Cap3 confusión en la picina

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El sol salía y se asomaba por mi ventana y por la puerta a su vez Hillary.

-¡Buenos días!.--Hillary saltando sobre mí y sacudiendo la cama.

-Ten cuidado.-Le dije, pero, cuando vi a Caroline aún estaba profunda en su sueño.

-¿Sabes qué día es?.-Preguntó Hillary.

-Si, domingo.-Respondí.-¿Por?.-Le pregunté

-Daah, días hermanos.-Respondió ella.-¿Qué haremos hoy?.-Le preguntó.

-No sé, tú dime.-Respondí.-Hey, ¿tú no estabas muy molesta conmigo? Le pregunté.

-Un poco sí, pero, no importa.-Respondió a ella.-Bueno, vístete y ya pensaremos en algo, yo mientras haré café.-Dijo Hillary con una sonrisa de oreja oreja.

-¡NO!.-Exclamó Caroline despertando abruptamente de su sueño.

-Buenos días cuñada.-Dijo Hillary.-¿Qué pasó, tuviste una pesadilla?.-Le preguntó

-Si, algo así.-Respondió Caroline

Jhon no te preocupes ya te traigo un poco de café.-Dijo Hillary

-¡NO!.-exclamó nuevamente Caroline.-Estoy bien, tranquila no hagas nada.-Dijo Caroline

-OK.-Dijo Hillary.

Hillary se levantó de la cama, sin darse cuenta la sábana se le había enrollado en el pie, Caroline y yo solo vimos como se desplomaba sobre la alfombra.

-Estoy bien.-Dijo Hillary levantándose rápidamente del piso.

-Que tonta.-Pensé mientras la veía salir.

Caroline Y yo nos levantamos, nos lavamos las caras y salimos del cuarto, cuando salimos me sorprendió lo que vi Hillary tenía en sus manos aquel libro, pero esta vez yo tendría pollo...

-Caroline.-Llame a mi esposa casi susurrando.-¿Ves ese libro que tiene filaria en sus manos? Le pregunté.

-Si.–Respondió Caroline.

-Bueno, fíjate en sus páginas.-Le dije.

-Y, ¿por qué no se lo pides a Hillary?.-Preguntó será mejor que andar husmeando.-Dijo ella.

Solo hazme caso y verás de lo que te hablo le contesté.

-Hermano.–Dijo Hillary.-¿Por qué no estás vestido? Me pregunto.

-¿Vestido para que?.-Preguntó Caroline viéndome.

-Es que hoy es domingo y los domingos Hillary y yo siempre hacíamos algo.-Le respondía mi esposa.

- Oooh, pero que bien.-Dijo Caroline.-Y, ¿qué harán?.-Preguntó Ella viéndonos ambos.

-Bueno,la verdad no tengo ganas de ir a ningún lado.-Dije.

-¿En serio?.-preguntó Hillary haciendo otra vez la carita de cachorro.

-Espera.-Le dije.-Podemos hacer algo aquí en la casa, como pasar el día en la piscina.-Sugerí.

-No es mala idea.-Dijo Caroline.-Llamaré a unos amigos de seguro estarían felices de verte la cara.-agregó

-¡Genial!.-Exclamó Hillary.-Ir a ponerme el traje de baño, Demian tu saca la parrillera del cobertizo y prende el carbón.-Dijo Hillary muy emocionada.

-Yo también iré por mi traje de baño.-Dijo Caroline

Caroline y Hillary me dejaron solo en medio de la sala viendo para los lados, me dirigí un momento a la vista hacia mi escritorio.-Hoy no.-Dije moviendo la cabeza , Fui al armario de licohores y me serví un trago, salí a la piscina y el resplandor del sol en el agua me segó por un momento.

Cuando estaba en el cobertizo sacando la parrillera, mi vecino se asomo por sobre la cerca.

-Vaya, vaya, vaya el conde salió de su feretro, cuidado con el sol te puedes hacer cenizas.-Dijo el.

-Siempre tan gracioso Scott.-Contesté sarcásticamente.-Cuéntame, ¿qué haces allí asomado?.- le pregunté.

-Es que escuché el ruido y me aseguraba de que todo estuviese bien.-Respondió en un poco apenado.-Oye, tengo en mi refrigerador unas costillas de cerdo querían perfectas con tu parrilla.-Dijo El

-Bueno, no sé.-Dije.-Sabes que, vale, de todas maneras Caroline invitar a unos amigos.-Le dije.

-Listo, le diré a Paola y a los niños que se arreglen.-Dijo él y entró a su casa.

Yo estaba encendiendo el carbón cuando algo llamó mi atención Caroline venía caminando hacia mí, estaba hermosa con su traje de baño, el mismo que usó en nuestra luna de miel, sentí que el tiempo se hizo más lento al igual que el día que la conocí, no cabía la menor duda, me volvió a gustar mi esposa, no pude evitar caminar hacia ella y darle un apasionado beso.

-Hace mucho no me besabas así.-Dijo ella abrazándome.

Lo siento.-Le dije.

-¿Porque te disculpas si no me ha molestado?.-Preguntó ella.

-Lo siento, por olvidar que tengo una esposa sexy a la que amo con locura.-Le dije viéndole a los ojos.

Cuando le dije esas palabras sus ojos empezaron a brillar y una lágrima rebelde se escapó y corría por su mejilla topándose con la sonrisa más hermosa, ella me besó, dulces labios rojos que me enamoraron una vez, lo hacían de nuevo.

-Adentro hay cuartos.-Dijo Hillary que venía hacia nosotros.

Hillary venía caminando tan linda, no quería creer que ya era toda una mujer, pero, tenía que aceptarlo para mí siempre sería aquella bebé que enseñar a caminar, ella venía sin darse cuenta que en el césped estaba el rastrillo que saqué del cobertizo.

-¡Hillary espera!.-Dije soltando a Caroline y volteando hacia ella.

Mala idea, Hillary traía audífonos y no me escucho, pobre de mí después de ese golpe creo que ya no tendré hijos, desde el piso vi que Caroline que tenía ambas manos en su entrepierna haciendo un gesto de dolor profundo mientras que yo no podía ni respirar, con mucho cuidado metí mi mano en mi entrepierna para revisar.

-Uno... Dos... Tres... cariño tengo tres bolas.–Le dije a Caroline levantándome suavemente del piso.

-Hillary fue por hielo amor.-Dijo Caroline.-Ven siéntate.–Me llevó a una de las sillas junto a la piscina

Hillary llegó con el hielo.-Perdón Demian.-Dijo.-¿Si voy a tener sobrinos, verdad?.-Preguntó irónicamente.

Yo voltea ver a Caroline y ella estaba conteniendo la risa por la pregunta de Hillary.

Después de un rato el dolor ya había desaparecido casi por completo y la gente empezaba llegar, eran muchas caras conocidas desde hace mucho tiempo no veía y otras que no había visto nunca

Yo estaba en la parrilla, Caroline hablaba con algunos invitados y Hillary estaba sentada fingiendo que leía aquel libro.

-Caroline.-Llame a mi esposa.

Ella volvió su mirada hacia mí y yo le hice señas para que volviese y viera a Hillary, ella volteo, la vio, y asintió con la cabeza, se dirigió hacia ella.

-¿Que lees?.-Preguntó acercándose

Hillary cerró el libro, la miró y se lo entregó.-Echa un vistazo, seguro te gustará.-Le dijo a Caroline.

Caroline se sentó junto a ella y abrió el libro, yo vi con asombro como pasaban a las páginas tal cual estuviese leyéndolas.

-¡joder!.-Exclamé.-Ahora también mi esposa está loca, fingiendo que lea un libro en blanco.-Dije mientras daba vueltas a la carne.

-¿Cómo va el trabajo Demian?.-Preguntó otra vez, uno de los amigos que Caroline había invitado.

-Bien.-Respondí.

-Que bueno.-Dijo él.-Debe ser un libro muy extenso el que estás escribiendo porque hace ya varios meses no se te veía la cara.-Agregó.-¿De qué trata? Preguntó.

-Es una sorpresa.-Le respondí.-Hasta el momento ni yo sé de qué trata.-Le dije Sin apartar la mirada de Caroline que aún tenía que el libro en sus manos.

-No sé cómo puede ser eso posible Demian.-Dijo el.-Pero si lo que quieres ese reservado, yo lo respeto, solo avísame cuando salga a la venta para comprarlo, seguro que será igual de bueno que los anteriores.-Agregó

-Sí claro cuenta con eso.-Le dije.

Travis alejó y yo me quedé en la parrilla.

-Caroline.-Llame a mi esposa nuevamente.

Ella levantó la mirada, cerró el libro se levantó de la silla y fue hacia mí.

-Amor, ¿qué haces fingiendo con ese libro?.-Le pregunté

-Yo no estoy fingiendo querido.-Respondió ella.-Eso que tu hermana tiene es oro puro.-Dijó

-¿De qué hablas Caroline?.-Le pregunté.

-Es poesía, es arte, es amor, es tragedia, comedia, es simplemente todo.-Respondió ella.

-Eso es imposible yo anoche lo vi, y eran páginas en blanco nada más.-Dije subiendo un poco el tóno.-Ya verás que no estoy loco.-Le dije y fui a donde Hillary Y arranqué aquel libro de sus manos, lo abrí y otra vez, páginas en blanco.

-Hermano cálmate.-Me dijó Hillary con una voz serena desde la silla.

-¿Cómo quieres que me calme?.-Pregunté.-Si estás leyendo un libro en blanco.-

-Hermano cálmate.-Dijónuevamente Hillary.

-Travis, Scott.-Llamé a mi vecino y a mi amigo y.-¿Qué dice aquí?.-Le pregunté poniendo el libro sobre la mesa y señalando la portada

-"A la inspiración del Lector".-Dijerónlos dos al unísono.

-¿¡Que!?.-Pregunté aún más enfadado.-¿¡Ustedes también harán pasar por loco!? Pregunté viéndolos.

De repente y sin aviso unos brazos rodeando mi cuerpo eran los de Caroline.-Ya mi amor, yo estoy aquí.-La escuché decirme

No lo podía creer, todo el mundo me observaba.-¿Qué está pasando?.-Le pregunté.-Suéltame y que todo se vayan.-Le dije a Caroline.

Caroline me soltó, yo caminaba por la orilla de la piscina cuando una extraña sensación en mi cuerpo me derribó al agua, mis piernas no respondían, sentía que me ahogaba, sin aviso dejé de luchar y desde el agua veía como todos alrededor de la piscina veían como me hundía y en el cielo la luz del sol se hacía cada vez más brillante y luego cuando ya me había dado por vencido escuché que alguien entró al agua me tomó por el pecho halando de mi camiseta y me sacó, era Hillary.

-Aun no.-Me dijo ella lo hizo y solo me sacó del agua.

Ya estando fuera del agua recuperé la fuerza en mis piernas y antes de que cualquiera fuese en mi ayuda me levanté.

-Amor, ¿estás bien?.-Preguntó Caroline.

-Si.–Respondí.-Estoy bien.–dige viendo que Hillary estaba sentada en la piscina viendo el agua.-Gracias Hermanita.-Dije agachandome para abrazarla, pero, antes de que pudiera acercarme más, ellaabruptamente se lanzó al agua esquivándome igual que la noche anterior. Yo me quedé unos segundos agachado y luego me levanté echa un vistazo alrededor y todos estaban como si nada hubiese pasado.


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