ɪɪ. sᴇɴᴛɪᴍɪᴇɴᴛᴏs

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Mírame, estoy tan indefenso como un gatito subido a un árbol; y siento que me estoy aferrando a una nube,
no puedo entender, me pongo confuso con solo tomar tu mano... Y mil violines empiezan a tocar, o podría ser el sonido de tu saludo esa música que escucho. Me pongo nublado en el momento en que estás cerca, ¿no ves que estás guiándome? Y es justo lo que quiero que hagas,
¿no te das cuenta de lo desesperadamente perdido que estoy? Por eso te sigo... estoy demasiado brumoso y demasiado enamorado».
Misty, Ella Fitzgerald

Martes, 25 de febrero de 1930

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Martes, 25 de febrero de 1930

                 La guerra, aquel suceso que dejaba a su paso caos, destrucción y ruina, aún cuando algunos lucraran con ella. Personas dejando sus hogares para resguardarse del peligro, incluso dejando sus países, ese era el caso de la familia Lehnsherr. Erik y Magda junto con sus pequeños Pietro y Wanda se vieron obligados a abandonar Sokovia por el bienestar de sus hijos, pues Europa estaba sumido en la miseria debido a la «Gran Depresión» y el empoderamiento de los fascistas en Italia y la Alemania Nazi. Estados Unidos fue el lugar elegido para migrar, específicamente Brooklyn. Quizás muchos de sus amigos dirían que eran cobardes, pero ellos estaban asegurando sus vidas antes de que los conflictos se acrecentaran y estallara otra guerra. Ojalá estuvieran equivocados y aquello no sucediera y  sí llegaba a suceder, rogaban porque fuera menos desastrosa que la de 1914.

    Entristecidos por alejarse del lugar que los vio nacer, los mellizos estaban reacios a aquel lugar, además los demás niños se burlaban de su acento, se les estaba haciendo extremadamente difícil adaptarse, por lo que se mudaron a un área más tranquila de Brooklyn.

    James y Steve de doce y once años, respectivamente, divisaron el camión de mudanza de los nuevos vecinos, ambos se hallaban sumamente curiosos por conocer a aquellas personas y saber si habían niños o adolescentes con los cuales socializar.

    Detuvieron su andar a una esquina de la residencia de los sokovianos y desde allí vislumbraron dos pequeñas cabelleras castañas acompañados de los adultos, felices por lo que podrían ser nuevos amigos, se dirigieron a su encuentro.

    —Hola, ¿se mudarán aquí o es temporal? —quizás fue una pregunta tonta, pero quería saber si no se irían pronto de aquel lugar, él y Steve necesitaban amigos

    —Hola, no creo, papá dice que nos quedaremos —dijo la niña—. Por cierto, ¿tú quién eres? Ni siquiera has dicho tu nombre y me estás interrogando —farfulló la castaña, arrugando su pequeña nariz.

    —Oh, lo siento, soy James y él es Steve —señaló al rubio a su lado, sacándolo de su mutismo—, di hola.

    —Hola —murmuró con timidez, estaba trabajando en eso, pero todavía se le hacía difícil. Era bueno con las palabras, pero no para hacer amigos. 

ᴀ ᴘᴇsᴀʀ ᴅᴇʟ ᴛɪᴇᴍᴘᴏ | 𝑊𝑖𝑛𝑡𝑒𝑟𝑊𝑖𝑡𝑐ℎ | 𝐸𝑛 𝑝𝑟𝑜𝑐𝑒𝑠𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora