t w e n t y

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Despertaron con la ropa puesta, otra demostración que hasta eso era nada más que una ilusión, algo falso, como todo lo demás.
La lluvia había cesado, y se veían los charcos de agua en el suelo.

— Y seguimos aquí... — murmuró Yerin al despertar, se veía cansada, decepcionada—. Parece que no va a terminar.

— Cada segundo es un segundo menos, Yennie.
 
La mayor sonrió, se separó de Eunbi un poco, se sintió abandonada por el calor y escondió sus manos debajo de sus brazos, abrazándose a sí misma, mientras miraba el exterior, odiando esa vista.

— Sabes... En realidad me gustan mucho los apodos, pero no los usamos mucho... ¿Te gustan los apodos? ¿EunEun, Sinb?

— Si yo soy EunEun tú eres RiRi— dijo, con una risa, la mayor también rió y cubrió su rostro.
 
— Suena horrible...

Eunbi se encogió de hombros.

— En verdad, me dan lo mismo, pero puedo llamarte por un apodo si te gusta— dijo, se sentó más cómodamente en el suelo, que ya había dejado de parecer un colchón, siguiendo la acción de Yerin— ¿Yerinie, Rinnie... ? Hum... ¿Yennie?
 
— No estaría mal.... No son tan feos— dijo, temblando un poco, con un escalofrío—. Eunbi, tú.... ¿No tienes algo de frío?

Eunbi frunció un poco el ceño, miró sus manos, que estaban más pálidas de lo normal, y algo rosadas por el frío.

— Ahora que lo dices ... Está todo más frío— su mirada fue al exterior, a lo lejos, notó el charco de agua, que comenzaba a congelarse, algo de hielo ya se sabía formado y avanzaba en dirección a la caja—. Yerin.
 
La rubia la miró, su ceño fruncido con algo de pena, sus dientes castañearon, la menor notó que sus antes rosados labios ahora se veían más morados, en sus ojos vió esa paranoia que siempre se encargaba de eliminar.

— Abrázame— la menor abrió sus brazos hacia ella, y Yerin sólo se refugió en su cuerpo, enrredó sus piernas entre las de ella, sus brazos pasaron debajo de los de Eunbi y la menor la cubrió sobre los hombros con sus brazos.

La mirada de Yerin fue hacia afuera, el charco estaba completamente congelado, y las esquinas de la caja comenzaron a congelarse.

— E-Eunbi... ¿Qué pasa?

— Está terminando, Yerin— murmuró—. Es lo último.

— ¿Nos van a dejar morir congeladas?

— Despertarás en otro lado, lo prometo— dijo la menor, sus labios estaban azules—. No vas a morir, ya sabes que no puedes morir aquí.

— E-El hielo avanza muy rápido— murmuró Yerin, viendo todo volverse de un color blanquecino—. E-Esto no es normal, Eunbi...
 
— El hielo falso, lo están apurando para que todo termine más rápido.

— Tengo miedo— murmuró.

Eunbi cubrió sus ojos.

— Imagina otro lugar— murmuró, sintió las lágrimas en sus ojos, sabiendo que esa sería la última vez que lo diría—. Estarás allí... Yo estaré contigo allí también.
 
Yerin asintió, Eunbi se quedó largos segundos viendo el hielo avanzar, hasta que la mano de Yerin cubrió sus ojos también.

— Eunbi... Gracias.

— Gracias a tí, Yerin— murmuró, apoyando la mejilla sobre la cabeza de Yerin, hacía tanto frío que el movimiento le dolió.
 
— Te amo— le recordó la mayor, ellas no lo veían, pero apenas eran unos pocos centímetros que quedaban para que la caja estuviera completamente congelada.

— También te amo— correspondió la menor.

Y no fue más de un segundo, que el hielo completó toda la superficie de los cristales, que todo terminó, y ambas cayeron hacia atrás, ya sin más, separándose de su abrazo.
 

°

Fin

Lovely, sinrinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora