Lovely, sinrin

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Eunbi respiró con alivio, sonrió, aún recostada en el suelo, abrazó a Yerin con firmeza.

—E-Eunbi— La mayor se apartó del abrazo, la miró con preocupación, tomó sus pálidas mejillas con sus pequeñas manos, y la menor las cubrió, sintiéndose revivida con ese toque.

—Tus manitos son lindas— murmuró la menor, entreabrió sus ojos para mirarla, seguía sonriendo y eso hizo a la rubia ruborizarse.

Algo arrepentida por haberla juzgado momentos antes, Yerin no pensó en otra cosa para disculparse.

Se acercó a su rostro con lentitud, cerró los ojos para no ver qué Eunbi la estaba mirando, a pesar de que lo sabía, ladeó su cabeza hacia la izquierda y dejó un suave beso en su mejilla.

—Siento haber desconfiado, Eunbi— murmuró, casi susurrando—. E-Es que y-yo... Entré en pánico, no sé... Me puse muy paranoica y-y no tengo a nadie a quien culpar... Pero si sospecho de la única que me está acompañado en esto voy a quedar completamente sóla y eso me duele más.

Eunbi la miró un momento, antes de dejar un beso en su mejilla también, imitando su acción.

—No importa, Yerin, ya pasó... Me duele que sospeches de mí, pero te entiendo.

Yerin negó.

—No voy a volver a pensar así.

Eunbi volvió a sonreír.

—Está bien— murmuró, se miraron sin ninguna razón hasta que ambas terminaron riendo, felices, con Yerin provocándole cosquillas en el cuello por su nariz, mientras la menor la abrazaba por la cintura, ambas recordando la confesión de la otra.