6.- JaeBeom

599 107 9
                                    

Los vítores resuenan a través del valle, rebotando en la cara de la montaña.
               
Los espectadores forman una gran manada en la cima de la empinada colina, algunos de los más descarados entre nosotros apostando por quien creen que ganará. La décima vez que escucho el nombre de Jinyoung pronunciado por uno de estos tontos, rechino los dientes traseros y prometo llevármelo tan pronto como esta competición infernal termine.
                   

La competición de transporte de agua ha atraído la atención de toda la Unión. Pero no es solo mi presencia en el evento lo que ha despertado interés.
                   

Es el hecho de que ambos reyes han venido a ver.
                 

Los tronos han sido llevados por cada uno de nosotros, aunque quedarme sentado me está matando.
                   

Miro al rey de Lavere pensativo, preguntándome por qué ha elegido asistir, en lugar de languidecer en su tienda y beber vino, como suele hacer. Se inclina hacia un lado y habla con su consejero, con la mirada fija en los donceles que esperan en la base de la colina a que empiece el desafío. ¿También está interesado en uno de ellos?
                   
Hace poco que ha tomado el trono, como yo, y no ha desposado a nadie. Pero seguramente no está pensando en comprar uno en la subasta.                 

La tensión se me mete en la nuca y empiezo a levantarme de mi asiento, decidido a resolver el misterio, cuando dos voces infantiles empiezan una fuerte conversación justo detrás de mí.
                   
—Jinyoung va a aplastarlos a todos. — dice la primera voz que al parecer es de una niña. —Solo tienes que mirar.
                   

Un lamento seguido de un sollozo. —Pero no quiero que se case con uno de estos apestosos, Lisa. ¿Por qué no podemos quedarnos los tres?                   

—Porque tuvimos mala suerte con las cosechas. — explica la primera, con paciencia. —Ahora tenemos que unir la moneda de alguien con la nuestra, para no tener que vender la granja.
                   

— ¿No podemos simplemente conseguir trabajo?— dice el chico de menor estatura.
                 

—Lo sugerí, pero Jinyoung nos quiere en la escuela, Bambi. Así que no tenemos que depender de nadie más que de nosotros mismos cuando seamos mayores, dice.
                   

Un largo suspiro. —Amo a Jinyoung.

                  
Me aclaro la garganta varias veces, pero parece que no puedo librarme del bulto.
                

Cuando pedí, o más bien exigí, que Jinyoung se convirtiera en mi amante, no tuve en cuenta a sus hermanos. ¿Qué pasa con ellos? ¿Cambiaría su juicio sobre Jinyoung si él toma la posición que le estoy ofreciendo? ¿Qué pensarán de mí?
                 

Un poco de acero se me mete en la columna y me siento más recto en el trono.
                 

Estos no son problemas para un rey.
                  

Tengo fuerzas combativas con las que lidiar. Enemigos hambrientos de poder. Mis propias cosechas. Un ejército que construir. Muros del reino que reforzar. No tengo tiempo para estas preocupaciones.                 

Dos caras sucias se asoman más allá del brazo de mi trono y de inmediato veo el parecido de los chicos con Jinyoung, la misma barbilla obstinadamente colocada y cabello negro, y algo extraño se mueve en mi pecho. De nuevo, me aclaro la garganta, pero sigue estando atestada.
— ¿Pueden ver desde allí?— Le pregunto a los mellizos. — ¿O les gustaría pararse frente a mí para tener una mejor vista?
                 

My Lover - BNiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora