La propuesta

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¿Quiere provocarme?, ¿Cree que me voy a dejar intimidar? Yo también sé jugar y mucho mejor que él.

Acerqué mi pie y le rocé suavemente la pierna, haciendo movimientos lentos de arriba a abajo.

Luego, mi celular vibro. Camilo me envió un mensaje:
-Me estás haciendo sentir extraño.
-¿Por qué?
-No sé.
-Tú también me hiciste sentir rara, sabes.
-Me voy a vengar

Y repentinamente juntó sus pies y jaló mi pierna. Me puse tan nerviosa, no podía creer el tipo de acercamiento que estabamos teniendo. Sin dudarlo siquiera tres veces pensé en que había algo de seducción.

-¿Te gustó?
-¿Qué haces?
-¿Cómo así?
-Sí, ¿qué es lo que quieres?
-Ven.

Me puse de pie y me senté a su lado.

-¿Qué pensaste del sábado?
-Espera, yo quiero que seas sincero conmigo. ¿Qué es lo que esperas de mi?
-Bueno, la verdad tú me gustas.

¡¿QUÉ?!
Este tonto qué se cree, cómo se atreve...

Agarró mi mano y me dijo: -Quiero que me mires a los ojos cuando te estoy hablando.

Ya no quiero estar aqui, quiero irme.

Jamás había sentido tal incomodidad.

-¿Tienes calor?
-¿Dime?
-Estás roja. Dijo sonriendo levemente.
-Sueltame. Dije moviendo bruscamente mi mano.

Iba a irme cuando me dijo: ¿No me vas a responder nada?, ¿Tú qué sientes por mi?

-Creo que es mejor retomar después esta conversación.

Al salir del hospital, él se fue caminando detrás mio.

-¿Necesitas algo?

Se acercó y me cubrió con su sombrilla.
-Va a llover.
Le observé conmovida y diciendo: -Gracias, le sonreí.

Anduvimos caminando en silencio por 5 minutos, hasta que...

-¿Y entonces?
-La verdad siento una leve atracción hacia ti.
-¿Leve?
-Sí, no puedo intensificar lo que siento porque por si no lo recuerdas tienes novia.
-¿Y si ella no estuviera?
-¿A qué te refieres?
-Si ella no estuviera ¿qué sentirías?
-No se trata de que ella no esté, se trata de que está y punto.
-Umm. ¿No me invitas a tú casa?
-Ven el sábado en la mañana. Yo te envío la ubicación.

Cuando quise irme en otra dirección a modo de despedida...

ESPERA!

Volteé hacia atrás..

-¿Qué vamos a hacer?
-¿Cuándo?
-El sábado.
-No lo sé.

Me dirigió una mirada picara y dijo: -¿Vemos una película?
-Me estás proponiendo cosas indecentes.
-¿Por qué? Jaja
-Sabes en qué terminan esos planes. No soy tonta.
-¿Y qué tiene de malo?

Lo miré con enojo y sin dar más explicaciones le dije: -Nunca he estado con un hombre.

Apenas dije eso, salí corriendo de ahí. Por suerte pude tomar rapido un bus y en cuanto me senté, sentí alivio.

-LISA
-¡Presente!
-Llegas tarde, tienes falla.

Qué mierda, lo que me faltaba. Por culpa de Camilo llegué tarde a la universidad.

Al llegar a casa hablé con Camilo.

-¿Mañana si nos vemos?
-Si pero temprano. Diría que a las 7:00 a.m.
-¿Por qué tan temprano?
-Porque es el momento en el que estaré sola.
-Vale.

Al día siguiente desperté pasadas las 6 de la mañana. Mi mamá aún no se iba y yo me sentía inquieta. Necesitaba que se fuera rapido porque de lo contrario no podría ver a Camilo.

-¿Por qué estás despierta tan temprano, Lisa?

Me encantaría que mi madre evitara hacerme ese tipo de preguntas.

-No lo sé, mamá. Simplemente no he podido dormir muy bien.
-Ya veo. Bueno, yo me tengo que ir ya. Si necesitas algo me llamas.
-Bueno mamá, que te vaya bien.
-Gracias, Lisa.

Iba a escribirle a Camilo, pero, para mi mala suerte no había internet. Se había caído la red, no tenía datos y mucho menos minutos para llamarle.

¡Carajo!, ya no podré hacer nada.

Afortunadamente él me llamó para confirmar que vendría a mi casa.

-Llego en 20 minutos.
-Vale.

¡¿20 minutos?! Tendré que apurarme, no me he bañado. ¡Estoy horrible!

Fue un alivio porque pude estar lista justo a tiempo. Él me llamó y yo salí a buscarle.

-¿Cómo estás?
-Bien, ¿cómo te fue?
-Bien pero, vives un poco lejos ¿no?
-Sí, algo.

Al llegar a mi casa, inmediatamente le hice entrar a mi cuarto. Nos sentamos en mi cama y mis manos comenzaron a sudar.

¡Qué nervios!

-Creí que tomarías la iniciativa

¿PERO QUÉ ESTÁ DICIENDO? ¿A CASO NO VE QUE ESTOY NERVIOSA?

-Discúlpame, la verdad estoy nerviosa.
-¿Por qué?
-No lo sé. Le dije y en seguida me encogí de hombros.

Él sonrió y se acercó lentamente a mi, yo accedí y nos besamos nuevamente. Este beso fue más intenso que el primero, suavemente acariciabamos nuestros labios introduciendo la lengua. Nos estábamos dejando llevar por la pasión y tal vez por nuestros sentimientos.

Él me recostó sobre la almohada. Corrió mi cabello hacia un lado y empezó a besar mi cuello.

!Qué rico estoy sintiendo!

Se estremeció todo mi cuerpo, así que cerré los ojos. Me sentí de cierta forma conquistada por un hombre mayor, por un hombre experto que hacía vibrar mi cuerpo incluso sin siquiera tocarme.


Diario de una Amante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora