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†-¿Puedo llamarte esta noche?-†

Saeran despertó en su habitación bañado en sudor, la garganta estaba seca y sus ojos buscaban en la oscuridad tratando de encontrar algo que le dijera que estaba bien, que estaba seguro, que no volvería a MintEye.

Llamar a Jumin a gritos seria inútil pues el mayor estaba en un viaje de negocios y el único ser vivo que acudió a su llanto fue Elizabeth. Que se sentó en su regazo y espero paciente a que Saeran se calmara un poco para restregarse contra sus manos, buscando darle consuelo.

Saeran pensó en llamar a su hermano o a su cuñada, pero todo parecía ser tan confuso, sentía que aquello seria hacerlo ver como una molestia, como un inútil, como un tonto...

Por eso cuando sus manos entre temblores abrieron el chat y le envió el primer mensaje a Yoosung, dudo bastante en decirle a el también lo que ocurria.

Aun eran confusos sus sentimientos con el rubio, a veces sus manos se rozaban y ambos sonreían como tontos cuando sus miradas se encontraban, a veces ambos se abrazaban demasiado y otras solo jugaban entre si...

Era muy confuso, como si el tiempo alejados no hubiera ocurrido, como si su corazón entero decidiera que el rubio era perfecto para el.

Y odiaba un poco eso.

Odiaba comenzar a volver a confiar tanto en el.

Volver a darle el poder de destrozarlo.

Creo que debería dejarte ir.

La batería del teléfono se estaba agotando.

Dudo un poco al enviar ese mensaje.

Sus manos temblaron y las lagrimas volvían a brotar, la boca de su estomago se cerraba y sentía sus músculos tensarse. 

Entonces:

¿Puedo llamarte esta noche?

— ¿Saeran?

—¿Cachorrito?

Una pequeña sonrisa se pinto en sus labios al escuchar la preocupación del otro lado de la línea. Se sentía mal de sentirse bien, pero la atención del rubio...le gustaba.

—Me siento solo cachorrito.

—Sh, estoy aquí.

Y quería creerle, quería saber que esa noche estaría con el, que no saldría corriendo como antes, quería creer en que las cosas serian mejor esta vez.

—¿Hasta cuándo te quedaras?

—Lo haces sonar como si fuera abandonarte.

—Lo hiciste antes, Yoosung.

—Siempre.

—¿Eh?

—Esta vez...me quedare por siempre.

Cálido, Yoosung era cálido, hablando con voz dulce tratando que las ideas malas abandonaran a Saeran, y no se detuvo hasta que Saeran se rió. Se rio genuinamente y aun después de ello, continuó hablando.

Como si la vida dependiera de la risa de Saeran, tal vez la vida de Yoosung dependía de ello...era un bonito pensamiento que Saeran tuvo antes de que un montón de ideas volvieran como un huracan.

Sonido.†-Yooran-★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora