hubo cambios significativos en ninguno.

Enisha seguía siendo recia a llamar al Emperador como debería y Athy, bueno, ella seguía intentando que su hermana menor fuera un poco mas colaborativa. No era nada fácil. La princesa de cabellos rosados no se comportaba del todo como una niña aunque ahora rondara en los siete años de edad. Sí, nada cambio.

«Ser de la realeza puede ser muy aburrido.»

Desde que se mudaron al palacio Esmeralda no había mucho que Enisha pudiera hacer además de tener sus reuniones regulares con el Emperador y su hermana. Nada parecía haber cambiado aunque ella hacia su mejor esfuerzo como un miembro oficial de la realeza. Olvidarse de lo pasado era crucial para sobrevivir en este mundo y para eso, Enisha sabía que debía dejar de comportarse como si nada le importara y ser una niña real, de esas que disfrutan de lo que ven, de las que se emocionan y sonríen.

Ella quería ser ese tipo de niña, por lo menos hasta ese día, ese día en el que deba escaparse para vivir libre y sin restricciones. Aunque no se imaginó que la posibilidad de un encuentro podría alterar por completo sus planes de huida.

—¡Ven, vamos! —Una pequeña rubia emocionada jalaba de la mano de su hermana mientras corrían por el enorme jardín en busca de flores. Era uno de sus pasatiempos que se volvió el mas habitual entre ambas princesas.

Enisha solo se dejo guiar por Athy mientras Félix las acompañaba, el había sido asignado como escolta a orden del Emperador hace unos dos años aproximadamente, pocos días después de que las princesas fueran reconocidas como tal. El joven pelirrojo estaba muy feliz pase a lo repentino que resulto ser para las niñas. La princesa menor sabía que Félix era una persona de confianza y no solo porque fuera la mano derecha de su padre si no mas bien gracias a su extraño don de leer las energías y por ende también los sentimientos de otras personas. No tenía idea del porque pero supuso que debía estar algo relacionado con su afinidad con los espíritus y cosas que otros no veían. Un conocedor diría que se debe a un don o poder hereditario.

Enisha a veces pensaba que era útil en algunas circunstancias y no era del todo mentira.

«Ese aroma..»

La menor fruncio el ceño.

Había un ligero aroma a plantas y sabía que no se debía al jardín en donde estaban. Sus ojos zafiros se fijaron en el pequeño arbusto que parecía temblar y entonces sonrió.

«¡Los encontré!»

—¡Enhy! —Athanasia exclamo a medio de susurro para que Félix no escuchara. Su hermana menor había salido en dirección contraria como si estuviese siguiendo algo.

No logro alcanzarla.

—Princesa, ¿Sucede algo? — Félix pregunto al percibir a la pequeña rubia un poco nerviosa y Athy lo miro con una incómoda sonrisa.

—Nada, nada. — Agito las manos.

Solo esperaba que su hermana no se este metiendo en problemas.

«¿Donde se están escondiendo?»

Enisha fruncio los labios. Fue hace un año que empezó a sentirlo : ese ligero aroma y una presencia. Eran espíritus de las plantas que habían nacido de los restos de su maná o eso era lo que tenía entendido. Por alguna razón Claude se lo había explicado muy vagamente cuando noto a las pequeñas criaturas que la rondaban. Enisha pudo entender gran parte de lo que dijo : Ahora sí estaba mas claro que se debía a su afinidad, no existía otra razón.

Su poder era extraño pero a su vez era misterioso.

«No pueden haber ido lejos.»

La princesa menor se adentro mas en los arbustos, sin embargo no vio a las pequeñas criaturas que antes la seguían. Dejo escapar un suave suspiro mientras sus ojos miraban alrededor y apretó la falda de su vestido al darse cuenta de que no conocía el lugar el donde estaba.

«Esperen un segundo ¿No es esta la segunda vez que pasa?»

Enisha recordó la primera vez que se perdió al desviarse de camino y no pudo evitar creer que era igual de descuidada que su hermana en algunas ocasiones. Eran similares cuando no debían serlo, la menor continuo su caminata hasta sentir el suave aroma de plantas mucho mas cerca y aceleró sus pasos. Sus cortas piernas no llegaron a tiempo en su carrera puesto que termino tropezándose con sus pies en el proceso. Soltó un quejido por la fuerza de su caída aunque el golpe no fue tan doloroso como pensó.

Eso la desconcertó.

«¿Esas son las piernas de alguien?»

—¡Oye tu! Eso me dolió. — Una voz se quejó y Enisha no pudo evitar levantar sus ojos con sorpresa.

Era el rostro de un hombre de largo cabello negro pero lo que llamó la atención de la princesa fueron sus ojos : Eran de un rojo brillante tal y como en sus sueños, no podía ser una simple casualidad ¿o sí?

—¿Porque me estas mirando así? Espera.. — De repente se detuvo.

Enisha se estremeció al notar como este la miraba fijamente, sus ojos rojos brillaban con intensidad.

—¿Eh? Esto es interesante. — El hombre sonrió extrañamente.

—No esperaba encontrar a una descendiente de la tierra perdida.

«¿Descendiente de la tierra perdida? ¿De que esta hablando?»

La menor no entendía las palabras que decía pero si pensaba que era extraño, mas de lo que alguna vez haya visto en sus vidas anteriores.

Con uno de sus dedos debajo de el pequeño mentón de la princesa la estudió y su sonrisa se ensancho, lo que vio en esas joyas no podía decirlo con palabras. Enisha quito su mano con el ceño fruncido.

—Tu no puedes ser la hija de Athernitas, ¿Quien es tu padre?

Como si ignorara su accionar se lo pregunto cruzándose de brazos.

Enisha lo miro pero no dijo nada.

—¿Que? ¿Acaso eres la hija de Anastasio?

—No, el tampoco podría ser. El no podía tener hijos. — La menor se sentía cada vez mas desorientada por lo que solo guardo silencio.

—Mi padre en este mundo es Claude. — Soltó por fin exasperada.

El Hombre de cabello negro la miro para después echarse a reír.

—¿Hablas en serio? ¿Ese es el actual Emperador? — Todavía con una sonrisa movió la cabeza.

Enisha quería dejarlo y regresar cuanto antes, su hermana debe estarla buscando puesto que ya se había tardado demasiado.

—Por cierto ¿Cual es tu nombre? — La menor no lo entendía pero lo miro en silencio. Esta persona era muy molesta e irritante.

—¿Porque debería decirle mi nombre a un desconocido? — la respuesta indiferente de la menor solo lo hizo reír aún más.

—¿Es eso? Bueno, puedes llamarme Lucas. — Se presento casualmente.

Enisha estaba a punto de decir algo mas cuando se escucho otra voz, era la voz de Félix que venía junto a su hermana Athy.

—Feli.. — El joven pelirrojo parecía no ver a la pequeña princesa. Ella miro hacia atrás dándose cuenta de que Lucas había hecho algo.

«Eso que acaba de hacer fue magia, ¿Es el acaso un mago?»

Continuará...

Princesa Espiritual «P.E»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora