Sonido.†-Yooran-★

†-9-†

<-ADVERTENCIAS->

†-Mención/insinuación de abuso sexual, insinuación al suicidio o temas referentes, insinuación al consumo de sustancias dañinas/toxicas.

†-Temas delicados tratados superficialmente.

†-La redacción la cambie para este capitulo para que el lector sienta mas empatia con el personaje, pero como dije, los temas tratados aqui son delicados. Si no te sientes cómodo, no leas el capitulo. Si a mitad de la lectura te sientes mal, deja de leer. Si te sientes de alguna forma muy identificado con Saeran, busca ayuda profesional. Aun que el capitulo si ayuda en el desarrollo del personaje en este FF no es fundamental y lo escribí para que se pudiera saltar.

†-Es enserio, si te sientes muy incomodo, no importa nada, deja de leer.

†-El amor no es la cura mis panas, vayan con un especialista.

†-Posterior a este punto, la responsabilidad cae en el consumidor.

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Las luces están apagadas cuando despiertas, son los pensamientos los que te ahogan y nublan tu vista, tener las luces encendidas no sirve de nada por lo que no haces el intento de volver a abrir los ojos.

Suspiras, tiemblas, lloras.

Duermes.

Despiertas.

Vives.

¿Vives?

No sabes en realidad el significado de la palabra vida.

Quieres culpar a alguien.

No hay nadie a quien culpar.

Ya no mas.

Aprietas los dientes, las sabanas se aprisionan en tus manos, cierras los ojos con tanta fuerza que vez luces de colores, quieres asfixiarte con la almohada.

Entonces te detienes.

Te estiras.

Te sientas.

Miras por fin a tu alrededor.

Una ventana, un escritorio, una puerta.

Afuera de la puerta escuchas voces familiares y ves sombras moverse, no sabes quienes son, quieres saber quienes son, pero un pitido insistente como una alarma incrustada en tu cerebro te impide escuchar con claridad.

Te vuelves a acostar.

Tus manos restriegan tu cara.

Tomas aire, inhalas y exhalas, se siente bien cuando tus pulmones se inflan y desinflan por lo tanto repites la acción varias veces.

Recuerdas que hacías exactamente lo mismo cuando eras niño, pero que lo hacías en el frio piso de una cocina y mirabas el cielo nocturno imaginando alguna salvación.
Lo hacías mientras estabas encadenado a la mesa y escuchabas como ella roncaba.

¿Quién era ella?

Cierras los ojos, abrazas la sabana que te cubre, como si el tener dicha sabana fuese todo un privilegio. Gimoteas, te tapas la boca con la mano, ¿Qué tal si la nueva persona que te tiene cautiva se enfada de escucharte llorar? Recuerdas una mazmorra.

Donde te hicieron suplicar por piedad y recordaron cada día de tu miserable existencia que tu hermano gemelo te odiaba, que fuiste abandonado.

Entonces recuerdas unas manos suaves con voz aterciopelada que quería que aceptaras el demonio que habitaba en ti.