Capitulo 1

1.4K 37 9
                                    

El aire frío chocaba contra mi cara y mi cabello volaba sin ningún rumbo. Caminé lentamente por la gran nieve que me llegaba un poco abajo de las rodillas haciendo que me tropezara varias veces. Ya no estoy sintiendo mucho mis manos y no dudo que mi cara este completamente roja. Es la primera vez en años que hace demasiado frío en Cronors, el lugar donde vivo. Cronors es una pequeña isla que se encuentra en el Océano Atlántico. No hay nada cerca de ella, solo hay océano y ninguna persona de otro lado del mundo se ha acercado lo suficiente por lo que nadie en la tierra sabe de nosotros, pero nosotros sí sabemos de ellos.
Cronors es diferente a los demás lugares. Cada persona que nace aquí, nace con una cicatriz en la palma de la mano izquierda en forma de un ojo al que llamamos ojo mágico y un don. Un poder especial que nadie va a tener, sólo tú. Esto es lo que hace que todas las personas sean únicas y diferentes. Se descubre cuando tenemos entre trece y catorce años.

Seguí caminando por la nieve y mi abrigo me empezaba a pesar. En mi espalda traía cargando a mi mono Bronus. Cada persona de aquí tiene el don de hablar telepáticamente con algún animal en específico. Es como nuestra consciencia, pero tiene su desventaja porque no puedes guardar ningún secreto sin que ellos lo sepan.
Mis pies pararon al ver que al frente de mí se encontraba una fogata. La madera estaba quemada y se veía que no llevaba mucho tiempo desde que se apagó el fuego. Giré sobre mis pies buscando alguna respuesta de vida que me dijera si alguien estaba cerca, pero el bosque estaba tranquilo. Sin pensarlo dos veces corrí dando pasos largos hacia la fogata tirándome de rodillas poniendo mis manos dónde estuvo por un momento el fuego. No se sentía mucho calor pero era mucho mejor que el aire frío que se encontraba a mi alrededor. Miré mis manos detenidamente, seguían moradas. Tomé a Bronus en mis brazos acercándolo un poco a la fogata y miré hacia arriba donde se encontraba Mircanti, una ciudad que esta arriba de Cronors. Las pequeñas casas y árboles parecen que están de cabeza pero si nosotros estuviéramos de ese lado, veríamos a Cronors de la misma manera. No convivimos con los de arriba. Hace mucho tiempo, antes de que yo naciera hubo una guerra donde casi se pierde todo, pero llegaron a un acuerdo en que nadie de Cronors podía visitar Mircanti y así viceversa. Aquí no existe el sol ni la luna por lo mismo de que hay una ciudad arriba de la otra.

Salí de mis pensamientos al escuchar un ruido de atrás de unos arbustos de frambuesas. Rápidamente busqué que había generado el ruido pero al instante se escuchó como se rompían unas ramas que venían de unos árboles que estában a mi lado izquierdo. Me levanté dejando a Bronus en la nieve para una mejor visión de los árboles. Nada. Iba a sentarme de nuevo cuando algo pasó muy rápido en frente de mí. Tragué saliva mientras intentaba saber que pasaba. Sentí que algo me golpeaba en la espalda haciéndome tambalear. Volteé rápidamente y saqué de mi abrigo una pequeña navaja que usaba para cortar las naranjas que tomaba de los árboles. Miré por todos lados aún con la navaja que temblaba en mis manos y otro ruido más se escuchó detrás de mí. Al voltear vi una gran bola de nieve que se dirigía hacia mí y se estampaba en mi cara. Aún con los ojos cerrados sintiendo un ardor en mi cara por la nieve, se empezaron a escuchar unas carcajadas. Suspiré aliviada, reconocía perfectamente ésa risa, era Nico mi mejor amigo. Me quité la nieve de la cara y lo miré frunciendo el ceño. Él seguía riéndose. Su cabello rubio se movía cada vez que reía y sus ojos cafés me miraban. En su hombro llevaba a su águila Leteci que aleteaba varias veces para no caerse. Nico es dos años mas chico que yo pero su altura dice otra cosa, me gana por casi una cabeza y se podría pensar que es más grande, pero por su actitud diría que no lo es.

Nico respiró varias veces recuperando el aliento. Puso sus manos en su estómago, sonrío y dijo:
-Lo siento Aura, pero debiste de haber visto tu cara ¡jamás la olvidaré!

-Me da gusto que te diviertas tanto- dije sonando lo más seria que pude.

-¡Vamos! No te enojes- Dio unos pasos hasta llegar en frente de mí y tomó la navaja que estaba en mis manos. Divertido me dijo: -¿Ibas a atacarme con esto?

-No sabía quien eras. Lo primero que pensé fue que podrías ser un soldado- me defendí sintiendo un rubor en mis mejillas.

-Con esto no lastimarías a nadie si te atacaran, además ¿Pensaste que era un soldado?

-Había probabilidades- me defendí de nuevo.

-No se atreven a venir por aquí porque saben que es peligroso, dicen que cuidan la ciudad pero por lo que paso no quieren enfrentarse ni con dos niños- sonrío señalándome a mí y a el varias veces refiriéndose a que éramos nosotros.

-Aún no entiendo como le hiciste para moverte tan rápido, en un momento estabas detrás de mi y en segundos en otro lado.

-Adivina- movió sus cejas haciéndome reír. No tenía que pensar el porque. Era obvio que había descubierto su don.

-Tu don- murmure pateando ligeramente la nieve pero al darme cuenta de que Nico no decía nada, lo mire e intente sonreír -Te felicito ¿Qué don es?

Se quedo callado por unos segundos -tele transportación. Si quieres no hay que hablar de esto Aura.

-No no, esta bien. Tal vez luego me lo puedas enseñar.

-Claro- sonrío y volteo a ver su águila. Debe de estar hablando telepáticamente. No lo sé. Es lo bueno que nadie escucha tus conversaciones. El don de Nico suena muy interesante, creo que es de los mejores que he escuchado. Caminé lentamente hacia la fogata y me senté de nuevo junto a Bronus que seguía dormido.
Nico apenas tiene trece años y ya descubrió su don. Se supone que los niños lo descubren a esa edad y a más tardar a los catorce pero yo ya tengo quince años y no tengo ninguna señal de cual es mi don. Me preocupa pensar que tal vez yo no tenga ninguno.

Un gran ruido hizo que me estremeciera, me levante cargando a Bronus y mire de donde venia el ruido, se había escuchado a kilómetros de donde estabamos pero sabia que significaba.

-Será mejor que volvamos- Nico hablo empezando a caminar, yo lo seguí y cuando llegue a su lado otro ruido se escucho más fuerte. Empezamos a correr directo a casa.

El secreto de AuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora