Alanna
El cielo está cubierto por grandes nubes de color gris, la ligera llovizna que sale de ellas genera que el ambiente se vuelva más lúgubre y deprimente. Varias personas pasan por mi lado, ofreciendo sus condolencias y despidiéndose con palabras que no escucho, las flores son colocadas frente a las lápidas de mis papás y eso significa que todo terminó.
Me acerco a ellos y me dejo caer en el suelo, la humedad de la tierra mojada se cuela por mi ropa sin importarme, los recuerdos se hacen presentes y aunque trate de evitarlos, el dolor es más fuerte.
Ambos trabajaban en una empresa de moda, él era el jefe de fotografía y mamá la modista. Ese día estaban muy apurados, se les hacía tarde para ir a un evento de su compañía que era importante, así que dejaron un beso sobre mi frente y se fueron. Unas horas más tarde, recibí el llamado de la comisaría, avisándome que habían tenido un accidente automovilismo.
El camión perdió el control y chocó contra ellos, su auto terminó fuera del camino incrustado contra una obra en construcción. El impacto fue tan fuerte que ninguno de los dos sobrevivió, la médica forense aclaró que a pesar de lo grave que fue, sus muertes fueron instantáneas y sin dolor.
Eran hijos únicos y mis abuelos están con ellos, tampoco tengo trabajo ya que estoy terminando mi carrera universitaria y me dedico plenamente a ella. La única persona que me está apoyando con todo esto es María, nos conocemos desde que éramos muy chicas, somos como hermanas.
Siento el tacto de una mano sobre mi hombro y vuelvo a la realidad, me había desconectado completamente sin darme cuenta.
—Anna... —Me da la mejor sonrisa, tratando de que no se note como le afecta la situación, a ella también le duele y trata de tapar el dolor para apoyarme. Ellos eran muy especiales en su vida y los quiere como si fueran lo más importante que tiene.
—Estoy bien. —Mentira, no estoy nada bien. Los extraño mucho, trato aguantar el dolor que me presiona el pecho y coloco la cabeza sobre su hombro, las lágrimas salen acompañadas de un llanto silencioso.
—Descargate tranquila, estamos juntas en esto.
—Gracias —Le aprieto contra mi cuerpo, aferrándome a la tela de su abrigo.
—Vamos, tenemos que seguir.
Entramos en su auto y el motor se enciende, apoyo mi cabeza contra la ventana en un intento vago para distraerme mirando el paisaje, miles de recuerdos pasan por mi cabeza y guardo cada uno de ellos. El calor de la calefacción nos envuelve y me acurruco contra el asiento, voy a extrañar el lugar donde crecí.
—¿En serio te vas a Nueva York?
—Sí, estoy muy segura —Después de enterarme de la noticia, tomé la decisión de empezar desde cero, lo mejor opción es alejarme de todos los recuerdos que me hacen mal, y para lograr eso tengo que irme a otra ciudad.
—Está bien. —Su voz sale con duda y se queda en silencio.
El camino hacia mi casa es corto, cargamos las cosas en el baúl del auto y verifico que todo quede bien cerrado. Miro con nostalgia el lugar que estoy dejando por tiempo indefinido, aguantando las ganas que tengo de tirar todo por la borda y quedarme en mi hogar.
—La voy a extrañar, fueron muchas cosas las que vivimos junto con ellos.
Mari me da una sonrisa melancólica mientras que agarra la llave que le estoy extendiendo, vuelvo a subir al auto y retomamos el viaje con destino al aeropuerto. Cuando llegamos, hago los papeleos correspondientes revisando que todo esté en orden y caminamos hacia la zona de espera.
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La Propuesta (EN PROCESO)
Roman d'amourAlanna y Ethan... ¿Qué les puedo decir sobre estas personas un tanto peculiares? Ella es estudiante de ingeniería, su personalidad es fantástica (aunque tiene un mente muy loca) y rechaza la oportunidad de tener una relación. Él es el dueño y jefe d...