CAPÍTULO 4

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Jungkook despertó muy temprano por la mañana, ni un minuto más ni un minuto menos, miró su reloj señalando las cinco de la mañana en punto. El pelinegro suspiró y salió de la cama, por fin era su primer día en un trabajo donde le pagarían bien y de alguna u otra forma le estaría agradeciendo a Kim Haedong.

Lo único que necesitaba era agradecerle al hombre que le pagó y seguía pagando sus estudios luego de que su padre muriera por sobredosis hace ya trece años, desde entonces su madre se había hecho cargo de él, o así era hasta que ella misma volvió a caer en el vicio que mató a su esposo.

Realmente había sido de mucha suerte encontrar a alguien como Kim Haedong un día de lluvia cuando a penas tenía quince años y estaba al borde del colapso por la sobre carga de trabajo para poder subsistir por su cuenta.

Para su corta edad, eso había sido muy mágico para él, como un ángel que fue a su ayuda con las únicas condiciones de serle fiel siempre, obedecer sus órdenes y cuidar de su hijo, esas eran las reglas.

"Ya me voy, madre"

Habló mientras colocaba su mochila sobre su hombro, Jungkook volteó a ver a la mujer que a penas se mantenía despierta después de inyectarse heroína a primera hora de la mañana.

"Volveré por la noche, no quiero que el departamento apeste a marihuana cuando regrese, deja de estar en ese cuarto todo el día y por lo menos ayúdame con la limpieza, tampoco causes problemas con los vecinos, yo iré a conseguir el dinero"

El menor no esperó a que su progenitora volteara a verlo, él simplemente salió del departamento dando un portazo; el pelinegro estaba cansado de lidiar con su madre, ella siempre causaba problemas, problemas de los cuales él debía hacerse cargo, a veces, Jungkook comenzaba a creer que en realidad la odiaba, ella nunca había sido una buena madre después de todo, siempre había preferido su vicio antes que a su hijo, si no fuera por Kim, lo más probable es que ni siquiera haya sido capaz de terminar la secundaria.

Jungkook trató de despejar su mente y respirar hondo de camino a la estación del tren, ese era su primer día de trabajo como guardaespaldas, no dejaría que nada lo arruinara, hasta había madrugado para llegar justo a las seis en punto y tener más tiempo de conocer al chico que tendría a cargo.

Él nunca antes había tenido la oportunidad de conocer a Taehyung en persona, pero gracias a los grandes paneles con fotos de él, sabía cómo lucía físicamente, es por esa razón que le proporcionó su suéter cuando estaba muriendo de frío, ese era su deber, cuidarlo era una de las reglas.

Cuando llegó a la casa de su jefe, se identificó con el gafete que llevaba sujeto a un lado de su pecho, y entró sin problemas al salón principal en donde yacía sentado Haedong en el sofá con una taza de café entre sus manos, Jungkook se inclinó ante él como saludo, a lo que Haedong le respondió con una ligera sonrisa.

Hearts | KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora