Cielos, no solo es mejor de lo que esperaba... es jodidamente extraordinario.
Hay un pulso latiendo a la izquierda de mí yugular que ni siquiera sabía que tenía. Lo que significa que ni siquiera corre así en la batalla. El chico solo es un poco más bajo que yo y parece que no puedo dejar de mirar fijamente la parte de su cabello, memorizando la forma en que la luz de las estrellas baña cada uno de los mechones de medianoche.
Jinyoung.
Un hombre que se enfrentaría a un rey, lo insultaría sin pestañear.
Agudo ingenio.
Orgulloso.
No soy tan bárbaro como para no darme cuenta de lo rápido que me muevo. Al menos debería sentarme junto a él en la hoguera, hablar con él, compartir un par de cervezas, antes de llevarlo al lago para nuestro primer polvo, pero ya estoy peligrosamente cerca de derramar mi semen por la pierna de mis pantalones. Me está afectando como nada que haya experimentado antes. Tan pronto como haya estado entre sus muslos unas cuantas veces, lo llevaré de vuelta a la Unión y lo trataré adecuadamente. Lo juro.
Me propondré.
Que se convierta en mi amante.
Y dirá que sí.
Porque, ¿qué persona no estaría encantada de vivir en el castillo? Lo vestiré con la mejor ropa, lo llenaré con la mejor comida, lo satisfaré sexualmente. Le daré hijos. No hay nada más que alguien pueda pedir. ¿Verdad?
No es propio de mí sentirme dudoso y no me gusta. Así que ignoro el sentimiento y continúo guiando al hermoso Jinyoung hacia la privacidad. Necesitaremos estar fuera del alcance de la Unión para lo que he planeado.
- ¿Has venido a la Unión solo?- Pregunto, deseoso de saber más sobre este interesante hombre. Uno que no le daría cuartel a un rey. Uno que le diría a un hombre que se vaya al infierno sin dudarlo. Cielos, me gusta mucho.
-No. Estoy aquí con mis dos hermanos, Lisa y Bambam. Son demasiado jóvenes para las fiestas nocturnas, así que se han ido a dormir a nuestra tienda.
-Tu voz se calienta cuando hablas de ellos.
-Sí- aparta su rostro, pero noto el color en sus mejillas. -Los amo con todo mi corazón y mi alma.
Me agacho para estudiar su cara, riendo cuando agacha la cabeza. - ¿Te avergüenza hablar de tus emociones?
-Sí. Es horrible.
-Lo es. - estoy de acuerdo, riéndome. Maldita sea, me gusta tanto.
-No sé cómo la gente se las arregla para... definir sus sentimientos tan fácilmente. Y luego hablar de ellos a completos extraños. - continúa Jinyoung. - ¿Por qué no les das un...?
-Arma. - decimos al mismo tiempo.
-Sí. - respira, estudiándome con la frente arrugada. -Pero mis hermanos merecen tener a alguien que les profese amor, así que me obligo a hacerlo. Solo por ellos. Incluso si hace que mi cara se sienta como si estuviera en llamas. - Hace una pausa. - ¿Tienes a alguien así en tu vida? ¿Alguien por quien dejarías que tu cara se quemara?
