《1》

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(Se supone que aquí había un separador, pero a wattpad no le gusta)

Lo maldecía, los maldecía, se maldecía.

Su cabeza solo pensaba una y otra vez todas las maldiciones que podrían existir en el mundo, en todas las lenguas posibles o, al menos, en las que él conocía.

El hecho de tener 16 años solo empeoraba las cosas. No sabía nada y eso le molestaba. Volvió a soltar otra maldición. No entendía por qué tenía que pasar eso justo ahora y eso le molestaba. Otra maldición salió de su boca. Odiaba ser un omega, se odiaba con todo su alma y ser, por no poder ser fuerte y proteger lo que anhelaba.

Volvió a maldecir.

Porque aquello había sido una masacre a su manada y él era el único que había logrado sobrevivir, ni siquiera logró salvar a su hermano pequeño, Taemin. Ahora estaba solo y perdido entre aquellos bosques fríos en los que acostumbraba vivir y que ahora quería dejar atrás o incluso morir en ellos y vivir eternamente en paz. Su lobo lloriqueaba, prácticamente era un cachorro, un cachorro que había perdido a sus padres, a su hermano que ni siquiera llegó a presentarse y a todos sus amigos y familiares. Estaba solo.

Lee Felix siempre había sido un lobo alegre, uno de los pocos lobos del invierno que tenía el pelaje completamente blanco, al igual que su cabello en su forma humana. Pequeñas pecas adornaban su rostro mientras se esforzaba por ocultar sus orejas peludas del frío, porque sí: pese a estar en su forma humana, conservaba las orejas y la cola.

El frío no le molestaba, se había criado con él, después de todo. Decidió transformarse en su forma animal y buscar un refugio para pasar la noche. Ya hacía tiempo que se había alejado del poblado y dudaba que los lobos de las montañas volvieran a buscarlo.

Su sociedad se dividía por manadas, algunas más grandes o pequeñas que otras, pero lo que los marcaba era una extraña mancha que crecía en su cuello, una que indicaba de donde eras. Sin embargo, los lobos del invierno se caracterizaban por su pelaje blanco, puro y deslumbrante, sin apenas marcas o, en el caso de Felix, ninguna. Por otro lado, los lobos de la costa tenían una raya que cruzaba su columna vertebral que era más oscura que su color natural, mientras que los lobos de los valles centrales tenían manchas en algún ojo u oreja.

Las manadas más importantes eran la de los lobos costeros del sur, los del valle central oeste, los del invierno (que eran los únicos que vivían en el norte) y los de las montañas fronterizas con los bosques invernales. A Felix le gustaría saber por qué la manada de las montañas había masacrado a los suyos, pero no podía hacer nada.

Escapar por las montañas era una muy mala idea, la peor que se le podría ocurrir, por lo que decidió ir por uno de los valles deshabitados en los que no debería cruzarse con nadie. Sabía que una vez saliera de la nieve debía cambiar a su forma humana, si no, sería fácilmente reconocible.

Aunque descartó esa idea tras ver una cueva en la que parecía haber carbón en polvo.

"Aunque no me guste mancharme, no es como si tuviera alguna otra opción" pensó mientras corría hacia el polvillo negro y tan rápido como estuvo junto a él de revolcó en este, volviendo su pelaje prácticamente negro. Estornudo y se arrepintió por unos segundos de haberse manchado, pero no tenía de otra.

Volvió a caminar por los bosques y no descansó en toda la noche pensando en que, tal vez, los lobos de las montañas se acuerden de su existencia y decidan buscarlo. Por si acaso decidió frotarse contra unas plantas extremadamente olorosas para camuflar su olor a vainilla y cerezas.

Odiaba ser omega.

Cuando el sol salía él ya estaba fuera del bosque del invierno, observando todo con extrema curiosidad. A pesar de ser hijo del alfa líder de la manada, jamás había salido de su territorio, por lo que nunca había visto campos verdes sin una pizca de nieve o ríos de aguas donde ni siquiera había un poco de hielo.

Dinasty🌙-Hyunlix-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora