Capítulo 1 | El Origen del Lobo

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Esta era aún no está preparada para un segundo género –Alfa, Omega– por lo que esta sangre heredada desde un pequeño pueblo nómade al sur de Europa era desconocida por la mayoría de las personas en el mundo, mas no era imposible de manifestar.

Gulf Kanawut nace en una familia con el segundo género en la sangre, sin embargo, nadie vivo que muestre tener este patrón sanguíneo dominante, por ende, lo desconocían. Además de presentarse a los 15 años, se enterará que es diferente incluso dentro de su raza. Era un purasangre.

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En la civilización actual, tal y como la conocemos, en plena Era Contemporánea donde las comunidades minoritarias eran discriminadas en países de moral ortodoxa, por un lado; cuando por otro, en países de moral liberal las comunidades se abanderaban multicolor y solo se miraba en menos a aquellos que dañaban a sus pares por su clasicista ética. Aquí, nació un pequeño y bonito bebé bautizado bajo el nombre de Kanawut, en Tailandia, más adelante conocido como Gulf. Gulf Kanawut Trapipattanapong.

El pequeño Gulf creció como una niño sano y travieso, bondadoso y amable, tímido y amoroso. En la escuela le costaba hacer amigos, por lo que solía refugiarse en la seguridad de su hogar y los estudios, en consecuencia, los primeros años de su vida de estudiante lograba muy buenas calificaciones. En su adolescencia, en cambio, se reveló en contra de quién era, dejó de ser respetuoso con sus padres, dejó sus estudios de lado, hizo muchos amigos, se unió a una pandilla con los cuales hacían travesuras en la escuela y eran castigados si no huían a tiempo. Lentamente ambas personalidades de Gulf se fusionaron para dar forma a su identidad tal y como sería de ahora en adelante: respetuoso, tolerante, frío e introvertido. Inconscientemente escondió su lado tierno y amoroso detrás de muchos muros de desconfianza y seriedad. Su propio subconsciente se había encargado de proteger aquella criatura bondadosa, tierna y demandante de amor bajo el aspecto engreído y arrogante de su hermoso rostro serio.

Regido por estas características físicas y psicológicas, un Gulf de 15 años salía de su habitación en camino al comedor a almorzar con sus padres y hermana, sin embargo, un punzante dolor en su abdomen bajo lo ancló en medio de las escaleras, aferrado al barandal para no caer de bruces aguanta la agonizante sensación cayendo en cuclillas, haciéndose bolita, como si intentase proteger sus órganos internos de algo del exterior. Un escalofrío le recorre de pies a cabeza, un mareo horrible le hace parpadear y una nueva ola de dolor le hace enterrar la cabeza entre las rodillas. Pierde el conocimiento ahí mismo.

Su familia observa el ovillo sobre la escalera muy conmocionada.

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El joven adolescente despierta sobre una cama de hospital, un jadeo a su lado le guía la mirada, encontrando a una enfermera de no más de 25 años mirándolo embelesada. Parpadea y desvía la mirada escaneando la habitación, la entrada de su madre parece regresar a la enfermera a su trabajo. Seguida de su madre entra su padre, quienes le abrazan con fervor.

– Estábamos tan preocupados – dice su madre con angustia. El más joven consulta con la mirada sobre el qué –. El doctor no encontró nada raro en los exámenes, solo irregularidades hormonales, nada más.

¿Exámenes? ¿Ocurría algo extraño con sus hormonas? Su mente dejó de pensar cuando un calor que nació en su entrepierna comenzó a expandirse por su cuerpo, su abdomen bajo cosquilleó como respuesta y la carrera de su corazón exigió a sus pulmones más oxígeno. Se obligó a sentarse en la camilla bajo la atenta mirada de la enfermera quien le despojó del cablerío en su muñeca; lo habían sedado por el dolor, ahora si bien no lo sentía, una sensación muy, muy distinta lo quemaba por dentro y era tan abrumadora como el dolor de antes.

– Por favor, llévenme a casa, mamá... – suplicó Gulf aguantando un jadeo. Él tenía edad suficiente para reconocer aquella ferviente sensación como excitación por deseo sexual. Necesitaba inmediatamente encerrarse en su habitación y tocarse hasta el cansancio, le dolía tan solo estar en esa camilla aún con cordura para no hacerlo delante de sus padres.

Aquellas palabras le permitieron sentir algo extraño en su boca, abriéndola un poco para pasar su lengua por sus dientes, sintiendo sus caninos más largos y afilados que de costumbre. Enseñó sus dientes y pasó un par de dedos sobre ellos, notando también sus uñas mucho más largas de como estaban esa mañana, miró a sus padres que le observaban con preocupación y su madre sacudió la cabeza, haciendo gestos para que saliera de la camilla y llevarlo a casa.

Ella ya se había resignado a la ayuda de los médicos, buscaría por su cuenta respuestas para la situación de su hijo. De por qué de repente su cabello se volvió albino, sus ojos de un verde esmeralda muy brillante, o por qué le crecieron los caninos y las uñas.

Después de ese día, periódicamente cada tres meses aquel "estado" se repetía y duraba exactamente tres días. No habían logrado encontrar respuestas, pero visto que no le hacía daño a su hijo y que solo le entraba un deseo sexual descontrolado y cambios físicos temporales, decidieron aceptar aquellos cambios, adaptándose a ellos también, como, por ejemplo, no molestar a Gulf durante esos tres días. No entraban a su cuarto sin su permiso. Le dejaban faltar a la escuela durante esa semana (para que no cambiara a su aspecto albino allí). Y le compraban los juguetes sexuales que él pedía, ya que habían entendido el suplicio por el que debía pasar absolutamente solo, querían ayudar aunque sea de esa manera.

El Ser Diferente ♡MewGulf♡ OmegaverseAUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora