eleven

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                          [...]

Ella deja de mirarla y traga saliva, para luego hablar:—Solía pensar que era la única persona solitaria en el mundo, cuando era niña, lo sabía. Si alguna vez se enterasen, mi familia, mis amigos...Si supieran lo que yo en realidad era, habían corrido hacia el otro lado—se queda un momento en silencio antes de continuar—. Y entonces aprendes a mezclarte, a fingir—los ojos de lisa se llenan de lágrimas nuevamente y permanece quieta en su lugar, sin mirar a Jennie—. Al cabo de un rato, no notas lo tan solitario que estás en realidad—sorbe su nariz, tratando de no llorar—, pero entonces...—sonríe y cierra los ojos—alguien viene también—voltea a mirarlo—, alguien como tú—jennie trata de no dejarse llevar por las palabras de esta víbora, pues, todo lo que ha dicho es para manipularlo, porque sabe lo débil que es ella—. Aunque ella no lo sepa aún—las lágrimas de lisa ya se hacen presentes en sus mejillas—, y de repente, comienzas a pensar, puede que no tenga que ser de esta manera, puede que no tengas que estar solo, y entonces sueltas la soga, porque esta persona no va a dejarte caer, ella va a atraparte, y lo sabes—susurra refiriéndose a ella, el labio inferior de ella tirita y se lo muerde—. Al menos eso es lo que tú te mantienes diciéndote a ti mismo—ella espera alguna respuesta de Jennie, pero no la obtiene.

Jennie se levanta del suelo luego de un suspiro y se cuelga la mochila antes de caminar hacia la puerta. Entonces lisa la frena al hablar:

—No regreses—le dice entre sollozos y se cubre la boca al ahogarse con su propio llanto—. Si eso es todo lo que yo soy para ti, si soy sólo una mascota, entonces no vuelvas por mi—ella la mira sobre su hombro sin decir nada—. No regreses a por mi.

(...)

Luego de pensar, y re pensar, decide hacerlo, decide darle la supuesta prueba de amor que lisa quiere. Al cabo de unas horas, regresa al sótano y se posiciona frente a ella.

—Si hago esto por ti, ¿entonces creerás que te amo?—Lisa asiente y se sienta. Jennie se sienta en el suelo y toma aire—Esto está mal.

—Jen, tú me amas—ella voltea a mirar mientras respira agitadamente a causa de los nervios—. No hay nada más correcto que eso—la queda mirando hasta que pone la mano en el suelo y alza el cuchillo dispuesto a cortarse uno de los dedos. Y lo hace, se deshace de su dedo anular, con todo el dolor del alma—. Estás en la recta final—le susurra mientras observa fijamente lo que hace.

Rápidamente agarra el cuchllo cuando Jennie lo suelta, se lo coloca en su propia garganta y lo mira fijamente.

—Abre la puerta—Jennie deja de quejarse y abre los ojos al mirarla.

—¿Qué estás haciendo?

—¡Abre la maldita puerta!—aprieta el cuchillo en su garganta, causando que este haga un pequeño corte en su piel. Sin más nada que decir o poder hacer, Jennie le abre la jaula y ella sale con lentitud sin dejar de mirarla, y al estirar sus piernas,  trata de no caer.

—Lili...—camina hacia ella manteniendo el ritmo, lento, y deja una mano en su camiseta cuando ella se choca la pared y ya no puede alejarse más—¿Qué estás haciendo?

—Sh—lleva un dedo a sus labios antes de juntarlos con los de ella en un lento beso—. Te creo—susurra sobre estos antes de alejarse. 

Jen se queja ante su dolor en su inexistente dedo y se humedece los labios.

—¿De verdad?—asiente y lleva una mano a su cara para acariciarla—Te quiero.

—Me salvaste, Jennie, por supuesto que te amo—vuelve a besarlo, haciendo que Jennie viaje ida y vuelta al espacio. Cuando ella se aleja, vuelve a mirarlo fijamente—. Pero sabes lo que significa—luego de dichas palabras, corta la garganta de Jennie para después alejarse y quedárselo viendo, voltea cuando escucha la puerta abrirse, y le sonríe a Rose la cual se mantiene apoyada al marco de esta.

—No me d-dejes, lili—esta vuelve a observarla mientras se desangra en el suelo.

𝚖𝚊𝚜𝚌𝚘𝚝𝚊(Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora