Naofumi X L'Arc

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Aclaraciones antes de empezar, Naofumi fue expulsado de Melromarc por lo que jamás conoció a Raphtalia ni a Filo, pero pudo subir niveles, además de haber conseguido el Escudo Negro.

P.O.V. Naofumi

Imaginemos un mundo donde todo es perfecto, las personas me adoran y soy el glorioso Héroe del Escudo. Sí claro, hace tres días fui expulsado de Melromarc por culpa de la maldita princesa, básicamente perdí todo como héroe, para empezar unos imbéciles que me secuestraron para salvar su mundo me culpaban de querer acabar con él, con sus personas, con todo.

Y ahí estaba yo, en el bosque, agotado después de intentar subir mis malditos niveles al menos para sobrevivir. Ya habían pasado dos olas, dos donde ni siquiera me molesté en aparecer, ¿por qué lucharía por un mundo que me desprecia?

—Oye mocoso— la voz de alguien a mis espaldas me sobresaltó, giré para ver a un hombre musculoso de cabello rojo, me miraba con una sonrisa en el rostro, supongo que se burlaba del Héroe rechazado por todos en el mundo— Déjame echarte una mano... así sólo vas a conseguir romperte un dedo.

P.O.V Normal

L'Arc se sentó a un lado del Héroe, tomando las dos piedras que usaba para encender una fogata, ¿cuánto llevaba ahí? ¿Dos horas? Y ese sujeto encendió la maldita fogata en dos minutos.

—Es más fácil así, sólo espera a que encienda, mocoso— su voz era grave pero a la vez tenía algo de amabilidad era una mezcla extraña, como si te invitara a quedarte a su lado, como si estuviera protegiéndote sólo con hablar. Definitivamente era extraño.

—¿Quién eres y qué haces aquí?— fueron sus únicas palabras, admiraba el cuerpo del extraño, era bastante musculoso y ese tatuaje en su hombro era bastante atractivo, sin mencionar sus facciones. Pero no, no planeaba bajar la guardia de nuevo, la única vez que lo hizo fue una maldita mierda.

—¿Así eres con todos? Relájate mocoso, no vengo a matarte— el extraño dijo eso mientras se recostaba en la "cama" provisional de Naofumi, un tronco de madera putrefacta, no era lo mejor pero al menos era ligeramente suave— Me llamo L'Arc, vengo a hacerte una propuesta, Héroe del Escudo.

Eso sorprendió a Naofumi que se preparó para pelear con él, era apenas un nivel 40, no podía aumentar su clase gracias al Rey Basura, al igual que no podría hacerle frente al hombre frente a él, demonios, esa arma que cargaba era todo menos amigable.

—Si sabes quién soy, ¿por qué demonios estás aquí?— su tono era, sin dudas, de pocos amigos, ya había tenido suficiente como para que ahora intentaran cazarlo, de nuevo, al menos eso pensaba él— Lárgate con esa perra, no sé qué tengas que decir pero la respuesta es no.

Y antes de que siquiera pudiera levantarse y marcharse, L'Arc lo sujetó.

—Que alegría, porque mi pregunta era: ¿Estás dispuesto a salvar éste mundo?— y su voz se tornó sombría, tanto que puso cada nervio de su cuerpo en alerta, ¿quería salvar ese lugar? ¿El lugar que lo secuestró y lo despreció? Definitivamente no.

—¿Cuál es tu propuesta?— fue lo único que dijo, volviendo a sentarse a su lado, mirándolo expectante, impaciente, y muchos sinónimos más, parecía que ese chico de cabellos rojos le había devuelto la vida a sus ojos, esas hermosas esmeraldas brillaban, pero lo que ardía era el fuego de su ira, consumiéndolo y suplicándole una venganza, lenta, dolorosa y sangrienta para los que lo traicionaron y se rieron de él.

—Uno de dos mundos debe ser destruido, éste o el mío— y así comenzó a explicarle, debía de derrotar a los héroes, romper sus armas o matarlos en el peor de los casos, Naofumi sólo podía imaginar ver el cuerpo desmembrado de la perra de la princesa junto al asqueroso del Héroe de la Lanza, ansiaba verlo, disfrutarlo y ser él el autor de aquél escenario.

Mientras L'Arc miraba satisfecho la sonrisa, que a simple vista podría ser inocente, de Naofumi, una sonrisa que cargaba consigo una ola de sadismo y maldad, mientras Naofumi escuchaba, L'Arc se imaginaba a Naofumi liderando la ola, pensando en si tendría el coraje suficiente de asesinar a los héroes, de ser el villano. Todas las historias necesitaban a uno, ¿pero Naofumi era lo suficientemente capaz?

...

El día de la ola llegó, todos se sorprendieron de ver a Naofumi... del otro lado, parecía un total monstruo, su poder era avasallante, una cosa era derrotar monstruos pero... ver a su compañero de esa manera era... aterrador.

—Shield Prision— fueron las únicas palabras que Naofumi pronunció, liberando el escudo negro junto a la armadura, sus ojos ardían en llamas o al menos era eso lo que sentía, las lágrimas no tardaron en caer al escuchar los gritos de los héroes intentando escapar— Cambio de escudo.

Y los gritos se detuvieron, se convirtieron en jadeos, sollozos y luego disculpas cuando aquellas picas de metal perforaron la carne de los héroes. No esperarían jamás lo que le preparaba el ex-héroe del escudo.

—Iron Maiden!— su voz retumbo en los oídos de L'Arc, en los oídos de los héroes y en las entrañas de Naofumi, observó cómo aquella prisión de escudos se elevaba en el aire, siendo perforada por lo que sería la dama de hierro para luego liberar los cuerpos inertes de los héroes y la princesa. Lo había logrado, las armas y los héroes habían sido destruídos, los monstruos avanzaron mientras que L'Arc sujetó a Naofumi para desaparecer de ese mundo.

¿Quién lo diría? El mocoso tenía agallas. Al volver a su mundo todo era diferente, la destrucción de las olas había desaparecido y el cielo era azul nuevamente.

—¿Te sientes bien?— sonrió un poco el héroe de cabello rojo, mirándolo, acariciando el rostro. La luz le hacía bien, su piel brillaba como si lo rodeara un aura celestial, casi olvidaba que había destrozado las vidas de miles de personas.

—Lo estaré— fue lo único que dijo, suspirando, no estaba bien, pero al menos al fin puede descansar sin el miedo de estar siendo perseguido por personas a las que jamás les importaría su versión— Gracias, L'Arc.

—Hey, yo no hice nada, mocoso— le revolvió el cabello antes de caminar a lo que parecía un castillo, deseaba tomar su mano para guiarlo, pero los mocosos en algún momento deben de crecer— Vamos, ésta noche te haré olvidar lo que sucedió.

Naofumi no podía decir en qué forma fue que lo dijo, pero hey, no iba a negarse a ninguna de las opciones, tal vez... ser el Demonio del Escudo no era tan malo, al menos eso quería pensar.

...

Quedó perro, quedó mamalón.

El Héroe del Escudo ONE-SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora