II

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La habitación está poco iluminada y un pesado silencio flota en el aire. Jimin, con ojos cansados y cabello despeinado, se mueve lentamente por el pequeño apartamento, recogiendo sus pertenencias.

Las paredes están adornadas con fotografías descoloridas que capturan momentos de felicidad que ahora parecen lejanos. El ambiente está impregnado de una sensación de soledad

Jimin mira una foto enmarcada en la pared: una instantánea de él y Yoongi, sonriendo juntos en uno de sus viajes. Extendió la mano para tocar el cristal y sus dedos trazaron el contorno de sus rostros.

Suspira, alejándose de la imagen y continúa empacando una pequeña maleta con lo esencial. Sus movimientos son mecánicos, desprovistos de la energía que la vida alguna vez infundió en su ser.

Jimin agarro una chaqueta del respaldo de una silla, un regalo de Taehyung. Lo sostiene cerca por un momento, como si buscara consuelo en los recuerdos incrustados en su tejido.

Cuando se acerca a la puerta principal, se detiene para mirar el lugar que alguna vez tuvo tanta alegría y calidez. La habitación parece exhalar un suspiro melancólico, absorbiendo el dolor de la partida, cuando atravesó la puerta, se encontró con sus amigos—¿Jiminnie, a dónde vas? —Preguntó dudoso su mejor amigo, cuando lo vió con su maleta.

Quiera o no, la respuesta le asustaba al rubio.

—Estoy cansado, Tae.

La respuesta dejó sin palabras a todos los integrantes del grupo. Taehyung comenzó a llorar en silencio, aunque sabía que Jimin no lo abandonaría, la idea de que se fuera, de no verlo todos los días, no desayunar con él o verlo tirar el café amargo de Yoongi, le aterraba. Pensar en pararse frente a miles de cámaras sin su alma gemela a su lado lo mareaba, le daba escalofríos. No se imaginaba como sobrellevaría la ajetreada vida del espectáculo sin Jimin.

—N-no puedes renunciar... —Habló Namjoon —No puedes... Bang-PD, él, tenemos un contrato y-

—Mañana hablaré con PD-nim para intentar anularlo... no creo que se oponga.

—Pe-pero no puedes dejarnos, somos una familia... —murmuro Hoseok con voz temblorosa.

Namjoon empezó a temblar, y Jin lo abrazó tímidamente por los hombros en un intento de ser la fuerza del grupo en ese momento, ignorando totalmente el temblequeo de sus manos.

—No... Hoseokie. —Lo miró con pena —Yo no hago nada aquí, ni en la empresa ¿no?, soy el más reemplazable de los siete... Y hasta aquí he llegado.

SeokJin y Taehyung no aguantaron, rompieron en llanto, Namjoon solo miraba, comprendiendo callado la pena del que por años considero como un hermano y ahora se dirigía a la puerta de salida, totalmente solo, incluso cuando todos habían soñado que la última vez que cruzarían aquellas puertas para no volver a entrar, lo harían todos juntos, como uno solo.

El novio de Jimin salió rápidamente del edificio, corriendo como nunca pensó que lo haría, desesperado por el tacto de su ser amado a quien alcanzó en cosa de nada. Lo jaló fuertemente del brazo y lo apegó a su pecho sin importarle el estruendo que causó la maleta al impactar contra el concreto.

—Por favor, Minnie, no me abandones, eres lo mejor que me ha pasado...

—Ya es tarde para tus disculpas, Yoongi, tan simple como eso —Dijo casi escupiendo las palabras, en un tono cansado.

Ignorando el agarre ejercido en su cintura, extendió su mano llamando a un taxi que se aproximaba, soltándose bruscamente del tacto, recogió su maleta rápidamente para irse a un destino desconocido.

Comenzaba una etapa difícil para ellos, uno de sus maknaes, su visual, bailarín, vocal principal, su mejor amigo. Se había ido dejándolos solos, a la deriva. Al final del día, eran siete, sin Jimin eran como un rompecabezas incompleto, y aquella pieza crucial de alejaba cada vez más de ellos.

La tristeza era palpable en el lugar, los tres Kim se unieron en un íntimo abrazo.

Yoongi, apagado, entró de vuelta a la casa recibiendo la mirada filosa de los integrantes que quedaban, pero poco le importó en ese momento. Se sentía como un cuerpo sin alma una vez Jimin se decidió a subir a aquel taxi y abandonarlo a su suerte, años de amor y palabras dulces arruinados por una crueldad que ni él sabía que poseía, y deseaba nunca haberlo sabido.

Solo caminó hasta donde recordaba que había dejado su chaqueta olvidada el día anterior y se fue a su estudio para encerrarse entre las cuatro paredes y el confort de sus versos incompletos y melodías con el único propósito de ser arte.

Un repetitivo juego de sube y baja

Ahora intento ponerle fin

Estoy harto de este juego del sube y baja

Alguien tiene que bajar de aquí

Aunque ninguno de nosotros puede

Escribió desanimado en su libreta de ideas de canciones, llenas de garabatos y rayones por donde se la viera, dándole aquel estilo creativo del que tanto gozaba Yoongi, entre trazos sin sentido logró escribir "Sube y baja" al final de la hoja. El verso era dolorosamente cierto.

El pálido no durmió en toda la noche, ni la siguiente, ni el resto de la semana.

La problemática del bailarín, por el momento había quedado como un hiatus ante el ojo público.

Park Jimin ha decidido tomarse un descanso de la exhaustiva vida de un idol: "Adoro a ARMY y estaré preparado para volver tan pronto esté listo, espérenme" —anunciaba la portada de aquella revista de farándula.

Esa y miles de noticias llenaron los portales virtuales tan solo una semana después de aquel desafortunado suceso, convirtiendo la vida privada del bailarín en un completo circo en el que la privacidad se veía contaminada por el hostigamiento de sus admiradores.

Yoongi solo leía con aburrimiento todas las mentiras que Jimin había dicho para escaparse de ser el centro de atención en un momento tan crítico. A su novio no se le permitió romper el contrato muy a pesar de sus insistencias, tratando incluso de acudir a un abogado. Aunque no era como si Jimin quisiera dejar a la pequeña familia que había formado. Quizá había sido un movimiento exagerado, pero estaba desesperado. 

𝗦𝗜𝗠𝗣𝗟𝗘 | YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora