Mel Scamander siempre supo que era una persona completamente diferente a los demás, para empezar, no tenía una familia relativamente normal. Toda su vida ha viajando con su padres, Aldrich y Blossom Scamander, dos importante magizoologistas en el mu...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Una gran sonrisa se formo en el rostro de Mel al ver a la persona que en cierta forma se había burlado de ella, sin embargo no tenía por que mostrar molestia y es que se trataba de su primer amigo en su larga lista de amistades:
—¡Guilherme!
Se lanzo a los brazos del hombre que la cargo con emoción mientras soltaba una risa ante el reencuentro que estaban teniendo. Guilherme, un hombre de veintiún años de edad, con cabello corto, ojos verdosos y una mandíbula definida, es sin duda alguna, de las pocas personas a las que Mel le confiaría su vida entera.
Lo recordaba aun cuando eran niños y jugaban en el río de la selva amazónica, persiguiendo todo tipo de criaturas y provocando dolores de cabeza a los magizoologista ya que se encargaban siempre de ponerse a jugar con los animales criados en cautiverio.
—¡Mi dulce miel! —le llamó con emoción, sin querer soltarla de su abrazo.
Había sido Guilherme el primer hombre por el cual Mel había llorado, por que al dejar Brasil, estaba dejando también a su compañero de aventuras, con quien había crecido, aprendido y descubierto lugares secretos que solo ellos conocían.
—¡Te extrañe tanto!
Al separarse, Guilherme la tomo con ternura por las mejillas, viendo el rostro de su mejor amiga.
—Sigues igual de hermosa y no has cambiado nada desde la última vez que te vi —reconoció.
—Oh, siempre tan dulce Gui —dijo con ternura—. Tu estas más alto, y te has dejado la barba, me gusta, se te ve bien —señalo con una sonrisa.
—Quise probar algo nuevo —explico, mientras acaricia su barba con una sonrisa—. Tenemos tantas cosas de las cuales hablar —reconoció, entrelazando su brazo con el de Mel para comenzar a caminar por la selva.
—Ni me lo digas —suspiró Mel con una sonrisilla.
—Tus padres me dijeron que ya te has graduado de Hogwarts. ¿Cómo te sientes al respecto?
—Muy feliz y tranquila. Créeme, mis planes eran solo terminar la escuela —murmuró soltando un suspiro.
—¿Y que tal Hogwarts? ¿En que puesto esta? —preguntó interesado, refiriéndose al ranking de escuelas en las cuales Mel ha asistido.
—Bueno, Uagadou sigue en primer lugar —murmuró con una sonrisilla, provocando que Guilherme rodará los ojos—. Definitivamente hay un empate por el segundo lugar entre Castelobruxo y Hogwarts.
—¡Buuh! Por antigüedad, Castelobruxo toma el primer lugar del segundo puesto —aclaró Guilherme, provocando que Mel soltará una risilla burlona.
—Diré que sí para no pelear contigo —comentó la joven, dándole palmaditas en su brazo—. ¿Y bien? ¿A qué nos enfrentamos?
