Fragmento de reflexión

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Nota: Sólo como recordatorio, JingYi le dice padre a Jiang Cheng y papá a Lan XiChen. Para que no se confundan a apartir de este capítulo en adelante.
 

 
  ∞

 

Los ojos de Jiang Cheng se crisparon y se sintió irritado con su hermano adoptivo, quien estaba sentado en el sofá frente a él, mirándolo fijamente sin pestañear. Jiang Cheng respiró hondo e hizo a un lado su bolígrafo antes de mirar a su hermano. De cualquier manera, no conseguiría hacer nada con esta distracción.

—Wei WuXian, ¿Qué mierda te pasa?

Wei Ying parpadeó lentamente y frunció el ceño. —¿Qué quieres decir?

Jiang Cheng chasqueó la lengua, —¡Desde que llegaste aquí hace media hora has estado mirándome con una expresión de cachorro pateado! ¡Así que no me digas que no hay nada malo!

Wei Ying ensanchó los ojos y se veía más miserable que antes. —Yo...

‘Lamento haber hecho que el hermano XiChen sacrificara su felicidad y lamento haber hecho que tú y JingYi sufrieran todo este tiempo…’

—...No sé de qué estás hablando.

Jiang Cheng lo miró y luego suspiró. Sabía que Wei Ying estaba escondiendo algo, sólo actuaba así de raro si algo andaba mal. La cosa era que por lo general no necesitaba de mucha amenaza y fuerza de su parte para hacer hablar a Wei Ying. Su hermano adoptivo era un idiota testarudo, y también un dolor en la vida de Jiang Cheng.

—¿Alguna vez te has sentido realmente culpable? Como si hubieras odiado a alguien porque pensaste que hizo algo realmente terrible, pero resulta que hizo todo lo contrario, —Wei Ying murmuró.

 Jiang Cheng frunció el ceño, —No, no lo creo.

—Después de todo este tiempo siento que soy un imbécil.

—Eres un imbécil.

—... ¿Cómo es que lo juzgué tan mal? Debí de haberlo sabido, —Wei Ying continuó murmurando para sí mismo como si Jiang Cheng nunca lo hubiera interrumpido. 

Jiang Cheng suspiró. —¿A quién has ofendido esta vez?

—¡A nadie! Ese es el problema. Juzgué tan mal a alguien por sus acciones, creí que era malo y que de cualquier manera necesitaba un golpe o dos. ¡Pero resulta que estaba haciendo algo bueno, haciendo algo malo!

Jiang Cheng sacudió la cabeza y trató de volver a concentrarse en su trabajo. —Eso no tiene ningún sentido.

—¡Ya lo sé!

Wei Ying miró a su hermano y sintió una punzada de culpa y tristeza que empapaba su cuerpo. No podía decirle la verdad a Jiang Cheng. Si lo hiciera, estaba seguro de que su hermano se sentiría responsable y haría todo lo posible para arreglar las cosas sin pensar en las consecuencias que le caerían encima, siempre y cuando todos los que le importan fueran felices.

—Jiang Cheng... —Jiang Cheng centró de nuevo su atención en su hermano, escuchando el tono inusual en su voz, —¿Eres feliz?

El aliento de Jiang Cheng se estancó y vio cómo Wei WuXian lo miraba fijamente, como si intentara analizar su expresión en busca de un indicio de mentira. Jiang Cheng resistió el impulso de moverse. —¿De qué carajo estás hablando? 

—Jiang Cheng, ¿Eres feliz?

Jiang Cheng desvió la mirada y reflexionó sobre la pregunta una y otra vez. ¿Era feliz? La respuesta... era sí, y no. Era feliz con su vida, su trabajo y Jingyi. Se puede decir que su vida era buena, no demasiado feliz, pero estaba contento. Existía un vacío que a veces roía la parte trasera de su mente, pero aprendió a ignorarlo, a engañarse a sí mismo de que no necesitaba a nadie y nunca lo haría. No había nadie para él de todos modos.

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