Epílogo

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- Christopher ha escapado.
- No - susurró Anahí, con la pequeña Daniela de casi un año en brazos.
- Tranquila - Alfonso la abrazó - solo tenemos que quedarnos aquí hasta que le vuelvan a agarrar.
- ¿Aquí?¿En casa?¿Encerrados? - negó con la cabeza - No quiero, no quiero encerrarme.
- Podemos salir Annie, pero menos que ahora. Es solo eso.

Anahí asintió y una lágrima escapó, bajando por su rostro. Alfonso la abrazó con más fuerza, dejando a Daniela a un lado para no aplastarla y besó su cabeza.

- No llores por favor, no llores.

Christopher, agachado en los arbustos del jardín de atrás de Anahí y Alfonso, esperó a que todas las luces estuviesen apagadas. Esperó un rato más y cuando pensó que ya se habían dormido, entró con cuidado. Subió hasta la habitación de Daniela y, tras comprobar que estaba dormida, la abrazó contra él antes de volver a salir con ella de la casa.

- Mmmm - Anahí sonrió con los ojos aún cerrados.
- Buenos días - la voz de Alfonso era ronca y sexy, e hizo que Anahí abriese los ojos.
- ¿Dani sigue dormida? - Alfonso asintió - mmm qué raro...
- Aprovechemos - dejó un beso en sus labios.

Continuaron besándose un largo rato, hasta que se separó para poder respirar.

- Solo déjame comprobarlo - lo miró.
- Esta bien - se levantó, ahusándola - vayamos los dos.

Cuando llegaron a la habitación había un silencio absoluto. Algo dentro de Anahí se removió, como con todo lo que había con Alfonso. Pero no tenía sentido. Se acercó a la cuna, sonriendo. Sonrisa que desapareció se fin vio la cuna vacía de su hija, con un pequeño papel en sustitución.

- Poncho... - sollozó, haciendo que se acercase.
- Qué tienes... ¡Oh Dios mío!¿Donde está Dani? - Anahí lloro más fuerte y le entregó el papel.

Si no puedo tener a la madre ¿por qué no a la hija?

- Hijo de...
- Llama a alguien - sollozó como pudo.
- Lo siento - la abrazó, reteniendo las lágrimas que estaban por salir - llamaré a la policía, habla con mi hermana.

Un par de horas después, su casa parecía una comisaría con todos los equipos mejor especializados. Anahí iba de aqui para allá sirviendo café como una autómata. Dulce llegó a su lado y la abrazó fuerte.

- La encontrarán - en ese momento Anahí volvió a derrumbarse.
- Está con él - la abrazó - ayer entró en nuestra casa y la tiene él.
- Ya... ya... - intentó calmarla - pronto estará de vuelta, tranquila.

Daniela dormía plácidamente después de su biberón y alguna pieza de fruta. El tiempo que estuvo en la cárcel se formó mucho como padre, aunque no lo fuese, él se sentía así de Daniela. Había estado casi todo el embarazo y después cuando nació, nadie le dejó verla. Era injusto. Y otra vez por culpa de Alfonso. Por eso se la llevo. Él la iba a cuidar como nadie y la iba a amar tanto como a la madre, aunque ella no le amase a él.

- Ya está chiquita - acarició su cabecita - te pareces mucho a tu madre - sonrió - seguro que llegas a ser tan guapa como ella.

Anahí estaba tumbada en la cama cuando Alfonso subió a la habitación. Había sido un día largo, pero sabía que pronto lo encontrarían. Eran policías que habían trabajado con él durante la época del accidente y sabía que podían conseguir todo tipo de información. Suspiró y se tumbó a su lado. Cuando Anahí sintió como el colchón se hundía a su lado, se giró y se abrazó fuerte a él, enterrando su cara en su cuello.

Siempre he estado aquí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora