Era una fría noche de invierno, de esas típicas donde el estado de Connecticut era de gotas de lluvia que parecían presagiar algún desastre. Las nubes cargadas de agua azotaban las calles, lo que obligó a las personas a pasar la mayor parte de las festividades dentro de la comodidad de sus hogares. Por esta ocasión, la fiesta en el centro de la plaza fue cancelada y los fuegos artificiales suspendidos.
Ni un alma pululaba por las calles, ni la seguiría con curiosidad. Nadie la vería. Era la noche perfecta para salirse con la suya.
Alejada del mundano brillo del pueblo, una joven mujer de aproximadamente 20 años se encontraba corriendo sin rumbo aparente. Paranoica y desesperada, escuchaba voces en su oído que la atormentaban mientras se adentraba cada vez más en el frondoso, tétrico y oscuro bosque de la zona, cuyo único sendero advertía sobre la presencia de animales salvajes.
Camila era el nombre al que la mujer, de tez morena y lentes de montura roja, respondía. Junto a ella, llevaba un cúmulo de mantas bien envueltas que apretaba celosamente contra su pecho. Dentro de estas, yacía dormida una bebé con la misma tez morena que Camila. La pequeña dormía tranquilamente a pesar de los diversos quejidos de su madre y el andar irregular con el que corría.
Después de casi 20 minutos corriendo sin rumbo, sus fuerzas no dieron para más. Sus temblorosas piernas le ardían y finalmente la vencieron. Arrodillada, se separó un poco de su hija para verle mejor el rostro. Algunas gotas de lluvia resbalaron por las mejillas del fino rostro de la bebé, diluyéndose junto a las lágrimas de frustración que brotaban de su madre.
Delicadamente, Camila dejó a la niña en el húmedo césped, llevó su mano al interior del bolsillo de su harapienta chaqueta. Solo sería un segundo. Temblando, sacó un arma blanca y la acercó al corazón de su niña, de su amor, que entre quejidos aún no abría los ojos. Una gota resbaló por el filo del acero que sostenía con una mano, mientras que con la palma de la otra se golpeaba la cabeza sin medir fuerzas. Solo un segundo y todo acabaría.
— ¡No puedo! —gritó, raspando bruscamente su garganta y con todo el dolor de su inestable corazón—. ¡Tú no te mereces esto!
Aterrorizada, lanzó la navaja lo más lejos que pudo, arrepentida en el último instante de lo que estuvo a punto de hacerle a una inocente criatura que no tenía la culpa de nada, solo la mala suerte de ser un ángel que cayó en manos de una mujer tan arruinada.
—Lo siento tanto...
Envolvió a su hija en brazos por última vez antes de tomar una terrible decisión. La peor de su vida, que para siempre marcaría su alma y mente. Camila no contaba con los medios ni el apoyo necesario para mantenerla, y no quería darla en adopción. No deseaba que su hija sufriera lo que ella en ese infierno llamado orfanato. Camila tampoco tenía el valor para asesinarla y luego hacerlo consigo misma, para no vivir con el recuerdo de sus horrendos actos.
Volvió a dejarla arropada en sus mantas y la intentó acomodar lo mejor que pudo antes que despertara. Inevitablemente, su hija despertó entre llantos exaltados que terminaron por aturdirla más de lo que estaba.
—Te dejaré... —susurró. Abandonarla fue la única idea que se le ocurrió al no poder acabarla por su propia cuenta.
Después de vagar sin rumbo un rato más, bajo la oscuridad e indiferencia del bosque, encontró un recinto. Maltrecho y con tablones rotos. Camila jamás supo de aquella antigua casa abandonada, consumida por la densa vegetación.
—Espero que no sufras, que todo esto acabe rápido... mija —expresó entrecortada, en el tono adecuada que evitaba el quiebre de su afligida voz.
Sin opciones, Camila hizo que la niña reposara en la entrada de la cabaña de puerta semi abierta. Sacó un pequeño papel de su bolsillo. Tenía pensado dejarlo como prueba de sus acciones. En este escribió las razones de su desgracia, la razón de porque acabaría con su hija y el suicidio que cometería a continuación con alguna roca en su cabeza. Sin embargo, cada que intentaba, dejarlo al lado de su hija, no podía.
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La lucha de una Madre Búho - TOH
CasualeBajo una tormentosa lluvia, en medio de un oscuro bosque, una recién nacida Luz fue abandonada por su madre en una antigua cabaña. Por azares del destino, la bruja salvaje Edalyn Clawthorne la encontró antes de que ocurriera una desgracia y se la ll...