Toda la familia este año se había organizado, a diferencia del año anterior, pero a pesar de ello las cosas no están yendo muy bien. ¿Acaso tenían mala suerte?
Cuando habían bajado al sótano para buscar las decoraciones una pila de cajas había caído cuando el pelinegro se tropezó con una de las cajas, bloqueando así la salida de la habitación y el contenido de algunas cajas se habían esparcido y también roto.
Les tocó al pelinegro y al albino ordenar todo, pues eran sus cosas; cosas que habían acumulado con los años, el pelinegro suspiraba antes de comenzar a recoger lo que parecían ser álbumes, mientras el albino comenzaba a sacar las cajas que bloqueaban la salida y las colocaba al fondo de la habitación.
Minutos después, los cuales parecieron horas, lograron poner todo en orden y llevaron los adornos a la sala, dónde colocarían el árbol.
- ¿Por qué tardaron tanto? -fue la pregunta del castaño, mientras sacaba de la caja que su hermano había buscado algunos adornos-.
- Alguien por accidente tiro un par de cajas bloqueando la salida -dijo el albino mirando a su esposo mientras ayudaba a su sobrina a armar el árbol-.
- Fue un accidente -le aclaró el pelinegro con fingida molestia-.
El albino sonrió de lado, ya conocía a su esposo, esos gestos no lo engañaban más.
Cuando terminaron de armar el árbol y de decorarlo, el pelinegro y el albino comenzaron a mover algunos muebles de la sala para que no estuvieran tan cerca del árbol, recordando como el año anterior mientras estaban juntos viendo unas películas de la nada el árbol se había caído justamente sobre el sofá. Comenzaba a pensar que realmente tenían mala suerte.
Derrumbándose en el sofá miraba a los otros como intentaban encender las luces del árbol, se sentaba junto a él su esposo.
- ¡Yo iré! -un poco insistente decía el albino menor, quien se ofrecía para ir a comprar luces nuevas para el árbol, pero su prima parecía ignorarlo.
Un poco malhumorado miraba a su prima, ya sabía el porqué estaba haciendo eso.
- Bueno, ignórame, pero igual iré yo, nos vemos enseguida -miraba mal a su prima antes de irse, pero antes su padre lo detuvo
- ¿A dónde y con permiso de quién? -entre burlón y molesto le decía el pelinegro
- A la tienda, con el permiso del tío Freddy ¿verdad? -con una falsa sonrisa miraba a su padre
- Sisi, anda... Fred, no lo molestes ahora
El pelinegro pretendía ignorarlo mientras iba a ver a los mellizos, quienes estaban en la habitación viendo televisión, y se quedaba con ellos un rato ante la insistencia de los más pequeños.
Le invadía una especie de nostalgia, el tiempo pasaba rápido, recordaba cuando antes no le agradaban los niños y era de la idea de que no iba a tener hijos, ahora veía a los niños jugando era cierta esa frase que dice "los hijos te cambian".
Salió de sus pensamientos cuando oyó un golpe y salió de inmediato de la habitación, iba a la sala directamente y encontraba en árbol en el suelo, las luces y uno que otro adorno estaban rotos, miraba a Christopher y Gold esperando una respuesta.
- ¡No lo hemos tocado hasta ahora! -decía el albino imaginando que su esposo tal vez pensaba que había sido su culpa
- ¿Qué pasó? -le preguntaba cuándo Freddy y Micaela llegaban también y levantaban el árbol
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WhatsApp Golddy/GoldFred #2 | PAUSA
أدب الهواةSegunda temporada de WhatsApp Golddy/GoldFred