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DÍA 5 - ᗷEᔕOᔕ
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花見
—El Hanami es la tradición japonesa de observar la belleza de las flores, pero por lo general se asocia esta palabra al período en que florecen los cerezos y en el que los japoneses acuden en masa a parques y jardines a contemplar sus flores. De finales de febrero a principios de mayo, los cerezos...
Ace dio un trago a su lata de refresco.
—¿Puedes dejar de leer la Wikipedia, sabiondo? —bromeó el moreno. Marco guardó su teléfono.
—Tendría que habérmelo aprendido de memoria para impresionarte.
—Quizá sí. —Sonrió mientras tomaba otro bocadillo.
Hacer un pícnic bajo los cerezos había sido una buena idea. Un clásico para parejas. Además, aquel día, soplaba una brisa agradable que mecía los pétalos en el aire.
—Esto está riquísimo —dijo Ace con la boca llena.
—¿En serio? Pues el pan estaba caducado. —Marco le dio un trago a su lata. Ace dejó de masticar—. Es broma —le dijo en voz baja. El moreno puso los ojos en blanco y siguió comiendo.
—Ja, ja —dijo sarcásticamente. Mientras comía, notó que algo le tocaba la mejilla.
—Oh, ¡no te muevas! —Lo alarmó el rubio—. Tienes un pétalo de cerezo en la mejilla. —Se acercó y se lo quitó.
—Qué susto, por tu reacción pensé que era una abeja o algo —se quejó el pecoso. Marco rio.
—Hubiera sido peor que una abeja si te lo hubieras quitado tú. —Tras decir esas palabras, le dio un beso en donde había tocado el pétalo.
—¿Y eso? —preguntó con curiosidad.
—Cuenta la leyenda que es buena suerte que te caiga un pétalo de cerezo encima. Pero, además, si tu persona amada besa el lugar donde cayó el pétalo, se dice que la relación será próspera y duradera.
—Guau, ¿en serio? —A Ace se le iluminaron los ojos.
—No, me lo acabo de inventar —contestó sin inmutarse.
—... Vale. —Ace intentó aguantarse la risa, fingiendo estar enfadado. ¿Por qué su novio no podía parar de hacer estas bromas? ¿Y por qué él siempre mordía el anzuelo? Suspiró.
Ahora es cuando Ace tuvo una idea. Empezó a recoger pétalos del suelo. Marco se terminó su segundo bocadillo y lo miró extrañado.
—¿Qué haces?
Ace tenía un puñado de pétalos en la mano.
—Ahora es mi turno. —Los tiró al aire encima de Marco, dejándolo cubierto de pétalos de cerezo. Soltó una risa malévola.
—Oh, no —dijo Marco con una sonrisa.
—Oh, sí —respondió Ace con una sonrisa aún mayor—. ¡ATAQUE HANAMI! —Se lanzó encima del rubio, llenándolo de besos.
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