Parte III

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Iria se despide con dos besos de su madre y se marcha, ya son las once de la noche y hace bastante frío ya que están en otoño.

Se mete al coche helada y prende la calefacción, no podía negar que era una chica friolera.

Arranca el coche y va conduciendo por la ciudad pensando en todo. Su madre está con un hombre que tan solo le lleva a ella misma dos años, ¿es lo suficiente maduro como para estar con su madre? Suspira recordando el asqueroso comportamiento de su hermano, cada vez más insufrible para ella.

Siempre recogía la posibilidad de hacer las paces con él, pero siempre acababa con ellas por culpa de su actitud. Si de los errores se aprende, ¿por qué él sigue siendo así?

Va a abandonar a su madre otra vez, lo sabe y le duele por ella. Apreta el volante con fuerza para descargar la ira y abre la puerta del garage.

Baja del coche con un portazo y cierra el coche con el mando a distancia mientras se conduce a la puerta de las escaleras.

Suspira pensando en que tiene que subir tantas plantas, ríe recordando a Lester esa misma tarde, quejándose por tener que subir solo dos plantas, cuando ella sube normalmente nueve si está en el garage.

Hay un gran motivo por el que ella no sube nunca en ascensor, pero eso solo lo sabe ella y esas escaleras.

Pasa por el segundo y se plantea la idea de petarle a Lester. Su impulso le gana la batalla y decide abrir la puerta del rellano y tocarle el timbre, pero nadie lo hace.

Frunce los labios, pensando en que un chico como él estaría de fiesta o con una mujer, al fin y al cabo es un viernes para todos.

Con pesadez vuelve a las escaleras y sigue subiendo, frena en seco al ver a Lester sentado en las escaleras del tercer piso. Vestido en chándal y despeinado, de una manera despreocupada que le queda genial.

―¡Joder! Siempre acabo perdiendo ―Iria ríe al escucharle gritar a su propio móvil y Lester levanta la mirada sorprendido y avergonzado ―ehh...¿hola?―Iria mueve la mano a modo de saludo y Lester se levanta con una sonrisa―ignora este último momento―pide entredientes e Iria ríe negando.

―Se quedará siempre grabado en mi memoria―afirma y Lester rueda los ojos guardando el móvil en su bolsillo ―¿qué haces en las escaleras del tercero?―cuestiona ella curiosa.

―Esperarte―Iria eleva ambas cejas sorprendida pero no dice nada―subí hasta el octavo por las escaleras...¡casi muero!―Iria se lleva una mano a la boca para controlar inútilmente su risa―no estabas así que bajé en ascensor hasta el tercero esperando a que tarde o temprano subieras estas escaleras.

Iria sonríe, reconociendo para sí misma el acto tan tierno que había hecho su, ahora, vecino favorito.

―¿Quieres subir a mi casa?―le pregunta Iria, feliz de saber que Lester está en ese momento con ella y no con cualquier otra.

Sí, le afecta. Hace unos minutos se sentía triste y un tanto decepcionada por no poder ver a Lester en su apartamento, pero el hecho de que la estuviera esperando a ella le había quitado la tristeza reemplazándola por una agradable sensación de alegría y la esperanza de que ella también le gustara.

¿Había sido un flechazo?

No, ella no está enamorada de él, y está más que segura de que él tampoco está enamorado de ella. Simplemente le parece un chico atractivo a la vista, o al menos eso quiere creer.

―¿Tiene que ser por las escaleras?―cuestiona él con un puchero moviendo el anillo de su dedo anular izquierdo, acto que a Iria se le pasa desapercibido.

―Claro...si no quieres acompañarme lo entenderé...―comienza a subir las escaleras lenta y sensualmente, esperando que él acabe accediendo, escucha como Lester resopla y la alcanza, sonríe con superioridad y Lester vuelve a rodar los ojos.

―No entiendo tu necesidad de bajar y subir tantas plantas cada vez que sales de casa―Iria se tensa y Lester apoya la cabeza en la suya aprovechando que son de la misma altura―tienes la cabeza blandita gracias a los rizos―Iria niega con la cabeza mordiéndose un carrillo, Lester levanta la cabeza de la suya y decide rodear sus hombros con un brazo.

―¡Quita el brazo que pesas!―exclama Iria y Lester niega.

―No. Quiero saber el verdadero motivo por el que...―frena obligando a Iria a hacer lo mismo y señala una parte de la pared entre las escaleras del quinto y el cuarto―¿qué cojones...?

Suelta a Iria frunciendo el ceño y se agacha para acariciar la pared, que tiene una especie de mensaje grabado con un brillo que reluce gracias a la luz de las bombillas, Iria se muerde el labio inferior y le obliga a levantarse.

―¿Has escrito tú esto?―pregunta, acaricia la pared inentando leer lo que pone y relaja su expresión al ver que de repente ya no está, ¿acaso era una ilusión óptica?

―¿Qué dices? Ahí no hay nada, supongo que estás cansado...―niega Iria, aunque en el fondo sabe que sí hay algo en la pared entre el quinto y el cuarto.

Pero no solo hay algo allí, todos los escalones a partir del sexto también son diferentes, no puede dejar que Lester descubra "la magia de las escaleras", al menos no puede hacerlo aún.

―Estoy cansado, pero todavía quedan tres plantas―afirma Lester cuando llegan al quinto, Iria vacila pensando en qué debe hacer ahora, no puede dejarlo subir hasta el octavo, pero tampoco puede subir en el ascensor.

―Si quieres, puedes subir tú en ascensor...―propone Iria y Lester niega.

―Dije que te acompañaría y lo haré ―Iria suspira mentalmente ante la cabezonería del chico.

Por el momento, ambos comienzan a subir las escaleras que se dirigen hacia el sexto, Iria también cada vez más nerviosa. Preocupada por si el castaño de su lado se da cuenta de todo lo que esconden las escaleras.

Por muy extraño que parezca, absolutamente nadie sube o baja las escaleras desde el sexto, ni siquera las limpiadoras limpian las escaleras, aunque tampoco hace falta ya que ellas mismas se encargan de estar relucientes.

Llegan al sexto e Iria comienza a temblar, mirando de reojo a Lester, justo cuando van a subir el primer escalón en dirección al séptimo se va la luz e Iria suelta el aire contenido, agradeciendo al universo esa pequeña ayuda.

―¿No hay luces de emergencia?―cuestiona él confundido al ver todo en la penumbra, a excepción de la ventana que hay a un lado de las escaleras, permitiéndoles a ambos verse.

―Las quitaron, pensando que nunca harían falta...―Lester asiente y coge en brazos a Iria mientras sube los escalones a ciegas―¿qué haces?―pregunta divertida temiendo que en cualquier momento ambos caigan por las escaleras por culpa de Lester, aún sabiendo que ellas lo impedirían.

―¿No es obvio?―pregunta, está haciendo un gran esfuerzo y le sorprende a sí mismo el hecho de poder llevar a Iria por las escaleras, solo quedan dos plantas pero para ser él son demasiadas―te llevo en brazos para que no te mates―Iria suelta una carcajada sonora y Lester sonríe por inercio sin darse cuenta.

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Yo y los momentos tiernos vamos siempre de la mano jeje

Los primeros caps son bastante tranquilos para q conozcáis un poco a cada personaje, luego ya viene drama del fuerte

La magia de las escalerasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora