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Dulce llegó a casa más tarde de lo que Anahí estaba acostumbrada a verla, y con una sonrisa en sus labios imposible de camuflar, que fue lo que intento al entrar en casa y ver su hermano abrazando a Anahí en el sofá, que ahora estaba tapado con una estantería y se espaldas a la ventana, intentando crear un espacio sin peligro aunque las cortinas estuviesen abiertas.

- ¿Qué tal el día chicos? - miró la enorme estantería - intentando tapar el sofá - sonrió.
- Para que entrase algo de luz, movimos el sofá y la estantería y así tu hermano puede estar tranquilo sin que nadie le vea. No queremos estar siempre en la habitación - se rió ella.
- Lo entiendo - volvió a sonreír.
- ¿Quién es? - dijo Anahí sonriente también.
- ¿Quién es, quién?
- Oh vamos, el chico con el que has salido.
- ¿Qué hablas? - dijo, poniéndose completamente roja.
- Te delatas tu sola Dulce - empezó a reírse Alfonso.
- Calla - lo miró.
- Dulce...
- Paco - terminó suspirando.
- ¿El del colegio? - preguntó Alfonso y Dulce asintió - ¿cuando volvió?.
- Hace casi un año - sonrió tímida - hemos estado hablando y hoy... se declaró.
- No se quien es paco pero me alegro - dijo Anahí sonriente, levantándose a abrazarla.
- Es un chico del que Dulce lleva enamorada toda la vida - dijo Alfonso riendo.
- Oh cállate - dijo Dulce poniéndose aún más roja mientras Alfonso y Anahí reían cada vez más alto.

Esa noche cenaron los tres en el sofá y esta vez fue Dulce la encargada de cocinar. Anahí sonrió cuando la mesa estuvo puesta y cada uno comenzó a servirse.

- Me voy a malacostumbrar - dijo, rompiendo el silencio.
- ¿Por?
- Antea has cocinado tú, ahora lo hace Dulce... yo solo me he dedicado a comer y dormir - rió.
- Bueno, estás embarazada amor, te estamos consintiendo un poco.
- Después voy a tener un bebé - sonrió ampliamente - creo que mereceré más atención.

Alfonso la besó castamente, mientras Dulce reía por las veces que Anahí se salía con la suya con su hermano. Sabía lo que quería y mi hermano siempre se lo daba.

- Eres un... - dijo, sin parar de reírse.
- No soy ningún calzonazos - terminó la frase que Dulce iba a decir - me gusta minas a mi mujer, y mucho más ahora que estuve tanto tiempo lejos y ella está embarazada.
- Lo que tú digas - volvió a reír.
- Dulce, déjale en paz - sonrió Anahí - No la escuches - dijo antes de volver a besarle - tiene envidia.

Después de recoger la mesa y limpiar los platos, Dulce se sentó en el sillón en el que habían cenado y Alfonso puso un capítulo de Friends, lo habían visto mil veces y se sabían los diálogos, pero cuando no echaban nada en la tele tenían costumbre poner uno o dos capítulos cada vez. Anahí estaba recostada sobre Alfonso mientras el la abrazaba y acariciaba su hombro.

- Entonces ¿ya podemos llamar a Paco cuñado? - soltó casi al final del capítulo, acompañándolo de un bostezo.
- ¡Annie! - abrió los ojos mucho - no vamos a dejar el tema, ¿verdad? - terminó riendo.
- No te quejes, te he dejado toda la cena... pero me estaba quedando dormida y necesitaba preguntarte más cosas.

Dulce negó con la cabeza, intentando no reírse y después comenzó a hablar.

- ¡Está bien! - Anahí aplaudió entusiasmada - llegó aquí cuando éramos unos niños, tuyo tendría como siete y Alfonso acababa de cumplir los diez - Alfonso asintió, acariciando el brazo de Anahí - lo recuerdo como si fuese ayer - soltó una risilla - estábamos en el gimnasio y el director nos contó que había un niño nuevo en el colegio, de mi edad, y que iba a entrar en mi clase ese mismo día. Y ahí salió, con el pelo perfectamente peinado, unas gafas finas, casi trasparentes y una sonrisa de oreja a oreja.
- ¿Te gustó desde que lo viste? - interrumpió Anahi haciendo reír a Alfonso.
- No - sonrió - me pareció el típico sabelotodo, el favorito de la profesora.
- Oh, vaya.
- Luchaban por ser el mejor de la clase - dijo Alfonso cerca de su oído, aunque Dulce también escuchó y asintió.
- Yo siempre había sido la mejor, y lo quería seguir siendo. Y creo que nos llegamos a odiar el uno al otro.
- Pero...
- Pero me enamoré de él y, justo cuando se lo iba a decir, a su padre le ascendieron y se tuvieron que marchar a otra ciudad - suspiró - pero ahora ha vuelto, y se ha declarado. Y me ha dicho que siempre estuvo colado por mi.
- Yo ya lo sabía.
- ¿Qué cosa?
- Que le gustabas - sonrió - estaba todo el día pendiente de ti, y no precisamente por si sacabas más o menos nota que él - le guiñó el ojo - te miraba embobado.
- ¿Cómo tú a Anahí?
- Ríete pero si, exactamente como yo miro a mi mujer desde el segundo en que la vi. Ahora puede que incluso se me caiga la baba más de una vez.

Anahí se acurrucó más pegada a su cuerpo, suspirando feliz y abrazándose un poco a él. Dulce siguió hablando de algo con Alfonso pero no pudo escuchar mucho porque en cuanto cerró los ojos, se quedó dormida.

Dulce se mordió el labio al darse cuenta y señaló con la cabeza a Anahí. Alfonso se mordió el labio también y dejó un beso en su cabeza antes de levantarse con cuidado y después subirla a la habitación, todavía dormida, entre sus brazos.

- Mmhmh - gimió cuando la colocó en la cama.
- Shhh duerme linda - le susurró.
- Poncho - susurró, aún dormida.
- Te amo - miró su vientre abultado - os amo.

A la mañana siguiente, la luz entró por la ventana, dándole directamente a Anahí en la cara. Abrió los ojos, sin mucha convicción, y se encontró a Alfonso profundamente dormido a su lado. ¿Cuándo había subido a su habitación? Ella solo recordaba haberse quedado dormida en los brazos de él cuando Dulce estaba hablando sobre Paco. Le ponía feliz que por fin hubiese conocido a alguien que de verdad le hacía sonreír, que de verdad la quería y la hacía feliz. Ya quería conocerle y no sabía muy bien cómo decírselo, además estaba todavía el tema de Alfonso. Nadie podía saber de su existencia, y seguro que el también quería "entrevistar" al nuevo novio de su hermana, aunque ya le conociese de antes.

Siempre he estado aquí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora