Capitulo 3: Control

2 1 0
                                    


En la próxima mañana Naturalíz se despertó con mucha energía y listo para continuar su aventura. Cogió todas las frutas que podía y empezó a subir la cuesta. Poco a poco se sentía cansado, vio unas rocas que se le parecían cómodas y se sentó en ellas mientras comía algunas de las frutas que guardo. "Qué bueno que las frutas son jugosas, me quita la sed. Me pregunto cuanto falta." Naturalíz miro hacia delante suspiro profundo y se paró. Continuó caminando despacio para no agotarse tan rápido, paso lo que el sintió que fue dos horas y llego a su destino.

Al llegar vio otro letrero y por costumbre, lo leyó. "Joven dios de la naturaleza. Ya casi terminas, ¡qué bueno! Ahora que ya que sabes cómo controlar el crecimiento de las plantas, necesitas aprender cómo moverlas a tu gusto y controlar hacia dónde van a crecer. Sé que será difícil, no imposible." Naturalíz estaba confundido, "¿Qué significa controlar hacia donde crece? ¿Cómo yo lo puedo a mover a mi gusto? No entiendo." Naturalíz sin aun entender continuó y se encontró con muchas enredaderas. Estas enredaderas eran de diferentes especies, algunos tenían espinas, otras tenían frutos, otras tenían flores, mientras que otras eran solo hojas. Naturalíz las miro y se le aguo los ojos. "¿Cómo espera que yo haga esto? Son muchas plantas y todas son diferentes. Ayer aprendí como trabajar con una sola. Ahora quiere que trabaje con muchas. No sé cómo hacer eso."

Naturalíz trató de mover las plantas, pero lo que hacía era un desorden. Trato por lo que sintió que eran horas y no podía arreglar las enredaderas. Ya se estaba desesperando y no sabía qué hacer. Se sentó en el piso, puso su cabeza entre sus rodillas, abrazo sus piernas y empezó a llorar. "Ayer aprendí a hacer que una semilla brote, hice que un árbol crezca, hice que muchas flores crezcan, pero las plantas son salvajes. Yo no las puedo controlar. ¿Que el espera que yo haga? Aún estoy aprendiendo lo básico. Solo soy un niño." Naturalíz estaba llorando incontrolablemente, solo quería saber cómo usar sus poderes no tener que hacer tantas pruebas. Sus lágrimas continuaban bajando por sus mejillas mientras miró hacia arriaba. Se puso un poco pálido, limpió sus ojos, se paró y se fue hacia el camino donde originalmente estaban las enredaderas... "¡Están muertas! ¿Qué les paso? ¿Esto lo hice yo? ¿Fue mi culpa que se murieran?" Todas las enredaderas estaban muertas, algunas en el piso, otras aún seguían conectadas a la pared, las flores estaban caídas y las frutas podridas. "Yo las maté..." Naturalíz simplemente no podía encontrar otra razón alrededor del hecho de cómo murieron las plantas. Él sabía que fue su culpa, pero no entendía como lo hizo.

Naturalíz paso por el arco donde estaban las enredaderas muertas y rápido encontró otro letrero. "Naturalíz, veo que no pudiste pasar esta prueba. Te pido mis sinceras disculpas, te pedí mucho cuando apenas estas comenzando a aprender lo que tú eres capaz. Permíteme aclararte tu duda. Si, los sentimientos negativos que sentiste solo momentos atrás fue la causa de la muerte de las plantas. Quiero aprovechar este momento para explicarte como tus sentimientos pueden afectar tú alrededor. Tus poderes son extremadamente fuertes y aunque no sepas como controlarlos completamente debes hacer lo mejor para controlarlos. Más adelante hay un pequeño charco, refréscate y continua el camino que te dejé." Naturalíz comenzó a temblar, era verdad... fue su culpa que se murieran las plantas. El hizo lo mejor para calmarse como le pidió Kiosumo, pero su culpa no se iba.

No paso mucho tiempo para que llegara al charco. Cuando llego se metió y notó que el agua estaba tibia y bien relajante. Al tener contacto con el agua se sintió un poco mejor y empezó a jugar con el agua como muchos niños suelen hacer.

Al terminar Naturalíz se salió, esperó que se secara un poco y siguió caminando. Cuando llego vio de nuevo un arco lleno de enredaderas, mientras que al frente de ellos había un letrero con las palabras: "Dale Naturalíz, sé que puedes. Trata de nuevo." Naturalíz se echó para atrás un poco y su cara se puso pálida. "¿Tengo que volver a tratar esto?" Estaba un poco nervioso, ya que la última vez mató todas las plantas por falta de control. "¿Qué va a pasar ahora?" Naturalíz comenzó a pensar, con su negatividad el destruyó toda la última vez y antes de eso su duda en sí mismo hizo un desorden. "Creo que voy a tardar mucho y tengo hambre. Me pregunto cómo saben las frutas en estas enredaderas." Naturalíz se acercó a las plantas y trató de moverlas para poder coger las frutas. Había muchas frutas de diferentes especies y para él todas se veían deliciosas, el trato de mover una planta para acercarla hacia él, pero lo que hacía era alejarlas más. Esto lo frustró mucho e hizo que sacara más de su poder. Cuando finalmente llegó a la fruta, la cogió y se la empezó a comer. Cuando mira a su alrededor ya había pasado el arco. "¡Lo pase! Pase el arco, pero solo quería las frutas. ¿Cómo lo hice?" Naturalíz miro las frutas que cogió y luego miro hacia atrás. Al mirar atrás vio como acomodo las plantas en el arco. Impresionado por sí mismo, puso una sonrisa bien grande representando su orgullo y siguió caminando.

Cuando finalmente llego a la cima de la montaña vio el letrero final: "Llegaste a la cima, te felicito Naturalíz. ¡Sabía que lo lograrías, siempre creí en ti!" Naturaliz comenzó a sonreír y sus mejillas comenzaron a sonrojarse un poco. "Eso sí, hay algo que quiero que hagas. Quiero que esperes hasta el amanecer para poder entrar a esta cueva. Quiero que aprendas a esperar porque la paciencia es uno de los valores más importante que debe tener el dios de la naturaleza, debes ser paciente. Duerme y espera hasta el amanecer." Naturalíz estaba decepcionado de momento. Él quería continuar, no quería esperar. Comenzó a quejarse y daño varias plantas en su alrededor, junto con varias de las frutas que cogió. Cuando se percató de esto se sentó, se calmó y comenzó a comer las frutas que aun seguían buenas. Cuando termino de comer empezó a jugar con las plantas y arreglar las que daño gracias a su temperamento. Al finalmente terminar se fue a dormir, para poder continuar la próxima mañana.

La Leyenda de NaturalizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora