Capítulo 3. Latidos

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Tres semanas después, Luz y Amity escuchan por primera vez los latidos de tan esperado corazón.

—Un segundo —ordena la matrona, encendiendo sobre el vientre de Amity una especie de máquina holográfica. Un chasquido después, una imagen flotante aparece sobre ellas. Luz lucha por retener la emoción, pero las ganas de gritar se desvanecen cuando la imagen frente a ellas está en absoluta oscuridad.

—No veo nada —se queja Luz, intentando aguantar el pánico— ¿Qué pasa?

Amity ríe y toma su mano, intentando tranquilizarla.

—Tranquila, cariño. Todavía falta un paso.

—Veo que alguien está muy ansiosa por aquí —comenta la matrona. Moviendo sus manos en un hechizo que nunca antes había visto.

—¡Lo siento, lo siento! —repite Luz tomando rápidas bocanadas de aire— ¡Estoy demasiado emocionada!

De pronto, la imagen frente a ellas comienza a parpadear, solo unos segundos después, todo comienza a llenarse de líneas, de diferentes tamaños y colores. Luz no entendía muy bien cómo funcionaban las cosas para las brujas, sin embargo esto era muy parecido a los ultrasonidos que realizaban en el mundo humano.

—Muy bien, que tenemos aquí. —La matrona comienza a mover sus manos de forma circular a través del vientre de Amity. De pronto la imagen muestra algo que llama su atención.

Un pequeño punto, casi del tamaño de un frijol. No debía medir más de un centímetro, y estaba rodeado por una estela circular. Luz estaba a punto de gritar de emoción, cuando de pronto...

Amity levanta su cabeza de golpe, soltando la mano de Luz con un movimiento rápido. Su mirada se enfoca con detenimiento en la pantalla. Sus ojos dorados, llenos de desconcierto.

—Por el Titán... —La voz de Amity se quiebra de la impresión. Luz se paraliza, mira hacia todos lados, intentando encontrar la razón del miedo en su esposa. La matrona continúa observando el holograma con infinita tranquilidad.

—¿Qué pasa? —pregunta con voz ahogada— ¿Hay algo malo?

Amity continúa mirando la imagen, se lleva la mano a la boca, pero sus ojos brillantes, a punto de soltar lágrimas, la delatan.

—Linda, dime que pasa, me estás asustando.

Su esposa intenta hablar, pero de su garganta solo sale un leve quejido.

—Saldré si necesitan un tiempo a solas —interrumpe la matrona.

—No entiendo, ¿Qué está mal?... ¿Hay algo malo con el bebe? —titubeo Luz, con el corazón en la garganta.

—Calma, todo está perfecto —La matrona le da una sonrisa tranquilizadora—. Tu esposa ya entendió, pero creo que tú necesitas un poco de ayuda.

La expresión confusa en la cara de Luz es la prueba suficiente. Amity vuelve a buscar su mano, entrelazando sus dedos con firmeza.

—Observa y escucha —La matrona toca algo en la máquina holográfica y de pronto un sonido parecido a las olas del mar, repleta la habitación. —Aquí está uno —indica la matrona, al mismo tiempo que el sonido de un tamborileo comienza a destacar. —Y aquí está el otro. —con un pequeño movimiento de muñeca, otro profundo tamborileo reemplaza al anterior. No puede notar ninguna diferencia. Pero ahí está.

—¿Otro?

Luz se paraliza. Ni por un segundo se habían planteado esa posibilidad. Sus piernas comienzan a temblar como si fueran hilos. Ni siquiera tiene el tiempo para formar muchas ideas cuando...

—Sí, son gemelos —afirma la matrona, con voz serena, como si fuera lo más normal del mundo—. Muchas felicidades.

—¿¡Ge... gemelos!?

Amity de pronto estalla en llanto. Luz ni siquiera recuerda cómo hablar, ni como respirar. Lo único que hace es inclinarse para envolver a su esposa entre sus brazos.

—No llores linda, no es tan malo —Intenta consolarla—. Siempre podemos regalar al más feo.

Amity ríe, y sus lágrimas son reemplazadas por una sonrisa que podría derretir cualquier hielo en el mundo.

—Lloro de felicidad, idiota. —Amity seca sus lágrimas y vuelve a mirar el holograma—. No puedo creer que sean dos.

Es imposible explicar la sensación en su pecho, es como si quisiera llorar, pero está tan feliz que es imposible parar de sonreír. Su cabeza imagina sus rostros, sus pequeñas manos, sus voces. En unos meses su corazón tendría que dividirse en dos partes más y no podía esperar a que ese momento llegara.

Sus bebés.

Sus pequeños.

Amity la saca de su corto y feliz trance, acerca su mano hacia ella y acaricia con una ternura inmensa su rostro, Luz presiona delicados besos contra su palma. Su esposa le devuelve una mirada ensoñadora, casi exaltada.

—Son dos, cariño, tendremos gemelos —repite Luz, sin poder creerlo.

El beso llega entre lágrimas y risas incrédulas. Si ahora se siente tan abrumador, no puede imaginar cómo será una vez que nazcan. Cuando el beso se termina, la expresión de Amity se vuelve indescifrable.

—¿Qué pasa cariño?

Durante un ínfimo segundo, Luz puede jurar que Amity está en una especie de shock.

—Mamá... se volverá loca. 

Sorpresas (Lumity)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora