Capítulo 3 | Logan

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-Logan-

Estoy sentado afuera de la oficina del decano del campus. Es el primer día de clases y ya me mandaron llamar de la dirección. No estoy seguro de qué es lo que hice, no recuerdo haber iniciado una pelea durante las últimas horas. De cualquier modo, no me importa qué es lo que van a decirme.

La secretaria asoma la cara por la puerta y me regala una sonrisa amable antes de decir—: Pasa. El decano te espera.

Le regalo una sonrisa fingida y me pongo de pie para abrirme paso dentro de la oficina. El hombre de cabello entrecano delante de mí, me estudia mientras me siento de forma desgarbada delante de él.

—Ponte cómodo —ironiza, pero le regalo mi sonrisa más descarada.

— ¿Qué necesita? —digo. No quiero perder más tiempo aquí.

Se toma un momento antes de sentarse al borde del escritorio y comenzar a hablar—: Necesito hablar contigo.

Me encojo de hombros. —Estoy aquí. Hable.

—El semestre pasado fuimos muy… pacientes, contigo —dice—. Sin embargo, no podemos permitir que sigas haciendo en ésta escuela tu santa voluntad. Quiero que quede en el entendido que, si te metes en una pelea, quedarás expulsado de la Universidad automáticamente. No me importa si te provocan; lo digo en serio, Lerman.

Mi mandíbula se aprieta, pero reprimo el impulso que tengo de espetarle que me importa una mierda la jodida universidad. En su lugar, le sostengo la mirada y espero unos instantes para tranquilizarme antes de hablar—: ¿Es todo?

Clava sus ojos en mí unos instantes antes de asentir. Me pongo de pie lo más rápido que puedo y salgo de la habitación dando un portazo.

Me abro paso por los pasillos atestados de gente, y soy capaz de sentir las miradas furtivas que algunas personas me dedican. Mis puños están apretados con fuerza y sé que estoy a punto de perder el control. Últimamente me altero con más facilidad. El viejo sólo lanzó una advertencia y yo estoy a punto de estallar. ¿Qué está mal conmigo?...

Mi teléfono vibra en el bolsillo trasero de mis vaqueros y lo tomo para mirar. El ícono de un mensaje de texto brilla en la pantalla, así que desbloqueo el aparato y leo:

“Tengo algo que contarte.”

Mi ceño se frunce cuando veo que Steph lo ha enviado. Nos hemos vuelto más cercanos desde el accidente, pero no me siento cómodo a su alrededor. Verla es recordar a Colton. No hay día que no deseé haber tomado su lugar. Era yo quien merecía morir en ese accidente, no él. Colton no merecía algo como lo que le pasó.

Un nudo se instala en la boca de mi estómago, pero me obligo a responder:

“¿Qué sucede?”

Responde cuando estoy entrando al aula en la que tengo clase:

“Por aquí no puedo decirte. ¿Almorzamos juntos?”

No quiero almorzar con ella. La última vez que lo hicimos, fue horrible. Lloró todo el tiempo y no pude hacer nada para que parara. Odio ver cómo se desmorona y no poder hacer nada para evitarlo.

“No puedo. ¿No puedes sólo escribirlo y ya?” tecleo. Cuando no recibo respuesta alguna, guardo mi teléfono.

El resto del día pasa lento y tedioso. Lucas ha intentado llamarme varias veces, pero estoy más interesado en ver televisión que en escuchar lo que tiene que decirme. Me ha dado el mismo discurso una y otra vez, y no estoy dispuesto a tolerarlo de nuevo.

Save Me | Logan LermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora