One Shot

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Notas de autor:

Crackfic / Humor

NaruSasuNaru


Díselo con flores


—Prometiste que no te reirías.

—¿Y lo estoy haciendo?

—¡Por supuesto que lo haces! Hasta un idiota podría distinguir tu sonrisa bajo esa máscara.

Era cierto, se estaba riendo y no sin ganas.

—Oh, vamos, Iruka. Tengo al más vengativo de mis estudiantes en posición de ataque, mostrando en sus ojos el más avanzado de los Sharingan y a punto de calcinar con llamas negras todo a su alrededor, mientras que el más irreflexivo de mis mocosos analiza desesperada e inútilmente las posibilidades de salir corriendo. Algo inverosímil, ya que se encuentra apoltronado en una silla de ruedas, con los brazos y las piernas escayolados. ¿Y pretendes que no me ría?

La única cosa que Kakashi lamentaba de aquella intrincada situación era no haber cogido la cámara de fotos. Aunque algo le hacía presagiar que Sai, sentado dos sillas atrás y con cuaderno en mano, dibujaría la apoteósica estampa con todo lujo de detalles.

Aquella sin duda era una de las situaciones más surrealistas que le planteaba su revoltoso team siete. Y eso que creía estar curado de espanto con sus muchachos.

Pero para comprender los motivos que llevaron a Hatake Kakashi a vivir aquella situación, retrocedamos en el tiempo una semana atrás.

—¡Eh Naruto! justo la persona que estaba buscando.

Y así comienza todo...

La voz de Kiba, junto a los gruñidos de un cada vez más gigantesco Akamaru, despertaron al revoltoso ninja y proyecto de futuro Hokage de una improvisada siesta sobre el refrescante pasto del campo de entrenamiento. Con un largo bostezo Naruto se desperezó y abrió los ojos, incorporándose a medias sobre sus codos.

—Kiba —lo nombró a modo de saludo.

A juzgar por la neurótica agitación del chucho y las convulsiones espontáneas del Inuzuka, Naruto calificó como urgente el asunto de marras. O quizás estaba luchando contra un angustioso picor de pulgas. Con Kiba era difícil de saber.

—Necesito que me hagas un favor —le pidió éste bajando de un salto de su flamante perro.

Para su asombro, el ninja amante de los canes portaba entre sus manos un deslumbrante ramo de flores repleto de rosas, lirios y frescas vainas verdes y amarillas, quedando cerrado en su extremo con una elegante y hermosa cinta de raso. Una creación floral de verdadera belleza y encanto, que Naruto no dudaba, había sido elaborada en la floristería Yanamaka.

—Es raro verte pidiendo favores, aunque aún es más raro verte llevando flores —el rubio se sentó con las piernas cruzadas, e interesado, apoyó un codo en el muslo y la mejilla sobre la palma de su mano—. ¿De qué se trata?

—Necesito que lo guardes —y acompañó el gesto ofreciéndole el gallardo ramo—. Tengo algo importante que hacer y no puedo ocultarlas en mi casa. Mi hermana y mi madre las verían y comenzarían a burlarse y a cuchichear, y no tengo la más mínima intención de contestar a ninguna de sus preguntas. Sobre todo las de mi hermana.

Akamaru pareció estar de acuerdo con dos ladridos.

—Sólo serán un par de horas —concluyó Kiba a la expectativa.

Díselo con floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora