CAPÍTULO 1

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Concentrado en su libro, un bonito omega ignoraba al mundo en la biblioteca mientras se concentraba en su lectura. Le encantaba perderse en cualquier tema, como ahora, un libro de anatomía atrapaba toda su atención. Claro, ignorando con todas sus fuerzas al intenso aroma a café que cada vez se hacía más fuerte.

Levantó su vista y el majestuoso alfa de cabello blanco con mechones negros robó su atención, era un tigre blanco asombroso.

Suspiró e intentó no mirarlo pero su corazón se aceleró cuando vio que este se acercaba a él. Min YoonGi, el alfa al que siempre había admirado estaba acercándose, alerta roja. 

Se removió inquieto.

El fuerte sonido de su mesa siendo golpeada hizo que saltara del susto en su asiento y mirara con ojos bien abiertos al alfa causante de eso, su naturaleza de hurón quiso hacerle huir inmediatamente.

-¿Fuiste tú? -Preguntó el más alto. Estaba enojadísimo.

Jimin confundido boqueó intentando responder pero su timidez no le dejaba. Llevaba dos años completos mirando a Yoongi de lejos y esta era la primera vez que le hablaba, incluso, que si quiera le devolviera la mirada.

-¡Responde! -Gritó y Jimin sintió sus ojos cristalizarse. No sabía qué había hecho, repasó sus actividades hechas en las últimas horas y nada tenía que ver con el alfa frente a él.

-No… -Tragó intentando calmarse. -No sé de qué estás hablando.

Miró a su alrededor en busca de alguna cara conocida para huir pero la sala estaba casi vacía, a excepción de SaeYeon, una alfa con olor a limón de pelo muy negro que se encontraba de brazos cruzados atrás de Yoongi.

Los dos aromas intimidantes, amargo y ácido hacían que se sintiera cohibido. Quería chasquear los dedos y desaparecer.

-Que bajo caíste. -Dijo Yoongi y Jimin se cuestionó nuevamente qué rayos había hecho aparte de estudiar y existir.

La puerta impactando contra la pared en señal de alguien entrando apresuradamente desvió la atención de todos. Una bajita beta de cabellos castaños entró a la sala preocupada. Miró a Jimin y este se sintió más tranquilo al no estar solo.

-Deja en paz a Jimin, Yoongi. -Dijo advirtiéndole mientras se acercaba a la posición de ellos. Rápidamente tomando la mochila de Jimin y comenzando a guardar las cosas sobre la mesa.

-Fue él. Tiene que hacerse cargo, no te metas en esto, Sunnie. -Advirtió.

-Que fue él mis pelotas, alfa de quinta. -Gruñó enfadada.

Una risotada sonó y todos miraron a la pelinegra que se había mantenido en silencio hasta ahora.

-¿Qué? Se me hace gracioso ver a una rata enojada. -Dijo bajando sus hombros, insultando indirectamente la naturaleza de Sunnie, una coneja silvestre.

Sunnie la fulminó con la mirada. 

-Esta rata puede romperte una uña, malformación de leopardo. -Respondió.

La pantera presente sonrió mientras miraba sus garritas.

-Inténtalo. -La retó.

Cuando Sunnie se iba a lanzar a arrancarle unos mechones de cabello a esa pantera engreída, una omega con aroma a dulces se interpuso y la empujó hacia atrás.

-Déjalo así, Sunnie. -Dijo con voz calmada. -Jimin no hizo nada. -Se dirigió a Yoongi. -Ve a mirar las cámaras de seguridad, esa pintada no la hizo Jimin.

Jimin frunció el ceño, ¿Qué pintada?

-¿De qué pintada hablas, MaeByul? -Preguntó bajito mientras era arrastrado del brazo fuera de la biblioteca por la misma.

BURNING HOUSE | Y.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora