Segunda Parte

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Según el mapa, estaba cerca.

Esperaba que fueran correctas sus suposiciones, no era experto entendiendo mapas, jamás había salido de su aldea.

Recogió todas sus pertenencias, haber dormido a la interperie y solo no fue tan malo como había pensado, y para ser sincero intento no darle mucha importancia para evitar que el pánico se apoderará de él.

Se aferró fuertemente al dije que le dio su abuela, era extrañamente reconfortante, como tener compañía.

Subió al caballo y emprendió la marcha, el sol acababa de despuntar, se apresuró, no quería tener que pasar otra noche más afuera.

Unas horas después, no sabía exactamente cuantas, pero sus muslos se sentían entumidos por estar montando el caballo, una gran muralla se veía a lo lejos.

Y todo lo golpeó de repente, ¿que estaba haciendo? Si lo descubrían lo matarían por deshonrar al ejército, su familia perdería su honor y serían repudiado, sus ganas de salvar a su familia podrían convertirse en humillación para ellos, quizá sus padres aún muerto lo odiarían.

El miedo invadió su cuerpo, pero ya estaba ahí.

Si regresaba, su padre no tendría chance de llegar a tiempo, y también sería deshonrado.

Suspiró, contó hasta 10, ya no había nada que hacer, no podía echarse para atrás, miró la muralla, pareciendo imponente, era enorme y él aún se encontraba tan lejos, no quería ni imaginar que tan enorme sería de cerca.

Apretó el amuleto entre sus dedos, ¿que le esperaba si no hacía esto? NADA.

Ser solo un sirviente, un esclavo en su propia casa, con la falsa ilusión de libertad y una familia, el no quería eso, no estaba hecho para eso.

Subió de nuevo al caballo, y se aproximó al pueblo, 2 guardias resguardaban la entrada, mostró el pase que había tomado de su padre, apretó fuerte el amuleto entre sus dedo 'Vamos puedes hacer esto'.

Había pequeñas casas, dejando estrechas calles para caminar, se dejó guiar por los demás hombres que caminaban delante de él.

Al llegar a la plaza, se encontró con una área amplía, que probablemente servía como mercadillo, pero ahora estaba atestada con enormes tiendas de campaña.

Un hombre imponente, un Alfa de clase alta, lo podía decir por su porte y el aura de poder que lo rodeaba.

Su instinto, su omega lloró por ese Alfa, era una jodida Mierda, odiaba sentir que alguien podía hacer que se sintiera sumiso.

"Acérquense señoritas" gritó el hombre, todo su cuerpo vibró ante la Voz Alfa.

De pronto se vio rodeado de un mar de cuerpos apestosos, que se aconglomeraron a su alrededor, para escuchar al sujeto.

"Ustedes novatos, van a aprender que la guerra no es un juego, hoy se volverán hombres, hombres reales" gritó de nuevo para que todos puedan escucharlo.

Oleadas de gritos llegaron hasta sus oídos, los hombres a su alrededor eufóricos, se sentía nauseabundo, el olor de estos Alfas era asqueroso.

Él amuleto lo ayudaba a ocultar su olor, pero el podía sentir al olor a Alfa tan fuerte como de costumbre.

Él no era inmune al olor Alfa, pero simplemente no lo alteraba como a la mayoría de los omegas, que podían caer de rodillas por un Alfa.

Pero aún muchas veces cuando el Alfa era muy fuerte, sentía a su omega a luchar dentro de él, su instinto omega rogaba por un Alfa.

Hombres de Acción [MEWGULF] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora