Drago. El final de la historia

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Drago estaba hojeando las mismas estanterías que veía todos los días, conocía esa biblioteca de toda su vida, era extraño pues, aunque tenía su propia biblioteca en casa, con más libros de los que esta estructura municipal podría llegar a poseer, venir aquí le traía cierto aire de tranquilidad y mundanidad; a nadie le importaba lo que hiciera o cuanto se demorara, podía ser una sombra sin más; nada raro pasaba en aquel lugar en el que él podía pasar desapercibido al cobijo de la noche ... o eso pensaba él, pues por el rabillo de su ojo vio entrar a un figura encapuchada y pequeña que paró en la mesa de la bibliotecaria por unos segundos; acto seguido, la figura se quitó la capucha, dejando a Drago sin aliento, incrédulo y sorprendido, ¿se había escapado de su casa para ir a una biblioteca ?; sabía la razón de que esto hubiera sucedido, Leona tenía curiosidad sobre el bosque en donde había estado pero jamás creyó, que la hija ejemplar de Marion Lexen, que había aceptado sin rechistar no poder salir jamás de su casa y que se había comportado como un ángel en cada reunión a la que le permitido asistir, fuera a romper las reglas de sus padres por un sueño simple; jamás creyó que sería tan curiosa como para salir a mitad de la noche, para ir simplemente a una biblioteca ... era en verdad una mujer única.

La siguió con la mirada hasta que llegó al apartado de libros de la reina; cogió los libros necesarios y se sentó delicadamente a leer, él se quedó hechizado viéndola, su pequeña nariz estaba enterrada completamente en el libro, sus ojos brillaban de interés con cada palabra que leía; era una vista tan normal a ojos de las demás personas presentes en la biblioteca, pero a él lo inundaron ganas de acercársele, decirle quién era, que significa ella para él, y que debe ser él para ella; pero, eso arruinaría todo lo que había logrado en tan poco, el plan que había trazado durante tantos años, no podía venirse abajo solo porque su presencia lo enloqueciera.

La imagina leer sin parar, sus ojos no se puede despegar de ella. Desde donde él se vieron tenía una vista perfecta del perfil de su cara, veía con detenimiento cada parte de su rostro, absorbía todo lo que podía de su hermosura: sus facciones perfectas, su tez inmaculada, sus ojos tan grandes y dulces, sus labios ... Dios sus labios, quería poder abrazarla y jamás dejarla ir. Leona llegó al final del relato del bosque de las almas; oa lo que era el final del libro, ya que Drago había arrancado las páginas que contenían los pasos para ir al bosque; no le parecía una buena idea que esas páginas y ese conocimiento estuvieran en manos de Leona, podría pasarle algo malo encontrarlo. Vio claramente como sus ojos se llenaron de decepción y frustración, Drago no entendía por qué la rabia, pero realmente no le importó, su plan se ponía en marcha en este instante pues, cuando Leona se levantará, él la untaría nuevamente de la raíz para que se pueda encontrar esa noche. Repentinamente, Leona impulsó delicadamente sus brazos sobre la mesa para levantarse; su delicada figura estaba oculta bajo ropas negras y anchas, por lo que la belleza de ese movimiento se desperdició en el oscuro ropaje; pero, a decir verdad, eso lo alegraba pues, la belleza de Leona era bastante conocida en el reino; incluso teniendo en cuenta que la muchacha casi no salía, tanta era su belleza que había gente que intentaba hacer retratos de ella desde su ventana; Leona Lexen se había convertido en una diosa para los hombres, todos querían verla en persona, y gracias a esto, Marion tuvo otra excusa para encerrar a su princesa en la torre de oro que había creado para ella.

Aunque Drago pensó que Leona se dirigía a la salida, la muchacha comenzó a acercarse al pasillo desde el que él la observaba, caminaba como si estaba buscando algo, como si tuviera un presentimiento; ella lo iba a ver, y él no podía arruinar sus planes por dejarse llevar por el deseo que sintió de tenerla entre sus brazos. Junto toda su determinación y le dio la espalda para comenzar a hojear los libros que se encontraban a su alrededor buscando algo apropiado con que justificar su presencia en la zona de poetas de la biblioteca; esta necesidad de encontrar un justificante era relativamente sencilla de cumplir, puesto que conocía de memoria los libros que había allí, sabía exactamente dónde encontrar poesías de guerra o de reyes pasados ​​para justificar su presencia allí ante una dama como Leona, el problema residía, en cómo actuar cuando ella llegara; su relación no debía comenzar así, ese no era el plan.

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⏰ Última actualización: Dec 27, 2020 ⏰

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