Capítulo 1. El regalo

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Era un luminoso y frío día de diciembre. Un brillante rayo de luz se filtró por la ventana, obligándola a abrir los ojos. Intentó moverse, pero el peso de un cuerpo tibio sobre su pecho la mantuvo inmovilizada.

—Hey, preciosa ya amaneció —murmuró con voz adormilada, mientras que del otro lado, la única respuesta que obtuvo fue un quejido incomprensible.

—Vamos linda, recuerda que hoy tienes un montón de cosas por hacer.

—Hmm... olvídalo —se quejó su esposa con voz somnolienta, apretando sus brazos con pereza alrededor de su cintura.

—Amity Blight, si no te levantas ahora mismo me comeré la barra de chocolate que escondes en tu escritorio.

La mención del chocolate, provocó la reacción inmediata de su esposa, quien se alejó de inmediato del calor de su cuerpo, sentándose en la cama con una mirada desafiante.

—No te atreverías, Noceda.

—Entonces no me conoces bien.

—Estoy segura de que anoche no decías lo mismo.

Un brillante color rojo, inundó las mejillas de Luz. Ese tipo de comentarios eran usuales a lo largo de su relación, sin embargo, aún quedaban momentos en que la sangre subía a su cabeza y era imposible de controlar.

—¡Señorita Blight! —exclamó Luz con falso asombro—. Creo que... necesito un pequeño recordatorio.

Luz no sabía si sentirse ofendida, pero la propuesta con voz seductora no hizo más que causar la risa inmediata de la mujer a su lado.

—Ugh, ya me hiciste perder el sueño. —Amity levantó la gruesa manta que las cubría y comenzó a levantarse.

—¿A dónde crees que vas? —dijo Luz, envolviendo los brazos alrededor de la cintura de su esposa, atrayéndola de regreso a la cama—. No puedes salir de esta cama, sin darme mi beso de buenos días.

Amity no protestó, de todos modos el beso de buenos días era algo que ella misma había hecho costumbre. Con una sonrisa perezosa se acercó y unió sus bocas en un beso tierno y lento.

—¿Entonces, qué tienes planeado para hoy? —preguntó Luz, sin separarse del abrazo.

—Iré con Ed y Em a conseguir un regalo para nuestros padres —dijo Amity sin mucho ánimo—. Comeremos juntos después, espero que puedas unirte.

—Me encantaría bebe, pero prometí ayudar a Eda con algunas cosas. Si termino antes, te lo haré saber.

—Está bien —Amity la abrazó con fuerza, hundiendo la cabeza en el hueco de su cuello—. Te extrañaré mucho.

—También yo, hermosa —Luz estiró su mano para acariciar las largas y sedosas hebras del cabello de su esposa—. Pero aún tenemos algo de tiempo, podemos darnos una ducha o ir a desayunar. ¿Qué quieres hacer primero?

Amity busco sus ojos, la leve mordida en su labio y el ceño fruncido eran gesto claro de que esa pregunta tardaría bastante en tener una respuesta.

***

Después de una entretenida y larga ducha, las dos estaban hambrientas y listas para el desayuno. Para sorpresa de Luz, este consistió principalmente en cosas dulces, algo bastante extraño para Amity, quien siempre prefería comer frutas y cosas livianas para comenzar el día. Luz no le dio más vueltas al asunto, y luego de intercambiar un montón de palabras cursis y besos de despedida, cada una salió de casa en diferentes rumbos.

Sorpresas (Lumity)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora