Taehyung es un chico con una extraña condición, la cual le provoca sarpullidos en forma de corazones por todo el cuerpo cada vez que veía a la persona que amaba profundamente.
Jungkook sólo le prestó su suéter al chico adinerado que sufría marcas de...
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Era una fría tarde de diciembre. Taehyung creía que iba a desmayarse a causa de la hipotermia que invadía todo su cuerpo.
Su piel nunca fue muy buena para soportar el frio, y eso causaba que le dolieran sus dedos y mejillas, creía que era un tonto al salir de casa sin ningún tipo de abrigo.
No podía salir de la universidad con toda esa nieve que caía sobre la ciudad, si lo hacía, tal vez moriría en el camino.
Era tan típico de él tener tan mala suerte.
Veía a las felices parejas salir tomadas de las manos con una gran sonrisa dibujada en sus rostros, Taehyung sentía envidia, envidia de aquellos corazones que podían ser felices simplemente con decir un 'me gustas'.
Odiaba no ser capaz de conseguir lo mismo tan fácilmente.
"Toma, creo que lo necesitas más que yo"
De repente y sin previo aviso, Kim escuchó la grave y profunda voz masculina resonar con el eco del pasillo detrás de él.
"¿Qué?" Taehyung sintió el ligero roce de la mano ajena en su espalda baja, por un momento creyó que era Jimin, pero descartó aquella idea cuando giró y divisó una oscura cabellera en lugar de los desordenados cabellos rubios de su amigo.
¿Por qué debía pasarle esto justo en el momento donde se veía tan lamentable?.
"¿Te duele?" preguntó el pelinegro mientras apuntaba hacia las manos de Taehyung "Se te ve muy mal, por favor abrígate" extendió una vez más el suéter con insistencia hacia el menor.
"Pero esto es tuyo, tú no podrías salir con una simple camiseta bajo la nieve" intentó retroceder, pero los grandes ojos del mayor lo cautivaron e impidieron que fuese capaz de moverse.
"No hay problema, vendrán por mí" dejó sobre el piso el café con el que calentaba sus manos y remangó su suéter para colocárselo al tembloroso chico antes de volver a verlo de pies a cabeza "Al final se te ve mejor que a mí"
"Yo... n-no" Taehyung trató de quitárselo, no creía que en serio diera tanta pena como para que Jungkook le diera su propio abrigo.
"Está bien, no te lo quites" Jungkook calmó los apresurados movimientos del menor poniendo una mano sobre su hombro "Siempre te he visto en la clase de historia, pero no sé tu nombre, ¿cómo te llamas?"
"No es necesario preguntar, tú puedes llamarme como te plazca" pensó Taehyung mientras aún veía anonadado el hermoso rostro del mayor.
"Y-yo ser Tae... eh" divagó sin tener en orden las palabras en su cabeza.
"¿Tae-eh?" cuestionó Jungkook acercándose a él con una sonrisa "¿Es así?"
"¡No!, mi nombre es Taehyung, sí, Taehyung" balbuceó sus palabras «Dios, que vergüenza» "Ay no..." se quejó mientras subía el cuello del suéter hasta sus ojos a fin de evitar contacto visual con el pelinegro.
"¿Estás bien?" Jungkook trató de descubrir el rostro del menor, pero Kim retrocedió de inmediato sin permitirle siquiera dar un paso más cerca de él.
"Y-ya tengo que irme" Taehyung acomodó su mochila sobre su espalda "Gracias, te devolveré el suéter intacto, no te preocupes" se inclinó apenas y prosiguió a correr lo más rápido que sus delgadas piernas se lo permitieran.
Estar cerca de Jeon Jungkook no le hacía bien, para nada bien.
Esta vez no le importó el frío que envolvía la cuidad, tampoco le importó los copos de nieve que comenzaban a caer nuevamente, de todas maneras se detuvo a tomar aire después de correr por casi tres calles.
Sus dedos dolieron y ardieron como el mismo infierno después de apoyarse en un poste de luz congelado para descansar, sus mejillas de igual forma ardieron después de que las frías ventiscas pasaran por ellas.
Taehyung no podía creer que una de sus más grandes fantasías se hiciera realidad. Él desde siempre supo que era invisible ante las personas, pero nunca pensó que Jungkook le preguntara por su nombre, y mucho menos que le brindara su abrigo sin siquiera conocerlo o haber entablado una conversación antes.
¿Acaso este era un sueño?, si era así, entonces deseaba dormir por siempre.
Pero, como todo cuento de hadas, en este caso también había una bruja malvada. Sin embargo, esta vez esa bruja no era la típica mujer gruñona, engreída y antipática, si no que era un ángel, uno el cual te saludaba con una amable sonrisa.
Esa chica era Dahyun, la misma que ahora Jungkook saludaba desde la ventanilla del auto.
Sus ojos no mentían, él estaba completamente hipnotizado por ella.
