Parte X

48 10 2
                                    

Lester observa detenidamente a Iria, que se le resbalan lágrimas por las mejillas y se siente realmente impotente por no poder hacer nada por evitarlo, o no saber cómo.

―Es diferente, Iria―comienza a hablar tras varios segundos de trance mientras Iria vuelve a subir los escalones, dándose cuenta de lo seria que es esta situación cuando Lester le ha llamado por su nombre a la primera―yo no estoy enamorado de ella, pero sí de ti―Iria suelta una carcajada sarcástica sin querer frenar el ritmo de sus pasos y aumentándolo de nuevo.

―¿Por qué te casas?―decide preguntarle, con curiosidad por tantas contradicciones y con el temor de lo que pueda sufrir su madre.

―¿Qué son los símbolos?―le contesta con otra pregunta, Iria frena en seco y se gira, estando a tres escalones de Lester, observa el lado del escalón donde hay alguna figura geométrica o letras en griego.

―Las preguntas no se responden con preguntas, ¿siendo periodista no lo sabes?―Lester esboza una sonrisa y agarra a Iria por el brazo y le obliga a sentarse junto a él en un escalón.

―A la de tres contestamos...

―Creo que nuestras respuestas serán demasiado largas para hacer eso ―responde soltándose del agarre de Lester, sintiendo un frío inexplicable por ese acto y levanta la mirada para observar a Lester, tragando en seco.

No puedo ser fría con tanta calentura, joder.

Lester quiere aprovechar su silencio para intervenir, pero Iria lo interrumpe justo en ese instante volviendo a tomar la palabra.

―Lester, yo no quiero sufrir con problemas sin solución y tú no mereces descubrir una magia que nunca podrías practicar―afirma fríamente levantádose y volviendo a subir las escaleras, Lester ni siquiera levanta la mirada y se conforma con quedarse quieto.

Una parte de Iria quiere que la siga, pero otra sabe que es lo mejor.

Para Lester.

Para su madre.

¿Para ella?

♡♡♡

Iria aparca delante de la casa de su madre pero no se atreve a bajar, ya es el día en el que tendrá que compartir velada con Lester y, sorprendiéndola, con Tobías.

Después de la discusión en el cumpleaños de su madre, no esperaba que Tobías quisiese ir, pero tras enterarse de lo de Lester no le extrañaría que fuera, aunque solo fuese para ponerle a ella en contra de su madre y enterarse del marujeo.

Golpea el volante con fuerza, maldiciendo el momento en el que su madre trajo al mundo a alguien como Tobías. No le hacía gracia que después de haberse puesto del lado de su padre que maltrataba a Lurdes, volviese al hogar como un santo y agradecido por su madre, no le hacía ni le hace gracia.

Pero claro, con la quiebra de la empresa de su padre y su suicidio que lo dejó sin herencia ya nada le sorprendía.

Sale del coche respirando hondo, una suave brisa gélida la golpea ayudándole a despertar de sus pensamientos, camina hasta la puerta y toca el timbre paciente, sin estar la pizca de nerviosa.

Desde luego, es un poco rara  y pensar en eso no hace más que recordarle a Lester.

Flashback

―Eres un poco rara―menciona él oliendo su pelo, Iria niega sin ni siquiera abir los ojos.

―No soy rara, soy especial...

―Sí, eres especial, porque nadie, absolutamente nadie, sube tantos escalones a lo tonto...―Iria comienza a moverse incómoda, sin querer hablar del tema, quiere replicar pero Lester le interrumpe con una sonrisa estrechándole más en el sofá―eres tan rara que no puedo dejar de pensar en ti, tan misteriosa que me causa intriga y tan guapa que en mi campo de visión solo existes tú. Eres una condenada maldición, Inés.

―Es Iria, Leonardo―se gira para ver la cara descolocada de Lester, sin parar a pensar en la declaración que acababa de realizar el chico.

―Lester―corrige él rodando los ojos.

―No sienta bien que te cambien el nombre, ¿verdad?―inquiere ella con una sonrisa, levantándose del sofá y poniéndose la ropa interior, tenía que volver a darse una ducha porque la cera de la vela de la mesita del salón, se les cayó encima por mover la mesa en pleno acto sexual.

―No, pero puedes llamarme como quieras, siempre y cuando yo sea el receptor de tu mensaje―Iria sonríe de lado y camina hasta la ducha, Lester decide dejarle la invitación y una de las cajas de comida china antes de marcharse.

Fin del flashback

―¡Abre! ¡es mi hija!―escucha los gritos de su madre y pocos segundos después la puerta se abre mostrando una figura que le deja totalmente aturdida, se había mentalizado para la situación pero tenerlo allí, frente a ella, es totalmente diferente.

Lester, vestido con una camisa azul y por encima un jersey de lana fina con cuello en pico y unos pantalones de traje, no puede evitar quedarse estático al ver a Iria frente a él, quien estática también por verle vestido con algo que nunca lo imaginaría.

―Cristian, ella es Iria, mi hija.

―Encantada―saluda ella con una sonrisa falsa dándole a Lester dos besos, Lester le devuelve los besos todavía sorprendido por la situación.

Caminan todos hacia el comedor, donde Tobías ya se encuentra sentado con una sonrisa, aparentando ser el hijo ejemplar e Iria, como siempre, no puede evitar desviar la mirada al cuchillo de untar mantequilla, deseando ser un personaje literario que pudiera matar a su hermano, sin temor por las consecuencias, pensando en las múltiples soluciones del escritor.

Se sienta al lado de su hermano y en frente Lester, al lado de él su madre con una resplandeciente sonrisa, la única verdadera de todas las apariencias que muestran el resto.

―¿Por qué estás tan callada, hija?―pregunta Lurdes con una sonrisa sirviendo ensalada, Iria bebe un trago de vino y se relame los labios, quitando la vista de Lester para volverla a su madre―¿tan guapo es mi novio?―pregunta con orgullo acariciando los hombros del castaño, quien se tensa de pronto.

―Es que me suena muchísimo... ―admite mirando de reojo a su hermano, quien come mostrando normalidad, cuando en realidad se muere de ganas por ver volar los cuchillos.

―Soy presentador, en Televen. Presento Secretos a voces―Iria asiente, agradeciendo la ayuda de Lester para dar pie a sus próximas palabras.

Lanza un par de miradas furtivas antes de tragar el tomate y volver a abrir la boca para hablar.

Quizás debería haber esperado al postre, o quizás nunca debería de hacerlo.

No obstante, ella se prometió una cosa antes de ir allí y las promesas están para cumplirse, ¿no?

•♡•♡•♡•

Huelo a bomba...y vosotrxs?

Las promesas están para cumplirse, ¿no?

La magia de las escalerasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora