Capítulo 11

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Hanna

Se besaban.

Cuando lo hacían, ella solía sonreír y rodear su cuello poniéndose en la punta de sus pies, y él rodeaba su cintura alzándola para besarla mejor. Eran besos llenos de amor, no solo por qué eran lentos y apasionados, sino porque sonreían haciéndolo y murmuraban cosas que luego los hacía reír como un par de adolescentes enamorados.

No tenía razón alguna para sentir celos, no cuando lo tenía a él cada vez que quería. Solo hacía falta una llamada y él se inventaba la excusa para alejarse de ella y correr a mis brazos. Y siempre me recordaba que a mí me amaba, así que los celos eran una estupidez.

Si... una estupidez.

Tania no es una amenaza, ninguna mujer lo era en realidad. Si quisiera, todos los hombres me serían fiel a mí y solo a mí si se los pidiera, y así el género femenino se iría a la mierda, bueno, la humanidad entera, ya que no existiría hombre alguno que dejara descendencia, todos me complacerían solamente a mí.

Soy así de caliente.

Y aunque Tania es sexy, no se compara conmigo, nadie nunca podría hacerlo, algunas lo intentarán, pero eso solo les quitaría atractivo por el solo hecho de tratar de igualarme.

¿Entonces por qué mierda la quiero lejos de mi príncipe azul?

Él puede estar con ambas, pero yo siempre seré su prioridad. Y aun sabiendo esto, tuve que apretar mis puños cuando Tania tiró de su brazo y volvió a besarlo, para no tomar el arma del guardia a mi lado y dispararle en la cabeza.

Quería gritarle que lo soltara, que alejara su boca de puta de mi hombre... y ahí me di cuenta.

¡Estaba teniendo un maldito ataques de celos!

Durante todo el vuelo a Las Vegas me mantuve con mis audífonos escuchando nada. Adrien iba hablando con uno de los guardias llamado James, y los ignore porque solo hablaban del entrenamiento con Derryl.

En cierto momento cerré los ojos fingiendo estar dormida y los escuché hablar.

— Hanna Morgan... Atrapaste al pez gordo, ¿Eh?

Adrien rio y se giró hacía mí. Sentí sus dedos acariciar mi sien y luego acomodar mi cabello tras mi oreja, al terminar dejo un cálido beso contra mis labios.

— Ella me atrapó a mí, y temo que pueda liberarme uno de estos días, estoy a gusto entre sus redes.

Me abrazó contra su cuerpo enorme y respirando su dulce aroma adictivo, me dormí.

Al llegar a la Mansión Morgan, todos mis hermanos estaban como locos buscando que ponerse para la fiesta de despedida del viejo. 

Todos estaban felices con la presencia de Adrien, bueno, excepto Henry, por alguna extraña ahora nos ignora a los dos.

Me gustaba que se llevara bien con mi familia, pero aun así volví a sentirme algo celosa. 

Él era mío, solamente mío.

Al llegar a la escuela, mi ruso estaba asombrado.

No era una escuela normal, estaba a las afuera de la ciudad en el desierto, solo que al igual que la Mansión Morgan y The Auream, sus terrenos tenían césped de lo más verde, el cual a diferencia del de mi casa, si era regado con agua potable.

Cinco edificios de seis pisos, dos canchas de tenis, cuatro canchas de deportes variados y tres piscinas al exterior. Un observatorio, un auditorio y un gimnasio enorme.

Buscando el Paraiso (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora