Capítulo 38 | Logan

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-Logan-

No puedo respirar. No puedo pensar con claridad. Todo a mí alrededor pasa como un borrón indescifrable y me muevo por inercia.

Estoy en la habitación del hotel donde me hospedo, y guardo mis cosas frenéticamente. Lucas se encuentra en la recepción para hacer el pago pertinente y poder marcharnos sin problema alguno.

No sé cómo es que llegué hasta aquí. Soy vagamente consciente de que corrí fuera del centro comercial y tomé un taxi, pero no sé en qué momento Lucas me alcanzó. No sé si subió conmigo o si tomó un taxi para ir detrás de mí. ¿Honestamente?, ahora mismo, no me importa.

Lo único que quiero en este momento, es volver a Nueva York. Lo único que deseo es ver a Hannah. Lo único que quiero es que todo esto sea una pesadilla…

Tomo mi teléfono de la mesa de noche y lanzo el cargador a la maleta. Miro la pantalla del aparato y mi corazón da un vuelco en el momento en el que veo el número de llamadas perdidas.

Echo un vistazo rápido a la lista, para descubrir que tengo seis llamadas perdidas de un número desconocido, diez de Josh, once de Dave y veinticuatro de Steph. Hay doce mensajes en mi bandeja de entrada y tres mensajes en el buzón de voz.

Me apresuro a leer los textos. Absolutamente todos son de Dave y Steph, pero ninguno dice nada acerca de Hannah. Sólo dicen cosas como: “¡Responde!”, “¡Logan, es importante!, ¡Responde ahora!”, “¡Contesta el maldito teléfono!”

Me siento más enfermo que nunca. La angustia se apodera de mi sistema y no puedo evitar sentirme como el más grande de los idiotas. Debí cargar mi teléfono. Debí llamar a Hannah cuando la sensación enfermiza se apoderó de mi sistema. Debí quedarme en Nueva York con ella. Debí…

—Logan —la voz de Lucas inunda mis oídos. Me giro sobre mis talones para encararlo, y noto la cautela en su expresión—. El pago está hecho. ¿Estás listo para marcharnos?

—Si —mi voz suena inestable, pero no me importa aparentar serenidad. Estoy asustado hasta la mierda. Jamás había estado tan preocupado en mi vida—. Vámonos.

Echo la maleta sobre mi hombro y nos encaminamos fuera del hotel. Tomamos un taxi en dirección al aeropuerto, y mi hermano hace llamadas telefónicas a diestra y siniestra.

Soy vagamente consciente de las palabras tranquilizadoras que Lucas pronuncia, pero yo no puedo hacer otra cosa que no sea pensar en Hannah. La incertidumbre y la angustia apenas me dejan respirar. No saber qué demonios sucedió está matándome. La impotencia y la desesperación no me han dejado tranquilo ni un solo momento.

— Logan —Lucas, me saca de mi ensimismamiento—, estamos aquí.

La bilis sube a mi garganta, y me apresuro a bajar del auto después de lanzar un billete en dirección al conductor del taxi.

Tomo mi maleta de la cajuela y me echo a andar al interior del aeropuerto. Me precipito hasta uno de los mostradores de venta y pregunto por los próximos vuelos a Nueva York.

—El próximo vuelo a Nueva York donde hay boletos disponibles, sale dentro de dos horas —dice la vendedora.

— ¡¿Dentro de dos horas?! —La ansiedad y el coraje tiñen el tono de mi voz—, ¡no puedo esperar dos malditas horas!

—Logan, relájate —Lucas habla a mis espaldas—. No ganas nada alterándote.

Save Me | Logan LermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora