13. THE BLACK DOG AND THE PRISONER

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13. EL PERRO NEGRO Y EL PRISIONERO

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Mel comprobó que aún le quedaban dos horas para que el banquete de Halloween diera inicio, por lo que en cuanto llegó a los terrenos del castillo, se quitó de sus zapatos y disfruto del césped sobre sus pies para comenzar a dar brincos en dirección a la cabaña de Hagrid mientras miraba el cielo y las aves volando con una pizca de emoción. 

Tocó dos veces, pero no hubo respuesta, así que un poco decepcionada se giró viendo en dirección al bosque.

—Supongo que tendré que buscar a Aragog yo sola —canturreo.

No había nadie por los alrededores, así que no perdió el tiempo y se adentró en el bosque prohibido, mirando cada raíz que sobresaltaba, cada tronco de árbol y las imperfecciones de la tierra por la cual camina.

A pesar de que es de día y aún queda luz del sol, dentro del bosque parece como si fuese de noche, una noche muy oscura y fría.

Esto quizá, debido a los dementores.

—Un hipogrifo se balanceaba sobre la tela de una acromántula, como veía que resistía fueron a llamar a un unicornio —canturreo Mel dando brincos.

Es sorprendente ver la forma en la que Mel podía recordar caminos estando en el bosque, pero es muy buena siguiendo rastros y guiándose debido a las raíces y las distintas especies de árboles existentes.

La luz comenzó a hacer falta, en su camino en busca del nido de las acromántulas se topó con un árbol repleto de bowtruckles, con los cuales habló y les aseguró que no pretendía hacerles daño.

—¿Quieres ser mi amigo Trinket? —preguntó a un bowtruckle.

El más pequeño de todos soltó un chirrido, estiró sus largos brazos y se aferró del dedo de Mel quien soltó risitas.

—Prometo venir a verte más seguido, sería muy egoísta de mi parte si te llevo al castillo cuando aquí vives muy bien —aseguró sonriendo, pero el Bowtruckle escalo hasta la espalda de la chica y se sentó en su hombro, soltando un chillido—, bien, bien, podrás acompañarme a buscar las acromántulas —susurró.

Siguió su camino guiándose por el excremento que había en el piso, sin mencionar que comenzó a notar telarañas colgar de las ramas de los árboles. Anduvo con cuidado y ladeo una mueca al ver como pájaro se encontraba atrapado en una telaraña.

𝐂𝐔𝐑𝐄  (r. lupin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora