Siete

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27 de Junio, 2023.

Alexandra Rose

Lo primero que hago al pisar mi edificio en verificar que todo este en orden. Hace una semana he iniciado con algunos cambios, están haciendo este lugar un poco mas grande de lo que ya es y más cómodo para mis empleados. Le doy un asentimiento a la señorita nueva de recepción que me entrega con rapidez un par de sobre blancos, comunicándome que los han dejado para mi. Le doy las gracias y me dirijo hacia el elevador. Ladeo la cabeza mirándome por las pared metálicas, verificando que mi vestimenta este en orden. Unos jeans negros ajustados, una blusa rosa sencilla y claro mi blazer negro encima.

Hago un puchero examinando mi labial en ellos. Luego sonrió. Estoy preciosa.

Hubo un tiempo en donde yo no me quería, me sentía mal con cada ropa que tenia y esa inseguridad estaba latiendo ahí. Nunca pude ponerme aquel vestido azul que tanto me gustaba cuando me gradué de la secundaria, aparte de que tenia a cierta persona recordándome día y noche que era fea y estúpida. Que no valía nada.

A veces las palabras pueden doler más que los golpes físicos y esas palabras puedes recordarlas siempre, el resto de tu vida. Por eso es mejor pensar antes de decir algo que realmente no sientes. Las puertas del elevador se abren, y justo en que doy dos pasos para salir choco contra un cuerpo.

Alzo la mirada encontrándome con unos ojos azules, los cuales son capaces de dejarme sin respiración y por lo que yo no me había dado cuenta. Hasta ahora.

- Maximiliano, buen día. - El emboza una sonrisa encantadora. Sus ojos se achican un poco al sonreír. Relamo mis labios sintiendo un cosquilleo en esa parte la cual tiene telarañas.

-Alexandra, que alegría verla.

Le doy un asentamiento, el no puede verme a los ojos puesto que traigo unos lentes puestos. Dándome cuenta de lo cercanos que estamos doy un paso hacia atrás para mantener mi espacio personal. El sonríe aun mas.

Estoy nerviosa, pero por alguna razón no lo demuestro.

Dios, creo que estoy sudando.

-¿Me esperaba?- Pregunto mientras retomo mi camino hacia mi oficina.

- Pensé que no vendría. Es algo tarde.

Me giro y alzo una ceja mirándolo, creí que esta era mi empresa y podía entrar cuando yo quisiera, muerdo mi lengua para no lanzarle algún comentario sarcástico.

- Pues aquí estoy, adelante. Hola Hannah.

- Buen día Alex.

- Te espero en mi oficina.

- De acuerdo- Ella me sonríe, abro la puerta de mi oficina, escuchando claramente los pasos de Maximiliano detrás. Escucho la puerta cerrarse mientras dejo mi bolso en mi escritorio y me quito el blazer. Lo miro de reojo y veo que me estaba mirando.

Voy hacia la esquina de mi escritorio y aprieto un botón, enseguida las luces se prenden y una cortina transparente se desliza fuera de mi enorme ventanal. Tomo asiento y me giro para hacer lo que habitualmente hago.

Mirar el cielo.

No me tomo el tiempo que quisiera porque no estoy sola, así que suspiro y me doy vuelta acomándome en mi escritorio.

Le sonrió cuando lo cacho mirándome, el me devuelve la sonrisa.

Que raros somos.

-Bueno Maximiliano, soy toda oído

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