2010
—¡Eres una buena para nada!— Mi madre me grita para luego empujarme.
Sollozo cuando caigo de golpe al suelo raspandome mis rodillas.—¡Que carajo pasa!— Mi padre frunce el ceño con asco al ver mis rodillas ensangrentadas.
—¡Tu hija no sabe hacer nada bien!.
—¡¿Ahora si es mi hija?! ¡No me vengas con estupideces! ¡Tu quisiste tenerla!.
Corro hacia mi habitación mientras escucho los gritos que se dan mis padres. Cuando llegó a mi baño. Tomo una toallas húmedas y me limpio mis heridas. Mamá jamás me había tocado.
Tan sólo me gritaba. Pero nunca me había lastimado. Cubro mis oídos para evitar escuchar los gritos que cada vez se escuchan más fuertes.Me acerco hasta mi ventana aún tapandome los oídos con mis manos. Miro el cielo y me transportó a otro lugar. Uno en donde no hay gritos. En donde puedo jugar y reír sin miedo a que me callen.
Deseo quedarme ahí. Pero que se no podrá. Porque sólo es mi imaginación.
Y nunca será una realidad.
15 de julio, 2020
Tomo un sorbo de mi café mientras me río suavemente al ver a mi niño corretear a Paleta. Su pequeña cachorra.
Son las seis de la tarde y por mi edificio empezar a notarse el atardecer. Una de las cosas que más me gustan.
Alan se carcajea cuando Paleta le lame la cara. Sonrió con felicidad al observar lo bonito que es mi hijo.
Termino de firmar unos documentos y me levanto captando la atención de Alan. Sus ojitos azules como los míos me miran con una inocencia que anhelo siempre conserve.
—Ven bebé, vamos con Hanna.
—Si mami.
Tomo su mano entre la mía y salgo de mi oficina, hacia la de Hanna. Ella me abre al verme.—En que le puedo ayudar Señorita—Le sonrió a Hanna ante su amabilidad.
—Vijila un momento a mi hijo, necesito ir a hacer unas diligencias.
—Podria hacerlas por su usted si quiere— Aprieto mis labios para no reírme. No me estoy burlando, pero a veces me da risa la manera en la que todos me tratan. Como si fuera un presidente o algún famoso.
Bueno pues apareces en todas las noticias creo que si cuenta Alexa.
Casi quiero rodar mis ojos ante mis pensamientos, así que sólo niego y le doy una sonrisa de tranquilidad a Hanna.
—Me encargaré personalmente, por favor cuidalo.
—Si señorita— Asiento y me despido de mi bebé con un beso lanzado. Mi bebé me sonríe y parpadea varias veces juguetón. Río suavemente ante su coquetería.
Camino por el pasillo inspeccionando que todo esté en orden.
Una vez al mes, me tomó el tiempo suficiente para ver que todo esté correcto.Varios me dan una asentamiento de respeto cuando me ven caminar.
Mis tacones resuenan mientras continuó hacia el piso uno.
El ascensor en donde me encuentro, necesita unas reparaciones por lo que me encargo con mi celular de decirle a Ivan el intendente que llame a Diego, el electricista.Al salir mis ojos azules inspeccionan cada parte del piso.. Con curiosidad me acerco hacia un grupo de hombres, tres exactamente, los cuales están recargados en el pequeño lugar donde se prepara café.
Mentalmente me digo que mis empleados merecen una cafetería y una hora más de comida.
Alzó una ceja cuando alcanzó a escuchar mi nombre. Unos de los hombres es castaño, otro es rubio y el otro es un poco de ambos. Posee unos ojos verdes los cuales se me hacen conocidos.
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EMPOWERED
Teen FictionAlexandra Rose tuvo un pasado triste. Paso hambre, Sufrió mucho dolor Y la soledad se mantuvo con ella durante años. Hasta que se convirtió en un mamá Ahora ella es una empresaria, reconocida mundialmente y tiene un pequeño de 8 años. Maximiliano...