SEIS

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Llegué a mi casa lo más pronto posible. En el camino le marqué a Jarol para quedar esta tarde. Tenemos que descubrir dónde vive Min Yoongi sí o sí.

Me apoyé en la puerta principal después de cerrarla; estaba muy agitada de caminar tan rápido.

Llevaba tres minutos sentada frente a la puerta con una crisis existencial sobre mis hombros.

Me levanté luego de salir de esa crisis y me encaminé hacia mi habitación.

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Buscaba en mi gran clóset una prenda de color negro que me quedara bien, aunque tengo mucha ropa de ese color. No sé qué ponerme, estoy muy nerviosa. ¿Y si me lo encuentro por la calle? ¿¡Cómo voy a reaccionar!? No lo quiero ni pensar.

Luego de un rato de buscar y buscar, encontré unos shorts negros y una chamarra del mismo color. Me coloqué unos tenis grises y también me puse una gorra y una mascarilla del mismo tono.

Se escucha el timbre resonando en toda la casa y me apresuro a tomar mi teléfono y bajar las escaleras. Al abrir la puerta, me encuentro con una Jarol y muchas lentejuelas.

—Pero... ¿qué es esto? Te dije algo que no llame la atención y te pones esa gorra y esos tenis —le dije, apuntando con mis dedos. Jarol rodó los ojos.

—¿Qué tiene mi vestimenta? Además, solo me dijiste que fuera negro, no hablaste de brillo —dijo. Entró a la casa—. ¿Me das agua antes de irnos? —pidió haciendo ojitos.

—Está bien.

—Gracias, te amo.

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Salimos de la casa a las seis de la tarde y andamos por las primeras calles. Yo estaba histérica, tanto así que veía a Yoongi por todos lados.

—Sal de ahí, ese no es Yoongi, Taeyeon —dijo, un poco harta de mí.

No me juzguen, soy un completo bicho raro.

—¿Ah no? —Saqué la cabeza para confirmar si era cierto—. Lo sabía —contesté.

—Sí, claro —contestó Jarol con ironía.

Seguimos caminando por las calles desoladas del vecindario. Nos parábamos en las ventanas, y Jarol tocaba varias puertas y preguntaba cosas o inventaba algo mientras yo me escondía de cualquier chico con pelo negro y tez blanca. En eso, nos cayó la noche. Ya eran pasadas las 8, tenía hambre y Jarol ya se estaba quejando. Entonces, se me ocurrió algo.

La única casa que falta en la vecindad es la de los Jeon.

—Jarol, tengo una idea loca —le comenté a la castaña.

—Por Dios, Taeyeon, ya tengo hambre. Vamos a casa a comer —se quejó haciendo berrinche.

—Espera, aún nos falta una casa más, ¿sí? —Junté mis dos manos frente a mi cara en forma de súplica.

—Bien —dijo y bufó—. Lo que hacen las amigas.

Caminamos de vuelta a mi casa y nos paramos frente a la propiedad de los Jeon. Yo solo pensaba en las posibilidades de que ellos fueran hermanos, y es que ni siquiera tienen el mismo apellido. Además, los dos chicos ni se hablan en la escuela, así que la posibilidad de que sean hermanos es de un 1% de 100 %.

ᴍʏ sᴇxʏ ʙᴏʏ ||ᴊᴊᴋ || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora